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Secretos
El día se le avecinaba aburrido. La
tranquilidad y la ausencia de John siempre le incitaban a hacer experimentos o
a husmear en las cosas de su compañero. Hoy era uno de esos días.
Era interesante, pensó, del punto de vista
intelectual. John no era un genio, incluso podría decirse que su QI se mantenía
en la media, lo que le intrigaba era su dimensión psicoafectiva. Era importante para él sentirse valorado, un
hombre de rectas normas éticas… eso era lo interesante.
Abrió su portátil sobre sus piernas y lo
encendió. Sonrió al observar como John pensaba que protegiendo su sesión con
una password le impediría de utilizarlo. Tecleó con suavidad la palabra mágica
y voilá, el ordenador abrió el escritorio. Era tan predecible John…
Todo estaba muy bien ordenado en la pantalla,
todo calificado en carpetas y desde luego no había más de las necesarias en el
escritorio. Tan distinto de su ordenador, donde los archivos eran dejados en
cualquier parte y olvidados cuando ya no eran necesarios con el viejo pretexto
que se podrían volver a ser útiles.
Abrió Google Chrome, obviamente John conocía
ya la existencia de los mejores navegadores.
Husmeó por el histórico: John abrió varias
veces el mail, el blog, youtube para mirar… ah sí, cómo se hacían pastelitos de
vainilla y canela, sus favoritos. Sonrió. John era muy dedicado, se preocupaba
mucho por él y eso le había dado varias teorías, desde esa cena en la que trató
de ligar con él en Ángelo, pero aun necesitaba la prueba final.
Allí no había nada útil. Cerró internet. Echó un vistazo por reciclaje pero tampoco
encontró nada incriminatorio.
Entonces llamó su atención un icono pequeño
con una rosa que ponía: Archivos del blog. Allí era donde John guardaba todos
sus comentarios sobre los casos para después anunciarlos en la web. Había
montones de “words”, pocas imágenes. Leyó los títulos con atención. Todo
parecían referentes a casos antiguos salvo uno que se intitulaba: “Oscuro”
La curiosidad recorrió su espina como una
poderosa corriente eléctrica, lo abrió. Frunció el ceño cuando el archivo tenía
una password, de nuevo. ¿Por qué John pondría una password en un archivo de un
caso? No la pondría, obviamente eso no se trataba de un caso… Oscuro… podrían
ser sus pensamientos y deseos…
Tecleó “Deseo” y el archivo se abrió. De
nuevo, qué predecible…
Era muy largo, contaba con más de 200
páginas. Era su diario.
Recorrió la letra times con sus ojos
iluminados por la poca luz de la tela y constató que no era exactamente un
diario convencional. “Cuando llegué a casa estaba acostado en el
sofá, solo llevaba puesta la camiseta y los pantalones del pijama. Estaba
pensativo, nunca se sobre que piensa y
eso le hace muy interesante.” Un poco más abajo: “No puedo apartar mi vista de su cuerpo”, movió el ratón unas
páginas más abajo: “Supongo que nunca
debí preguntarle si tenía novia o novio. Pensó que trataba de ligar con él. Qué
puedo decir en mi defensa si el hombre más perspicaz del mundo cree que estas
tratando de ligar con el… no quiero que se líen las cosas.”
Eso era lo que buscaba. Lo había encontrado,
una confesión de John. ¿Por qué parecía tan equivocado estar leyéndolo? Juntó
sus manos y apoyó la cabeza en ellas como hacía tantas veces cuando pensaba. Él
tampoco deseaba que se liasen las cosas, pero no podía fingir que no lo sabía sobre
todo porque John despertaba en él algo que nunca sintió.
Muchas páginas más abajo:
"No
sé cómo lidiar con los sueños que me persiguen cada noche. Siempre supe que era
heterosexual pero después de conocer a Sherlock mi cabeza se hizo un nudo. Me
excita pensar en él de esa forma, es más, los pensamientos y los sueños me
invaden sin que haga nada. Es la excepción que ha roto tantas reglas por las
que me regia y ahora solo deseo que algún día todo sea distinto."
Sherlock tragó saliva y se desabrochó el
primer botón de su camisa, una talla más pequeña de lo conveniente. Esa especie
de diario habría sido idea de su Psiquiatra, ella le había aconsejado hacer el
blog, en muchos casos escribir ayuda a verbalizar todo lo que nos ocurre, los
pensamientos abstractos para poder racionalizarlos y a encontrar la solución a
lo que nos preocupa. Obviamente John seguía teniendo muchas preocupaciones
puesto que el diario seguía día tras día:
"A
veces cierro los ojos e imagino que mueve sus caderas contra las mías, sus
dedos largos acarician mi pecho. Su rostro mantiene ese semblante de
concentración que solo pone cuando resuelve los enigmas más complicados. Dios,
quiero que me haga gemir, gritar hasta que me arda la garganta. Imagino que no
es un ser asexual y en el fondo me ama y me desea..."
Sherlock suspiró, ¿amor y deseo? John estaba
enamorado. Seguir leyendo lo cambiaria todo. Dónde esperaba encontrar una
debilidad encontró su perdición. Por una vez no sabía que debería hacer.
"Me
gusta pensar que he sido malo, entonces me imagino que sujeta mis manos detrás
de mi espalda mientras me penetra una y otra vez, los chicos malos no se
merecen que vayan despacio en ellos y eso me da más placer que nunca..."
Todo era demasiado explicito en lo que había
leído no hacía falta tener una imaginación muy fértil. No tenía que hacer mucho esfuerzo para
imaginar a John así y eso hizo que su pene diese un bote dentro del pantalón
oscuro. Fue súbito, inesperado.
Deseó continuar leyendo las fantasías de
John. Él no solía perderse en esa clase de cosas, nunca pensaba mucho en
material de carácter sexual, pero eso era distinto. Obviamente que se daba
placer de vez en cuando, cuando su cuerpo le sorprendía con erecciones incomodas
por la mañana.
Aquello era distinto, por primera vez en su
vida se sintió excitado pensando en alguien. Su pene se comprimía casi
dolorosamente contra los pantalones de su traje.
“Quiero fundirme contra su cuerpo, besar sus
labios que solo saben herir y bajar por su cuello blanco para marcarlo justo
sobre ese lunar que acaba con mi cordura. “
¿Cordura? Le pareció que esto también se
esfumaba, por eso algo taladraba contra la base del ordenador. Frunció el ceño
casi en desaprobación pero se decidió y abrió la bragueta y liberarse de esa prisión.
Un gemido salió al mismo tiempo de su
garganta tomándole de sorpresa. Estaba duro, mucho más duro que esas veces en
las que se masturbaba como un autómata en la cama.
Se recostó en el sillón y miró su bajo
vientre con atención, se fijó en su grueso pene ladeado de pulsantes venas
azules, goteaba de cristalino jugo pre orgásmico que resbalaba por la piel de
su miembro en tensión. Lo sujetó con firmeza y lo bombeó como ya había hecho
otras veces. Impulsión las caderas hacía delante imaginando algo tratando de
obtener más contacto.
Había estado tan absorto en sus
descubrimientos, tanto con los deseos de su compañero de piso, como también de
las reacciones de su propio cuerpo, que ni se percato de que John había
regresado del supermercado sujetando una bolsa en la mano.
Su hechizo se rompió cuando la bolsa cayó al
suelo. Sus ojos azules se abrieron de sorpresa y sus labios se separaron en
silencio antes de atraer más el ordenador hacia su vientre y cubrir la
evidencia obvia de lo que hacía.
John se dio la vuelta quedando de espaldas
por educación y recogió la compra del suelo.
-Lo siento Sherlock yo…- tartamudeó.
-No, tienes razón. Este no es el lugar
indicado. Me dejé llevar y…- John frunció el ceño al escuchar las sinceras
disculpas de su compañero, su cerebro rebotó con la absoluta certeza de lo que
había visto: ¿Sherlock masturbándose con su ordenador? Porque ese era su
ordenador, estaba seguro.
Se dio la vuelta de sopetón:
-¿Ese es mi portátil?
-Hmm no.
-¡Lo es! ¿Has estado viendo porno en mi
ordenador?- Protestó si ni siquiera atreverse a acercarse, Sherlock estaba
desnudo debajo de la maquina.
-Yo no veo porno.- Se encogió de hombros.
John iba a volver a protestar y argumentar
que le llenaría el disco duro de virus cuando de pronto las palabras de
Sherlock hicieron sentido: “Yo no veo porno” ¿Entonces qué era eso que le había
excitado de sobremanera? A no ser…
Se sonrojó, sus mejillas se enrojecieron como
si una crisis febril se hubiese apoderado de su cuerpo.
-¿Has estado husmeando en mis cosas? Te lo
advierto Sherlock…- Sherlock se levantó ignorando su erección colgando de sus
pantalones y se dirigió a John empujándolo contra la pared del salón. La bolsa
d la compra volvió a caerle de la mano.
Sintió un impulso, una necesidad casi
animalesca de tenerla entre los brazos, besas esos labios finos y protestones.
¿Era eso a lo que llamaban pasión?
Besó a John tal y como lo había deseado,
forzó su lengua dentro de esa boca, guiado por el deseo de sentir su sabor, de
explorar a John de una forma casi obscena.
Apretó su cuerpo contra ese cuerpo más
pequeño y sintió un bulto frotarse contra su muslo.
-¿Eso es tu móvil, John?...- Bromeó.
-¿Leíste mis cosas?- Volvió a preguntar,
aunque le respuesta era muy obvia.- No debiste hacerlo, ¡estoy muy enfadado!
-¿Esto es enfado?- Sujetó el bulto con la mano
y soltó una risita pícara.
-¡Invadiste mi privacidad!- Trató de mantener
un discurso coherente aunque era un poco difícil sintiendo la mano de sus
deseos acariciar su pene por encima de sus pantalones.
-¿No me digas que ahora no te alegra?- Mordió
su oreja cuando terminó la frase.- Me gustaría invadir un poco mas de tu
privacidad…
-Oh sherl…- Un beso más derribó cualquier
resistencia que planease mantener.
Desde el primer día, desde que sus ojos se
encontraron con los de Sherlock que deseó ser amado por él, usado a su antojo,
ser su objeto de placer. Cuando supo que Sherlock era un ser asexual, sus
deseos no remitieron, el lugar de eso se volvieron mucho más escandalosos, sus
sueños tan dolorosos sexualmente que se despertaba duro y gimiendo por la
intensa presión en sus testículos.
No podía ser virgen. ¿Cómo podía serlo si le
manoseaba de una forma tan experta? Desprendió los últimos botones de su camisa
a cuadros.
-¿Sherlock has hecho esto algunas vez?-
Preguntó, no solo para asegurarse pero también porque sabía que la respuesta le
excitaría como un huracán.
-Acabo de hacerlo varias veces mentalmente
desde que has entrado.- Dijo antes de pasar su lengua suave sobre el cuello de
John.
Después de la camisa se siguieron los
pantalones y los calzoncillos rojos del militar- Se quedaron en sus muslos
justo cuando fue volteado contra la pared y sus piernas separadas por una
rodilla.
-Creo haber comprendido que es lo que te
gusta soldado.- Añadió introducendo su dedo corazón entre los labios de John.
Empujó sus caderas hasta que el otro se quedó completamente pegado a la pared.-
¿Te gustaría frotarte contra la pared mientras me tomo mi tiempo follandote?
John sollozó y echó la cabeza hacía tras apoyándose
en el hombro de su compañero. Movió los dedos de forma rítmica entre esos
labios que no perdieron tiempo en chuparlos. Suspiró, la succión en sus dedos
era deliciosa, transmitiendo pequeños espasmos a su ingle.
John no era virgen, ni mucho menos, en su
lista de pretendientes ya habían constado muchas mujeres y algunos hombres. De
hecho en los últimos meses el deseo de estar con Sherlock le había impulsado a
tener sexo casual con hombres a fin de sustituir sus fantasías.
Pero esto no era una fantasía y el detective
consultor estaba realmente siendo mejor que cualquiera de sus sueños eróticos.
El dedo de Sherlock abandonó sus labios y le
penetró con cuidado, manteniéndole aplastado con su peso. Mojado y fino llegó
muy fondo haciéndole soltar un gemido ahogado.
-Sherlock déjalo…- dijo con un lamento. El
hombre frunció el ceño y se detuvo confundido.- Déjate de juegos y dame lo que
de verdad quiero…
Las palabras de John actuaron como un shock eléctrico
recorriendo cada una de las células nerviosas de su delgado cuerpo. Sus manos
sujetaron las caderas suaves y lentamente trató de hundirse en ese cuerpo. El
rubio reposaba su rostro contra la pared, labios separados, respirando
descontroladamente.
Sherlock cerró los dientes contra la fuerte
necesidad de correrse en ese momento. Era demasiado estimulo para su poca experiencia.
El ano de John presionaba de una forma innata pero casi cruel.
Con un gutural rugido inició los movimientos
de empuje contra el soldado, dilatándolo a cada estocada, obligándolo a
acariciar su propio pene contra la rugosa pared.
Aunque ambos estuviesen dispuestos a hacerlo
durante horas el placer se anticipó a sus deseos y les proyectó sin aviso a un
orgasmo que gimieron juntos.
Sherlock apoyó su cabeza en la pared por
encima de su amante disfrutando de las últimas convulsiones de las paredes
internas de su ano sobre su pene flacido.
-Sherlock,- gimió tratando de recuperar la
compostura en vano. Era imposible recuperarse mientras tuviese al otro allí, presionándose
aun dentro de su cuerpo que empezaba a dejar salir la corrida de Sherlock sin
poder evitarlo. Se sonrojó.
El castaño se separó y cerró la bragueta.
-John yo…- El hombre se dio la vuelta y le
miró.- En realidad no siento haber leído tus documentos secretos.
John sonrió, desnudo, recostado en la pared
sucia de semen.
-¿Te dejo mi cuenta de email?
Hola, Saito!!! Ufff… todavía tengo calor por estas escenas tan hot!!! (XD) Me encanta la mentalidad de Sherlock y las fantasías de John!! Gracias por compartir estos cortos con nosotras/os!! Que tengan un lindo día!!!
ResponderEliminarBesos y abrazos
jajaja Hola Edmarie! Me alegra que os guste el primer relato corto de la tabla, me parece que al final ha valido la pena hacerla!
EliminarUfff, si, estos secretos, qué reveladores han resultado ser. Yo quiero más secretos!!!! Y que se descubran, que se descubran
ResponderEliminarHola Paki! AJajajaja si me parece que a john tampoco le importa ya que sherlock descubra lo que quiera XD
EliminarJajaja estos si que son secretos *¬* ... muchas gracias por compartir este corto con nosotros :D ♥
ResponderEliminarHola Yari! De nada!! Besotes
EliminarMenudos secretitos tenía guardados John, jajajajaj, pero al parecer Sherlock ha sabido sacarle provecho. Me ha gustado mucho y a la espera del siguiente contenido de la tabla, de que se tratará.....
ResponderEliminarGracias por compartir con nosotr@s, que tengas una linda semana.
Besosss
Hola Ross, muchas gracias! Muy pronto me pondre con otro de los cortos que me ha inspirado *-*
EliminarHalaaa, Saito, ha estado genial, me ha gustado mucho. Espero con muchas ganas el siguiente corto. Besosss.
ResponderEliminarHola!! Me parece que ha sido una buena idea lo de la tabla! jijiji
Eliminarohhhh las cosas que se entera por curioso!!!
ResponderEliminarme encantan los pensamientos de Sh. es alucinante cómo esas cosas definen su carácter... me encantó la historia, espero pronto leer la siguiente, Un beso.
Jajaja, que hot!! Me ha gustado mucho la historia, que ganas de leer más cortos!! =)
ResponderEliminarMe encantan los secretos tan calientes... no puedo esperar para las siguientes historias, como todas sean igual voy a terminar en combustión espontanea.
ResponderEliminarBesos
Waw! saito, estuvo genial! No se si es que Benny realmente inspira tus letras o es que el día lluvioso me tiene caliente, pero me transportaste! Excelente! De lo mejor que te he leído (y eso que no conozco la serie, para mi los personajes son extraños). Un muy bioen diez felicitado, sigue así. Besos
ResponderEliminarWOW! Que fanfic demasiadamente caliente! Me encantó mucho!
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