Got a ticket to the hell and back
Castiel observó las puertas del infierno guardadas
por tres enormes perros deformes y de ojos negros y aprovechando un momento de
distracción se coló. Caminó por
carreteras de piedra caliente bajo un cielo de nubes rojas y gritos que
rezumbaban como el canto de dulces pajaritos… Dean Winchester, el hombre
honrado que derramó sangre en el infierno y quebró el primer sello que
conduciría al apocalipse, era el hombre que debería encontrar.
En todo el tiempo de su existencia había oído hablar
de aquel lugar y de lo terrible que era, de cómo muchos de sus hermanos fueron
capturados y llevados allí por Demonios, pero entrar en el infierno por
voluntad propia era algo que nunca antes había pasado.
Durante una cantidad de tiempo incontable incluso
para él, recorrió lugares y rincones donde el terror y la desesperación era lo
único que existía. Cuerpos mutilados bajo las garras de criaturas ciegas y de
varias lenguas que graznaban y los devoraban.
Una enorme ciudad destruida, fuego perpetuo
alimentándose de las paredes que nunca se deshacían.
Varias mujeres pasaron por él corriendo y dos
demonios las perseguían, bebiendo y riéndose. Uno de ellos agarró a una chica y
la tiró al suelo empezando a violarla justo allí, con su enorme mástil hasta
despedazarla.
El infierno era al fin y al cabo una contradicción
de dolor y placer… que no llegaba a entender. Dos extremos tan terribles como
abrumadores, gritos de dolor y risas de placer…
Cerró los ojos y siguió caminando hasta que se tuvo
que esconder de varios demonios que venían en su dirección patrullando la
carretera demolida. La casa donde se metió estaba oscura y aunque todo ardía
afuera, parecía terriblemente húmeda.
Se tropezó con varias cadenas suspensas del techo y
el olor a sulfuro le produjo nauseas pero entre las lagrimas que se formaban en
sus ojos azules Castiel pudo verle. Llevaba puestos los vaqueros y la camiseta gris,
la misma ropa con la que entrara al submundo.
-He de admitir que me sorprendes cosita…- murmuró la
voz de Dean afilando una daga y lamiendo el hilo para certificarse de que
estaba como lo deseaba.- Mis invitados nunca vienen solos…
-No soy un invitado, me llamo Castiel.- Castiel se
acercó lo suficiente en la oscuridad como para poder ver sus ojos, completamente
negros. – Y he venido a llevarte conmigo.
-Jajajaj… Claro.- Su movimiento fue lo
suficientemente rápido como para empujar a Castiel contra la pared y apretar su
cuello.- ¡Nadie sale de aquí!- acarició la piel blanquecina del cuello del
ángel con la misma daga que había lamido momentos antes. – Démonos prisa hay
otras almas con las que quiero jugar…- Fue cuando Castiel las vio, almas
suspensas de cadenas al otro lado de la habitación… otras sangrando gota a gota
para una vasija vieja… otras torturadas sexualmente con cosas que Castiel nunca
se pudo haber imaginado.
Le empujó y Dean no pudo competir con la fuerza del
ángel que le atrapó contra la mesa de madera rancia llena de utensilios de
tortura, que había en el centro de la sala.
-Te voy a sacar de aquí, pero antes….- y acercó su
rostro a la oreja de Dean, pegando su cuerpo a su espalda- purificaré tu alma…
Dean gruñó cuando sintió sus manos ser atadas tras
su espalda con algo caliente y irrompible.
-Cuando me suelte vas a desear no haberte cruzado
conmigo…- forcejeó pero solo logró que su cabeza fuese empujada más contra la
mesa. – ¿Quien coño te ha mandado? ¿Alastair?
-¡Dios me ha mandado!- Dijo tan solo mientras
sujetaba el cuerpo de Dean sobre la mesa con una mano en su espalda y la otra
desabrochaba la bragueta de su pantalón.
-JAJAJA… ¿Dios te ha mandado para que me folles?
Porque… yo diría que no andáis escasos de putas allá arriba… ¿o es que a ti te
pone el bondage? – le escupió.
Después de dejar caer sus pantalones, metió la mano
y empezó a desabrochar los de Dean.
-Dios no me ha mandado a que te folle… me ha mandado
llenarte de amor… y es lo que voy hacer… llenarte con mi amor…- Tras los
pantalones arrancó un poco de la camiseta en la nuca y los brazos, para exponer
la piel de Dean. La besó con suavidad y el cautivo volvió a protestar como si
cada beso lo marcase a fuego.
Castiel sabía que cuando Dean volviese a la tierra y
su alma estuviese de nuevo en su cuerpo, no recordaría nada… O por lo menos,
eso esperaba. Lo había observado durante toda su vida desde su escondido
rincón, lo había admirado e incluso lo había deseado…
-¿Eso quiere decir que eres un puto ángel?- forcejeó
más contra Castiel y le miró por encima de su hombro. Ojos llenos de asco e
ira. – ¿Dónde estabais cuando me metieron aquí abajo?
Castiel no contestó tan solo se debruzó sobre la
espalda llena de pecas para besar su cuello y lamer el lóbulo de la oreja
mientras sus manos acariciaban la piel blanca de sus nalgas firmes.
Los gritos de las otras almas sufriendo eran
audibles pero Castiel tuvo que ignorarlas por su propia salud mental y
concentrarse en lo que tenía entre manos. Dean… El
mismo Dean que ya no creía en milagros, el Dean destrozado y perdido en la
oscuridad.
-Eres una persona maravillosa Dean…- un beso más
sobre su espalda y sus dedos pasaron a explorar el ano suave y expuesto. – He
venido para salvarte, he oído tus suplicas… tú no quieres esto… quieres
entregarte a mi…
Los ojos de Dean perdieron el color negro
característico de los demonios y dejó de retorcerse.
Castiel acarició su cintura son los dedos, alcanzó
su pene medio erecto y pasó a masturbarlo con suavidad. Quería disfrutarlo, no
era todos los días que un ángel entraba en el infierno y podía hacer el amor
con alguien… ¿cuál era la probabilidad de que eso pasase? ¿Una en un millón de
años? ¿Y cuál la probabilidad de que le tocase a él?
Se arrodilló detrás del cautivo que permaneció
inmóvil para besarle las manos atadas, cada una de las montañas de carne que
tenía delante y después, sin ceremonias, lamió la suave raja y la entrada al
cielo.
Dean gimió, cerró los ojos y separó más las piernas
para darle más acceso al ángel. Castiel
sonrió, a poco y poco Dean aceptaba su salvación. Otro gemido y el ángel volvió
a meter la lengua escurridiza en ese lugar tan íntimo. Lo saboreó, sudor fresco
y olor hombre mezclándose en su saliva como un poderoso afrodisiaco. Tampoco
pudo contener un gemido y alcanzar su entrepierna para acariciarse mientras
seguía su deliciosa labor.
-¡Oh, joder!- murmuró Dean abandonado al placer que
no experimentaba hacia tanto tiempo. Su corazón se disparaba como un caballo de
carrera galopando fuertemente en su pecho.
Castiel tuvo que detenerse al escuchar las gotas de
jugo pre seminal de su cautivo caer al suelo.
Se levantó. Recogió de su pene un poco de su líquido
en el dedo y lo pasó por los labios de Dean antes de metérselo en la boca.
-Oh Dios!- gimió saboreando la textura en su lengua.
Al mismo tiempo Castiel recogió unas gotitas de Dean y las probó también
lamiendo con gusto.
Volvió a debruzarse sobre el más joven que levantó
las caderas y le provocó con un largo gemido.
-Eso es Dean…- Castiel se acomodó entre las piernas
del otro y con la mano se guió hasta la deliciosa y jugosa entrada.
Le penetró lentamente con el maxilar cerrado soltando
un largo quejido al notar cómo le estrecho musculo lo apretaba y lo masajeaba
con espasmos de aceptación. Por momentos creyó haber vuelto al cielo.
Dean puso los ojos en blanco cuando la presión que
abría paso en su interior le tocó fondo. Su saliva escurría de sus labios
abiertos que intentaban abocanar todo el aire que podía.
Fue entonces que Castiel se retiró y vino un vacio y
un dolor más fuerte que cualquier tortura que a la que hubiese sido sometido.
-Cas… Joder…- El ángel volvió a ensartarse y esta
vez profundamente, hasta que su cintura estuviese completamente pegada a la de
Dean para murmurarle a la oreja:
-Vigila como le hablas a un enviado de Dios.- Le
propinó una nalgada antes de empujarse más contra él y arrancar de su garganta
un bufido de frustración. Después y viendo como se retorcía, empezó a moverse
haciendo crujir la madera vieja y podrida de la mesa.
-Ah… ah… oh Dios Cas…- Sacó la lengua y lamió la
mesa.
El pene del ángel embestía contra su próstata, la
acariciaba cuando tan solo hacia movimientos circulares en su interior, lo
dilataba y lo dejaba vulnerable. Castiel apoyó su cabeza contra la espalda de
Dean y le sujetó fuerte por el brazo mientras su ritmo se hacía más y más
fuerte.
Las rodillas de Dean se cerraron cuando la otra mano
de su salvador atacó sin piedad su miembro olvidado.
-Mas fuerte… mas fuerte Cas…- sus manos atadas
buscaron la camisa blanca del otro y tiró de ella. Lo quería más cerca, más
rápido, más duro… y así fue. Con un lametazo en su nuca Dean se corrió gimiendo
y arqueándose, aprisionando en su interior con fuerza al ángel que no pudo
aguantar más y derramó todo su placer.
Ese instante fue mágico, una luz muy fuerte le
atrapó, le encandiló, le quemó el brazo y después… oscuridad.
Dios, soy mala, mandame un angel para que me "llene de amor" *Q* jajaja, Muchas gracias Saito, que tengas un lindo fin de semana, bye<3
ResponderEliminarjajaja *-* yo tambien quiero un angel como Castiel!! Gracias por pasarte!
EliminarYo también quiero un ángel así. Menuda forma de exorcizar al demonio más excitante, jajaja.
ResponderEliminarjaja debieron hacer esto en la serie! *-*
EliminarIntenso... y muy caliente.
ResponderEliminarMadreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee quiero masssssssssss y me a punto ijiji si sobra un Angel me lo pidooooooooooo.
ResponderEliminarijijiji por favor más cuando puedas, esta genial.
Besos Saito
Uh esto era un capitulo unico XD Pero me alegra que te haya gustado!!!
EliminarMuy buena historia,con angeles asi ¿para que ser bueno?. Muchas gracias.
ResponderEliminarjajaja! Gracias linda mia!
EliminarHola Saito. Buenísimooo!! Yo también quiero un lindo angelito así de calienteee, mira que soy muy malaa..... a ver si viene uno para acá y me muestra el buen camino jajaja Miles de besoss
ResponderEliminarajajaja Hola Pilarin! Gracias por leerlo!
EliminarEnhorabuena Saito, madre mía que angelito más caliente, yo quiero uno igual si sobra alguno jajajajajajaj.
ResponderEliminaruuu yo tambien quiero uno *-*
Eliminaryo quiero uno igualito donde se pueden encontrar jijiji un besito
ResponderEliminarJajaja no creo que los vendan en tiendas XD
EliminarMuy buena historia!!! el exorcismo más emocionante que he leido :D
ResponderEliminarjajaja saludos!!
Hola Saito: esta historia me pudo. Castiel con su pinta de desarrapado simpre me tentó. Y me gusta la pareja que hace con Dean. Si este tipo de ritual de purificación del alma se pone de moda creo que me voy a hacer más religiosa. Pero no le exorcises todos los demonios a Dean! me gusta que siga siendo un chico travieso. Besos
ResponderEliminarWow! Mejor exorcismo EVER! Jajajajaja! Me gustó mucho ese fanfic! Es muy caliente!
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