21 de maio de 2013

Harry Potter y el destino inexorable- capitulo décimo sexto



CAPITULO Décimo sexto
LUNA LLENA DE SAN VALENTÍN


E
l sombrío lord acariciaba Nagini  con dedos largos, sintiendo la escamosa y fría piel. La serpiente se retorcía sobre su cuerpo, satisfecha por las caricias. Severus se acercó  y sin ningún temor dijo:

-Amo, la pócima está casi lista, mañana deberá añadirse la sangre de unicornio.

Voldemort le miró no muy interesado, parecía algo perdido en sus pensamientos. Severus sintió un vacío dentro de su  estomago que llegó asustarlo. La mirada de la serpiente pareció clavarse en él, una mirada fija y amarilla de pupilas hendidas.

-Nos ocuparemos de ello. Procura ser puntual, odio que me hagan esperar, como bien sabes…

-Lo sé, amo…

-Bien, ¿entonces a que esperas? Bríndame con una de tus sublimes mamadas.

¿Y qué más podría hacer que no fuese caer de rodillas ante el mago más poderoso del momento y atender a sus pedidos? Ahora ya era demasiado tarde para lamentarse de una decisión que tomó con dieciséis años… ¿Cuánto tiempo pasó de eso? Veinte años de rutinas, de esquemas… veinte años de errores.

Demasiados errores para corregirlos ahora.

Suspiró y acarició el pergamino blanco que tenia entre sus manos. Harry podía ser el único motivo por el que corregiría alguno de esos errores, pero para eso estaría cometiendo otro.

Echaría a perder toda su vida, echaría a perder todo el futuro prometedor del niño por unas noches de lujuria… no quería ser tan insensato pero parecía que Merlín le concedía una oportunidad.

Frunció el ceño, Azkaban sería poco si las personas pudiesen leer su mente… si alguien pudiese ver las cosas que deseaba hacerle… dónde deseaba tocarle…

Estrujó el pergamino, como si con ese gesto lograse limpiar su mente.

San Valentín sería la última noche juntos, decidió con firmeza, después todo cambiaria. ¿Cuántas veces no había pensado ya en meter final a todo? ¿Cuántas veces no pudo?

-Profesor Snape…

-¿Qué desea Señorita Granger?- Giró los ojos con la impaciencia.

-Profesor quería saber si ha corregido ya mi trabajo sobre…

-Señorita Granger, ¿Acaso he dado alguna nota a alguno de sus compañeros?

-Pues no, señor.

-¿Entonces contesta eso a su pregunta?- Añadió Snape mirándola con su impenetrable mirada negra. Granger cerró los dedos sobre los cuadernos resignada. – Vuelva a su pupitre…

La chica se unió a Harry y a Ron en los pupitres del fondo de la mazmorra. En seguida el profesor se levantó y les dio la espalda para empezar a escribir en la pizarra los ingredientes de la siguiente poción.

-Estoy HARTA de ese hombre.

-Como te comprendemos…- murmuró Ron.- ¿Verdad Harry?

-Uf… sí.

-Silencio!- Los ojos de Snape chispearon en su dirección, pero Harry ignoró la advertencia y se dedicó a sacar de su mochila los utensilios necesarios.

“?Qué harás este San Valentín?” decía un pergamino que voló hasta sus manos. Era la minúscula letra de Ron.

Cenar con Severus” contestó.

-¿De qué habláis? ¿Es que ya empezáis con las notitas? Dame eso!- La chica interceptó descaradamente el pergamino,

-Hermione devuélveme eso. – murmuró el pelirrojo en tono áspero.

-¿Por qué? ¿No puedo leerlo?

-No.- Contestó Harry casi en pánico.

-Sois unos estúpidos…- dijo la chica ahora ya deseosa de leer lo que ponía. Harry contuvo un estremecimiento al verla leer. Cogió su puñal y una raíz de jengibre y empezó a cortarla dentro del caldero.

-¿Qué es esto?- Harry no reaccionó.- ¿Por qué no podía leerlo?- Dijo con serenidad cogiendo también sus raíces.- Vuestro humor está un poco siniestro últimamente…

-…bueno…

-¿O no era una broma?- Añadió.

-Pues no, no es una broma Hermione.- Admitió Harry por fin.

La muchacha casi derribó su botella con bilis de murciélago antes de lanzarle a Harry una mirada de extrema preocupación.

-¿Qué quieres decir?

-¿No te parece obvio? Harry y esa cosa pegajosa son novios.- Murmuró Ron desde su pupitre.

-¿Y tú ya lo sabías?

-¡Baja el tono de voz!- Intervino Harry.

-Me parece que la celebridad y sus fieles amigos están deseando reducir el marcador de puntos de los Gryffindor.- Amenazó Snape, sin molestarse en mirar atrás.

-Eso es imposible, Snape no te trataría así si fueseis novios…- murmuró.

-Te equivocas, esa es la excusa perfecta para tratarme así, nadie puede saberlo.

-Qué horror Harry, ¿por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué se lo contaste a Ron? ¿No confías en mí?

-No es eso… tenía miedo de lo que pensases….- Seguían los susurros. Un grito más de Snape hizo acabar con la conversación ahora al rojo vivo.

-Cinco puntos menos para Gryffindor y si sigo oyendo algo más que pilones estrujando escarabajos, puñales cortando raíces o el barullo de pociones  hirviendo dejaré a los Gryffindor con puntos negativos durante tres generaciones. ¿Está claro?- Harry le devolvió la mirada, decidido a no parpadear ni a hacer un aire culpable.

Ron pareció ser el más furioso, batió con el pilón con tanta fuerza que hizo una mella en la madera del pupitre antes de añadir:

-¿Y si oye puñales clavándose en su cuello y el barullo de la sangre cayendo al suelo, creéis que hay diferencia?... Lo siento Harry.

-Tranquilo Ron, tengo la misma opinión… a veces Severus es odioso.

-Hola, ¿no pensáis contestarme?- Hermione parecía ofendida por haber sido ignorada casi aposta.

-Pues ya te lo dije Hermione, tenía miedo de tu reacción. No sé que más decirte…

-Yo si se que decir!- Les sorprendió una vez más el profesor- Empezáis a cansarme. Estáis castigados los tres! Granger al final de la clase se presentará a la profesora Mcgonagal, Weasley, usted cumplirá castigo con el señor Filtch, y usted Potter…- Sus ojos brillaron- mañana en mi despacho después de clase. Y menos diez puntos, aparte de que no pienso volver a mandaros callar. La prójima vez… - apuntó hacia la puerta de la mazmorra- saldréis de aquí volando con un “Wingardium Leviosa”!- Se giró de talones y volvió a la silla justo delante de la clase.

-jajaja… Wingardium….

-Ron! Contente un poco… imbécil!- ladró Hermione.

-Oye, ¿vienes conmigo a Hogsmead mañana?

-¿Mañana?

-Sí, tengo un regalo para ti.

*

Los alumnos más viejos estaban completamente locos con la idea de la llegada del día de San Valentín… bueno, más las chicas que los chicos. Para los menos enamoradizos solo era una visita más a Hogsmead.

-¿Qué tal estoy?- preguntó Ron que se había puesto una camisa a cuadros y un jersey a juego.

-Muy atractivo, la tienes en el bote…- Se burló Harry arreglándole un poco más los botones del cuello.

-Uf… ¿y tú?

-¿Yo? Mmm voy a estar muy triste y solo cumpliendo mi castigo con Snape…. Después me lo cuentas todo.

-Vale, entonces me voy antes de que me arrepienta. ¿Quieres que te traiga algo de Hogsmead?

-Pues no, gracias. Oye y no seas rudo o te mandará al guano.

-Me mandará al guano de todos modos…- Dijo recogiendo su capa y atándola sobre los hombros.

Harry se quedó sentado sobre la cama. Esperaría un rato a que todos se marchasen y solo entonces se prepararía para su fabulosa noche de San Valentín. Su rostro se ruborizó.

Podía oír los enloquecidos gritos y chillidos de los jóvenes que bajaban las escaleras buscando sus respectivas parejas.

Cuando el silencio se instaló decidió que era el momento perfecto y se levantó ajustando la camisa de su uniforme. Después enderezó la corbata y por fin se sacudió los pantalones.

La perspectiva de una cena perfecta le hizo temblar las rodillas antes de pasar sin llamar a los aposentos del mayor.

-¿Severus?- Suspiró. Una vez más el nerviosismo le hizo morder el labio inferior.

La chimenea estaba encendida al igual que el candelabro de la esquina opuesta.

-Te estaba esperando…- Snape tenía esa deliciosa mala costumbre de siempre sorprenderle. Harry vio un bulto que salía de la habitación. Aún con la ausencia de luz Snape pudo ver las sonrojadas mejillas del chico.

Harry tendió su brazo para coger la mano de su profesor y sonrió cuando fue correspondido.

-Estas precioso…- dijo con voz ronca apretando los finos dedos entre los suyos.

-Estoy igual a siempre…

-Porque siempre eres precioso….- sonrió una vez más.

-Mmm, me parece que intentas escaquearte de tu castigo.- se acercó un poco más.

-Puedo cumplirlo después de la cena…

-No creo, después de la cena me apetece un buen postre.- Sujetó con fuerza la mano más pequeña  y le arrastró hacía el baño.

Severus disponía de un baño tan amplio, aunque no tan grande como el de los perfectos. Igualmente tenía una bañera de mármol que ahora estaba llena de agua con espuma multicolor que brillaba con las luces de los varios candelabros. Harry sonrió al ver pequeños pétalos de rosa roja en el agua.

-Oh!- estaba realmente maravillado, Severus había tenido un delicioso detalle. Se derritió al verle tomar la iniciativa una vez.

-Pensé que te gustaría un baño antes de la cena…

-Es perfecto, claro que me gusta!- abrazó su cintura.

El agua estaba deliciosa, con una temperatura muy agradable. Chapuzó un poco mientras veía a Snape meterse. El mayor se recostó y Harry se acomodó con naturalidad junto a él siendo rodeado con cariño por unos brazos que empezaron acariciarle la espalda suavemente.

-No puedo creer que por fin estoy de nuevo entre tus brazos. Desearía que este momento fuese eterno.- Severus bajó la cabeza para oler su cabello. Cerró los ojos y apretó su mejilla contra los suaves cabellos negros.

-El instante es eterno, Harry… - El chico cerró los ojos también y empezó a besarle el pecho con disimulada ansiedad.

-Te amo…- murmuró entre cada beso- Dime que también me amas…

-Harry…- Su nombre salió con un suspiro. Sujetó entre sus dedos la barbilla del joven para obligarlo a levantar la cabeza.- No sé si es amor. Pero sé que nunca antes he sentido esto…

Ambos contuvieron la respiración al ver brillar el deseo en sus respectivas miradas. Severus tomó la mano de Harry y se hundió en sus labios rojos en un apasionado beso.

-… hmmm házmelo aquí…

-Jaja, vaya que impaciente está el Sr. Potter por recibir su castigo!

-No, no es eso, es que te necesito!- reclamó.

-Después de la cena, ahora podríamos disfrutar de la mutua compañía, ¿no?- supo que Severus tendría algo planeado.

-Está bien, entonces abrázame así.- Se rodeó con los largos brazos y descansó su cabeza en el pecho del hombre que se dedicó a acariciar sus caderas y a besar su nuca.

Cuando salieron del baño Dobby había preparado el escritorio de Snape para que pudiesen cenar. Los libros y los pergaminos habían desaparecido, no había cuencos de tinta ni plumas. Miró con satisfacción para la toalla blanca de lino que cubría la superficie donde brillaban los cubiertos de plata. Justo en el centro, una vela encendida.

-Qué bonito… ¿Qué es eso que huele tan bien?

-La cena, ternera a la parmegiana.- dijo señalando a una de las bandejas.- ¿No te gusta?

-Sí, si me gusta.

-Venga, siéntate. ¿Quieres que te sirva?

-Por favor…

La cena transcurría en silencio, Harry le vio tomar un sorbo de vino que Dobby había traído para la ocasión.

-Estas muy callado…

-¿Te parece raro?

-Bueno, no. Me he acostumbrado a tu silencio, pero esperaba un dialogo en lugar de mi habitual monologo.- Snape tomó otro sorbito de vino y siguió con la comida.

-¿De qué quieres hablar?

-No sé. Peleamos mucho, hacemos el amor, pero casi nunca hablamos así….- buscó la mano del hombre sobre la mesa.

El mayor esperó unos segundos antes de decir:

-No soy un hombre muy romántico como ya te lo he dicho. No esperes algo de mí que no pueda darte.- Le advirtió.

-Yo no quiero que me des nada que no me puedas dar… que no me hayas dado ya… - sonrió pícaro.- Pero hablando de dar algo… lo siento.

-¿De qué estás hablando?- dijo algo desconcertado posando los cubiertos en el plato.

-Pues, quería regalarte algo hoy, tú has preparado todo esto. Hoy es un día especial… pero no tuve como comprarte nada…

-No importa.- Le sonrió.- ¿No piensas cenar?

-Ah sí…- sonrió también antes de empezar a comer.

-¿Seguro que te gusta?

-Sí, me gusta, tranquilo. Lo que más me gusta es el detalle del zumo de calabaza para mí…

-Ah, ya sabes que los alumnos no pueden tomar vino. – Declaró placidamente.

-Qué morro, pero si pueden follar con profesores…- reclamó.

-No, eso tampoco es permitido. Pero como eres la celebridad he decidido abrirte una excepción y follarte por las noches.- Dijo recuperando su antiguo humor negro.

Harry decidió ignorar el comentario, estaba demasiado feliz para empezar una estúpida pelea. Posó los cubiertos.

-¿Has terminado?- Escuchó decir.

-Sí.

-Y como ninguna cena está terminada sin un postre, tienes que levantar el culito y coger eso a tu derecha, porque no tengo mi varita a mano.- sonrió una vez más. Harry le devolvió la sonrisa. Severus estaba distinto esa noche, Estaba amable, risueño, estaba saboreando los momentos… como si fuese la última vez.

-Severus… me gusta cuando sonríes así, ¿estás feliz?

-¿Y tú?

-¿Yo? Ajaja, soy la persona más feliz del mundo ahora… cómo si no existiese nada más aparte de nosotros… si no existiese nada más…. Si no existiesen las normas y los demás horrores que han conducido nuestras vidas…- Su mirada verde se nublo de tristeza.

-Bueno, si no existiesen los demás horrores nunca hubiésemos llegado a este punto… Sé que te gusta el “pastel selva negra” así que Dobby se ha encargado de hacerlo como postre.

-¿Sí? Mmm si es el bollo que siempre me manda la Sra. Weasley por mi cumple… ¿Cómo sabias que era mi favorito?

-Tengo una bola de cristal…

-Uf, esto es un cuento de hadas!!

-Ajaja, casi. Hay magia pero no hay hadas por aquí…- sonrió una vez más. Snape parecía más humano, menos austero, más guapo. Su pelo recogido en coleta le hacía incluso parecer más joven.

Harry trajo la tarta para la mesa, tenía un aspecto delicioso, toda cubierta de nata y chocolate.

-Siempre quise hacer una cosa, y creo que esta es la mejor oportunidad que voy a tener…- Sin ceremonias se sentó en las rodillas de Severus y cortó un  trozo de pastel.- Abre la boquita…

-Estas como una cabra!- exclamó el profesor un poco sonrojado.

-Vengaa, déjame alimentarte! – Acabó cediendo. Abrió un poco la boca y Harry depositó sobre su lengua el cuadradito de pastel de chocolate con nata y cereza. Se derretía en su boca con mucha suavidad.

Antes de que el chico cogiese otro trozo el mayor le sujetó las manos y le besó la boca con infinita pasión.

-Mmm… es deliciosa.- Jadeó Harry, aun que Severus no supo si hablaba de la tarta o de su boca.- Ahora dame tu un trocito…- pidió como un niño.

El hombre cortó un poco y se la metió en la boca ignorándole con cierta picardía en la mirada. Entonces cuando Harry parecía marcado pela decepción Severus le dio tarta de sus propios labios.

-Oye... no se si debería decir esto, pero…- arqueó la espalda y separó las piernas exponiendo algunas partes de su cuerpo por la abertura del albornoz.- me están entrando muchas ganas…

Piernas fuertes y delgadas abiertas, pecho liso y suave allí al alcance de sus manos, Severus contuvo un temblor.

-¿Si? ¿Quieres que te folle, pequeño malcriado?

-mmm… no he deseado otra cosa desde que he llegado…- Le gustaba la sinceridad de Harry, era brutal y obscena, pero le gustaba.

Sus dedos se metieron por el albornoz del chico buscando los pequeños pezones y cuando encontró uno de ellos lo pellizcó  con fuerza suficiente para arrancarle un gemido. Con la otra mano le sujetó del pelo y tiró de el obligándole a un beso más. Aun  que eso no sería necesario, Harry estaba completamente loco por sus labios y el sabor de su saliva.

La mano bajó por su pecho sintiendo la piel suave y tersa de su vientre hasta tocar el tierno miembro que definitivamente se irguió. Lo apretó y lo bombeó con frenesí entre sus dedos mientras su boca cálida seguía besando el cuello y los hombros medio desnudos del chico que se chupaba un dedo con gula.

Harry era tan erótico.

-Hagamos otra cosa…- Severus lo levantó y lo llevó en brazos hacía la habitación.

El chico se sorprendió cuando Severus le arrancó el albornoz y le ató las manos con el cinturón a la parte superior de una de las columnas de su cama.

Era definitivamente delicioso ver a Harry arqueado con los brazos sobre la cabeza de rodillas sobre la cama. Su pene se erguía sin pudor ni vergüenza  entre las piernas.

-Deja de mirarme así.- se sonrojó.

-El caso es que me gusta mirarte así, indefenso…- acarició la curva de su cintura con una mano y con la otra le sostuvo, mientras su boca  capturaba y devoraba   uno de sus pezones. La mano que hacía caricias en su cintura bajó y separándole más las piernas acarició los testículos del joven, un poco más, los dedos buscando más hasta dar con la ambicionada y estrecha entrada al cuerpo de Harry.

Estaba en un estado de descontrol total, lo único en que podía pensar era que quería sus dedos dentro de su cuerpo, con fuerza. Echó la cabeza hacia atrás  cuando Severus presionó ese punto entre los testículos y el ano.

-Severus…- Balbució arqueándose como un gato, haciendo fuerza en sus muñecas firmemente atadas. – Suéltame… tócame… oh Merlín, follame.

-Estás muy ansioso…- retiró la mano y acarició el pequeño agujero en la punta de su pene solo para torturarle un poco más. Harry protestó balaceando la cintura.

Entonces Snape se quitó el albornoz revelando también su cuerpo y su mástil totalmente erecto lo que le pareció a Harry un oasis en pleno desierto. El hombre lo bombeó preparándose, lo apretó hasta ver salir de él y concentrarse en la punta unas gotitas blanquecinas. Los ojos de Harry eran atraídos hacía allí como que por un “Imperius”.

Gimió fuerte cuando Severus le besó y se posicionó entre sus rodillas.

Con un rugido Harry sintió venir el momento glorioso. Las paredes de su cuerpo estrujaron el grueso miembro que tocó fondo en su interior. Movió las caderas ignorando que Snape estaba a punto de desvanecerse de placer.

-Hmm… a que esperas, follame!- Gruñó el chico agarrándose fuerte al cinturón que le prendía las manos. Envolvió la cintura de Snape con las piernas y empezó a besarle. 

Tras la primera ola de inigualable placer el mayor se recuperó y se abalanzó sobre su víctima empezando a moverse, entrando y saliendo de él con energía. Harry se mordió el labio para no gritar.

-Suéltame los brazos… me duele…- pidió con un gemido y Snape atendió a su pedido levantándole preso a su cintura para desatar el nudo en la cima de la columna.

Ese movimiento fue simplemente sublime, se sintió penetrado hasta no caber más. Con la gravedad empujándole hacía bajo y la fuerza de Snape elevándose.

Cayeron sobre la cama y el ritmo fuerte volvió a empezar. El hombre se movía contra su dilatada entrada metiendo y  sacando de ella su pene hinchado y resbaladizo.

-Oh, eres apretado Harry… eres caliente… eres mío… mío…- murmuró apretando con ambas manos las caderas del joven.

-Merlín, te amo… cuanto te amo…- repitió seguro de que ya lo había dicho centenas de veces. Entonces Harry se corrió retorciéndose bajo las manos de su amante.

Severus perdió la razón, le enloqueció ver el semen de Harry correr por su vientre y alcanzó el clímax con un brutal estremecimiento.

Harry sintió el caliente amor de Snape llenarle en interior.

-Abrázame, quédate junto a mi por favor…- suspiró Harry cubriendo a ambos con las sábanas.


Han pasado meses desde que estamos durmiendo juntos pero hoy ha sido la última noche.” Todos los días intentaba ser duro, cruel, pero el chico era un completo Gryffindor, siempre insistiendo y Snape cedía… lo que no es en absoluto una cualidad Slytherin.

El dolor de alejarse de Harry era profundo e intenso, como si estuviese perdiendo una parte de su ser.

Sentado en la cama al lado del chico adormecido posó su mirada sobre la curva se su culo cubierto por la sábana. Era un bonito culito y la elegante curva era una tentación para la palma de su mano que cerró en un puño antes de apartar la mirada. Suspiró y se levantó despacio.

El cuento de hadas había llegado a su fin.

*

Abrió un ojo luchando contra la pereza y el cuerpo sobado. Severus se había levantado y se vestía de espaldas hacia la cama. Se vestía demasiado rápido… parecía querer salir… ¿a hurtadillas?

Cerró los ojos cuando el mago se dio la vuelta en un movimiento brusco buscando sus botas al lado de la cama. Fingió seguir durmiendo.

Tras los pasos se Snape solo quedó el silencio y entonces tuvo la certeza de que estaba solo. Se levantó también de un salto. Apartó las sábanas de su cuerpo y corrió al cajón del escritorio de Snape. El mapa, su mapa seguía doblado.

-Juro solemnemente que no planeo nada de bueno…- murmuró y el mapa le reveló una vez más el castillo de Hogwarts.

No fue difícil localizar a Snape caminando por el pasillo. Se dirigía al exterior. Frunció el ceño.

“?Qué se le habrá perdido…?”

Buscó los pantalones sin perder de vista a su profesor y al ver que se encaminaba a la floresta prohibida cerró la bragueta de sus pantalones con rapidez suficiente para haber podido causar una catástrofe.

Algo extraño empezaba a ocurrir, su cicatriz quemó como si un trozo de hierro en fuego le tocase la frente.

-…Voldemort…- Se calzó los zapatos, cogió la camisa y la varita antes de salir corriendo.




7 comentários :

  1. Me encantaaaaa :)
    Que romanticooo nos salio Snapee yo quiero uno como elll... T.T jajjaja Besosss

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  2. Ay, Ay, que ahí va Harry directo al peligro, es que el amor no le permite ver en que se mete. Muy buen capitulo, muchas gracias.

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    1. jajaja creo que eso nos pasa a todos Ilnag -.- siempre estamos un poco ciegos cuando nos enamoramos. besos

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  3. Que intriga!!!!!!!! Estaba deseando que llegara San Valtin y ahora estoy deseando saber como va a acabar su San Valntin. Jejejejeje. Este capitulo me ha encantado,tiene de todo y la escena del cinturon..ufff me ha subido la temperatura!!jejeje.
    Saitooooooooo,no tardes en ponernos otro capi pronto.
    Besos. Guada

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    1. Hola Guadaa! me alegra que te gustase la escena esa, es muy sexy *-*
      sigo poniendo a diario! espero que no te pierdas detalle XD

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  4. Anda, pues me ha gustado Snape en este capítulo, ha sido agradable y todo, jajaja. Y menuda cena más romántica le ha preparado, qué pena que vaya a ser la última. Besoss.

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    1. Pero si Snape es agradable y todo, cuando se lo proponee! No seas así! Besoss

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