12 de março de 2014

Despues del fin- capitulo 7
















Capitulo 7


Habla Richard


La consciencia volvió a mi por instantes, sentí cada nervio de mi cuerpo responder a mis órdenes. Mover un dedo, mover la mano, esta lentamente obedeció a mi pedido. Mis sentidos se despertaban, se encargaban de informarme de lo que ocurría a mi alrededor. Todo estaba silencioso como si me hubiese sumergido en un océano negro y tranquilo.


Abrí los ojos y entonces me di cuenta de que no me hallaba inmerso en un océano y si en un acuario. Yo estaba desnudo, varios catéteres habían sido colocados en mi cuerpo y por ellos fluyan varios líquidos que mi cerebro no pudo identificar.


Me agité, el pánico me subía por el pecho y entonces separé los labios tratando de pedir ayuda pero ningún sonido salió de ellos. Mi boca estaba cubierta con una máscara que me aportaba oxigeno. No la quité, comprendí que la necesitaba hasta lograr salir de allí. Pegué mi mano al cristal e intenté empujarlo. Lo golpeé con la poca fuerza que tenia agitando el líquido y los cables a mí alrededor.


Un hombre se acercó, vestía un traje blanco de laboratorio. Aquello era un laboratorio, comprendí por fin dónde estaba.


Ese hombre miró unos folios que tenía en la mano ignorando mis pedidos de ayuda. Pulsó algunos botones en un ordenador justo delante del cristal de mi acuario.


De nuevo la tranquilidad me invadió, el sueño se hizo más fuerte que yo. Cerré los ojos y la última imagen que mi cerebro invocó fue la de Benedict sonriendo y poniéndose unas botas de snowboard.


Mis oídos captaron el sonido de voces. No comprendí inmediatamente lo que ocurría puesto que todavía sentía mi cuerpo muy pesado y distante. Me sentía extrañamente alejado de todo lo que me rodeaba y muy solo.


De pronto, bajo mi tórax sentí una horrible sensación de frio que hizo contorcerme y moverme de forma a escapar de ese frio casi abrasador.


Abrí los ojos y lo primero que vi fue una luz intensa, una mujer con la cara cubierta por una máscara y sujetando un bisturí.


-¿Pero que hacéis? Dadle más anestesia, no puedo hacer nada mientras se retuerza como un renacuajo.


Mi mente se convirtió en un montón de pensamientos sin sentido que corrían desordenados buscando alguna lógica. Toda esa actividad en mi cabeza apenas duró un milésimo de segundo, supe que debería luchar contra la incapacidad de moverme si quería salvar mi vida.


-Inyecta contraste…- escuché decir.


-Todavía esta consciente.- No tuve dificultad en observar los movimientos de las personas presentes en la sala.


-Da igual, hazlo.


El dolor que se siguió me recorrió como un choque eléctrico tan intenso que volví a perder el conocimiento. Soñé. Estoy seguro de que era un sueño…


Todo parecía tranquilo, sin epidemias, sin dolor. Las personas seguían sus vidas y yo podía observar el jardinero cortar el césped desde la ventana de la habitación. Suspiré rodeado de una sensación de felicidad.


Detrás de mí, mi cama, nuestra cama. Abierta con las sabanas desordenadas, ropa caída en el suelo. Sonreí con la dulce recordación de la noche anterior. Bajé las escaleras, de mármol frío y blanco hasta la cocina.


Empujé la puerta, ya podía escuchar el silbido de una cacerola y el olor de pollo en el horno. Los ventanales iluminaban toda la cocina de madera castaña oscura y el cabello bermejo de mi novio. Me sonrió pelando zanahorias y colocándolas en una taza de cristal multicolor.


-Buenos días.- Sentí sus labios sobre los míos, tan reales como lo fuera el dolor en mi tórax.- Te despertaste muy tarde hoy.


-Lo siento…- le abracé. Aun sujeto entre sus brazos sentí mucho su falta, echaba de menos el confort de cuerpo y el alivio de sus besos.


La puerta de la cocina se abrió y una mujer entró. La miré sin reconocerla en un principio, llevaba un sombrero y un cesto en los brazos. Cuando por fin se quitó el sombrero la vi, preciosa como siempre había sido, mi madre.


-Mama…


-Llegaron ayer, ¿no te acuerdas?- la fuerte voz de Benedict despertó en mi interior la lucidez, la coherencia, despertó una pequeña parte de mi cerebro que me dijo que todo eso era un sueño, que mis padres estaban muertos y que Benedict estaba muy lejos de mi. Yo estaba solo.


No sé con certeza cuanto tiempo estuve allí, a merced de los científicos, inconsciente mientras experimentaban con mi cuerpo pero la siguiente vez que mis ojos se abrieron Benedict estaba a mi lado.


-Lo siento…- Sus labios se apoyaban contra mi frente. Sentí el frio del suelo contra mi piel desnuda y húmeda.


Él estaba allí, mi corazón se llenó de alivio y un enorme peso salió de mi pecho. Al final me había encontrado y me había salvado.


Por instantes aún dudé de que fuese real, de que su presencia no fuese más que el terrible deseo de escapar. Pero el dolor me trajo de vuelta a la realidad, en sueños el dolor no era tan angustiante.


-Hay que quitarte todo esto.- sus voz sonó preocupada, afligida, sus manos temblorosas tantearon el local de inserción de los catéteres en mi yugular y los removió de un tirón. Presionó por un instante el local que sangraba.


Después sentí como quitaba la máscara que cubría mi boca. Tiró de ella y con ese gesto las sondas endotraqueal y gastrica empezaron a exteriorizarse. Me convulsioné, mis manos trataron de ayudarle a arrancar los objetos del interior de mi cuerpo.


Con la primera bocanada de aire me sofoqué, la tos me obligo a curvarme sobre mi mismo cortándome sin querer en los cristales del acuario roto.


-Richard!- Benedict me elevó en brazos hasta la camilla más cercana y me dejó sobre ella.- Presiona aquí.- dijo refiriéndose al local de donde arrancó la aguja en mi cuello.


Respiré con dificultad tratando de comprender lo que había ocurrido en el laboratorio. Ese lugar blanco y limpio que recordaba de las veces que me había despertado, estaba ahora parcialmente a oscuras salvo por algunos destellos de luces en cortocircuito.


En esos destellos de luz azul pude discernir el material roto, la sangre en el suelo.


-¿Qué ha pasado?- Quise preguntar pero las palabras salieron casi imperceptibles. Tragué y acaricié mi cuello. Había estado demasiado tiempo sin hablar.


Benedict cogió una bata y me envolvió en ella.


-Voy a sacarte de aquí.


-Benedict, hay que irse.- Una mujer armada entró en el laboratorio acompañada de dos Amorfos.- Hemos detectado un sistema en el bunker. Al forzar la entrada se ha accionado un sistema de alarma a los demás búnkeres de la zona. Dentro de poco tiempo los tendremos aquí.


Fruncí el ceño y traté de incorporarme pero mis piernas no colaboraron haciéndome resbalar hacia el suelo de nuevo.


-Tranquilo, estas muy débil.- Ben me alzó en sus brazos.- No hay tiempo.


Apoyé mi cabeza en su hombro y escondí mi rostro en la curva de su cuello durante todo el camino.


El campamento a donde me llevaron se encontraba en el subterráneo de un antiguo aparcamiento. Benedict parecía bastante familiarizado con la zona puesto que no se detuvo por ningún momento, me llevo directamente a lo que me pareció ser una habitación improvisada.


Me sentó sobre la cama y me cubrió con unas mantas. Me hablo pero no fui consciente de lo que me decía. Sentía muy poca fuerza para contestarle o ni siquiera ponerle atención.


Mi estado emocional era el de una persona deshecha, rota y con miedo. Miedo era lo que ahora subía por mis miembros helados. Miedo ante la fragilidad de mi cuerpo y la incertidumbre de los propósitos de mis captores.


Mis oídos parecían captar los sonidos que me rodeaban pero sonaban en mi cabeza como ecos muy lejanos, como si permaneciese sumergido en el agua.


La mano de Benedict toco la mía despertándome de mis pensamientos.


-Lo siento- sus dedos entrelazaron los míos. Pestañee sintiendo una irritación en los ojos. Lloraba sin percatarme de ello. ¿Sería el dolor tan grande que mi cuerpo reaccionaba sin comunicármelo? ¿O tan solo me habían dañado de tal modo que no sabía identificar mis reacciones? -No volveré a dejarte solo.


-No eras mi niñera Ben.- dije en un murmullo desesperado e irritado conmigo mismo por no haber sabido defenderme cuando la ocasión lo requirió.- Hiciste lo que tenias que hacer. Ya no importa.


-Lo siento, pero tienes razón ahora ya estamos juntos, ya estas aquí.


Me tranquilice. En aquel momento deseaba iniciar una pelea, tirarle la culpa, pero Ben acepto mis desahogos y se alegro por tenerme devuelta. El remolino de sensaciones y emociones en mí interior me acosaron de estúpido y patético.


-Acuéstate un rato.- se hizo a un lado y me empujó despacio manteniendo mi cuerpo bien envuelto en las mantas.- Ahora tienes que descansar para reponerte.


Su mano acaricio mi cabello. No tenía ni idea de mi aspecto pero a juzgar por su preocupación, deduje que no sería muy bueno.


Pude escuchar los ruidos anodinos que provenían desde el otro lado de las paredes de cemento desnudo que formaban la habitación. Suspire.


-¿Cuánto tiempo he estado allí?


-Cinco días.- Contesto sin tapujos. Se sentó a mi lado en la cama.- ¿Te duele algo? ¿Te sientes enfermo?- sus ojos azules escudriñaron mi rostro tratando de identificar alguna queja.


- Solo estoy cansado.


-Duerme un rato.- Sujeté su mano con fuerza impidiéndole de alejarse demasiado. El me sonrió y asintió acostándose detrás de mí con sus brazos protegiéndome.- Estas personas han estado trabajando para seguir adelante, como nosotros. Han reunido mucha tecnología y tienen a un doctor… o quizás era estudiante de medicina... será mejor que te echen vistazo.


-Estoy arto que me echen vistazos.- proteste.


-Lo sé.- beso mi frente- pero quizás sea mejor si sabemos que todo está bien, ¿no?- me encogí de hombros.- Me han dicho que han recuperado muchos de los suyos, supongo que tendrá mucho trabajo pero no les importará hacerte un reconocimiento.


Sus palabras despertaron imágenes en mi cabeza, imágenes que no sabía ordenar o explicar y que se me presentaban simplemente horribles. Tenía presente el ruido de pasos acercándose a mí en esa blanca habitación, tan iluminada que todo parecía resplandecer y cegarme. Recordé la imagen de un cuerpo echado sobre una marquesa, abierto desde la ingle hasta la rodilla exponiendo las varias camadas de tejido adiposo y musculo con sus fascias blanquecinas colgando. Recordé unas manos metidas en sus guantes ensangrentados removiendo en el interior de la herida con unas pinzas hasta arrancar una vena de cuajo. Recordé sangre corriendo hasta el suelo.


Gemí, aun siendo enfermero durante anos no resistí a mover mi mano y tantear la piel de mi muslo. Respire profundamente al notar que no había indicios de que nadie hubiese practicado ninguna intervención en mí.


-Todo está bien ahora.- me dijo depositando un beso sobre mi cabello.






Cuando desperté la cama a mi lado estaba vacía. Benedict no estaba en la habitación y yo decidí que me encontraba lo suficientemente fuerte como para levantarme y salir de la habitación. Me di cuenta que alguna de mi fuerza había regresado pero todavía sentía mi corazón disparado en mi pecho al mínimo esfuerzo.


No encontré nada que pudiese vestir así que recogí la bata de laboratorio sucia de sangre en la que me había envuelto Ben. Empujé la cortina y salí al pasillo.


Las paredes de cemento y piedra estaban sucias y en algunos sitios cubiertas con placas de metal para impedir que se desmoronasen. Mis pies caminaron descalzos sobre el suelo de arena y cascajo, trozos de madera y varios despojos de la construcción del local.


Me apoyé en las paredes pasando cerca de las habitaciones de otras personas. Podía verlas y escucharlas puesto que no tenían puertas, la mayoría tan solo cubría la entrada con alguna cortina o trozo de tejido que hubiese encontrado. Todos me ignoraron y yo continué por el pasillo hasta llegar a una especie de comedor común con mesas y sillas traídas de varios lugares. Aquel había sido el centro del aparcamiento, pensé, todavía se podían discernir las marcas en el suelo de las plazas de los coches.


Al fondo vislumbré una barra con un escaparate donde guardaban comida. Al principio pensé que eran imaginaciones mías pero realmente tenían luz eléctrica y esos escaparates brillosos eran arcas frigoríficas.


-Richard.- Ben se sorprendió al verme.


-Tienen luz…- murmuré atónito.


-Sí. Han recuperado tecnología, han arreglado cosas que estaban inutilizadas, no han lanzado ataques de pulso electromagnéticos[1], así que supuestamente con un poco energía todo puede volver a funcionar.- Le miré estupefacto, de repente Benedict me pareció muchísimo más inteligente de lo que jamás había supuesto. Quizás aquel fuese el lugar perfecto para él, parecía feliz.- Vamos, deberías sentarte, te traeré algo de comer. Tienes de comer.


Me sentí dislocado, todo aquello era tan irreal, aquella aurea de felicidad tan frágil como un vaso de cristal. Hizo que me preguntase si no estaría soñando de nuevo preso en mi acuario.


Quizás todo estaba normal, era yo el que estaba alterado. Mis sensaciones eran producto de un cuerpo transgredido y una mente silenciada con drogas.


Ya había presenciado, sufrido tantas cosas que en aquel momento casi me pareció inadmisible no poder ultrapasar este trauma físico y emocional con el simple hecho de racionalizar los acontecimientos.


Por lo menos había algo ético en mi caso, no se habían producido experimentos sin sedar a la cobaya. O por lo menos eso pensaba. Puse los ojos en blanco ante mis mismas divagaciones.


¿Disculpar a los captores era un indicio de síndrome de Estocolmo?


-Come un poco.- Benedict se sentó a mi lado y me tendió un plato de puré. Suspiré y me eché hacia tras en la silla alejándome del plato. El fuerte olor a la comida caliente me produjo nauseas al mismo instante.


-¿Cómo hemos acabado aquí?- Quise saber en lugar de probar lo que me acababa de poner delante.


-Se ofrecieron para ayudarme.


-¿Así por las buenas?- pregunté desconfiado.


-No.- Bajó el tono de voz.- A cambio de armas y la pass para entrar.


-Las armas tengo una idea de dónde las has sacado.- recordé ese sótano en el que habíamos estado.- ¿Pero una password del bunker? ¿Cómo tendrías tu acceso a algo así?


Benedict pasó sus largos dedos por los labios y dijo.


-Se la quité a uno de los hombres del grupo que te rapto.


-Eran muchos Benedict. - Yo sonreí por primera vez y fue una sonrisa motivada por la incredulidad.


-Ya ves, soy así de bueno en lo que hago. Venga comete eso.- insistió.






Me senté sobre la camilla.


El laboratorio que tenían no era ni la mitad de limpio que un garaje pero el rostro de Roso, el amorfo que Benedict me había identificado como el médico me tranquilizó de sobremanera. Me resultó algo impresionante que los verdaderos monstruos no tuviesen apariencia de uno.


Me tumbé y dejé que observase mi cuerpo. Tranquilamente desinfectó el local donde había estado insertado el catéter central hizo una cura sobre mi cuello. Después de eso me tomó el pulso, se certificó del color de mis mucosas, el tamaño de mis pupilas… me quedé silencioso pero todo eso yo podría hacérmelo yo mismo si tuviese un espejo sin necesidad de recurrir a un extraño. Sin embargo Benedict parecía grato por esta consulta.


-Hay cosas que no puedo evaluar en una visita tan rápida pero,- su rostro desfigurado se torció en algo mucho más horrendo- creo que vas a necesitar esto.


Me tendió un bote de pastillas. Miré el rotulo Sertralina[2]


-¡No estoy traumado!- protesté.


-Claro que no, ¿quien se traumaría en este mundo?- me guiñó el ojo que no era más que una bola blanca y diminuta asquerosamente cubierta de tejido cicatricial.- Sera mejor que te tomes estos antibióticos también.


Los antibióticos los cogí sin protestar.


En ese instante un hombre alto, más alto que Benedict, vestido con vaqueros y un chaleco de cuero castaño entró y se dirigió a nosotros.


-Me alegra saber que estás mejor.- Me tendió la mano y yo la acepté con educación.- Soy Zachary.


-Gracias por permitir que nos quedemos mientras se recupera.- Ben tendió su mano también hacia el hombre y se saludaron.


-Podéis quedaros el tiempo que queráis. ¿Todo está bien de verdad?- preguntó al médico.


-Sí, parece sano. Quizás no hayan experimentado mucho con él.- dijo refiriéndose a mí con un desinterés espantoso para ser medico.- Por la evaluación que hice, creo que no han pasado de la recogida de muestras, liquido cefalorraquídeo, sangre… pero a no ser que nos pueda aportar algún recuerdo…- me miraron con suspicacia.


-No recuerdo nada.- mentí. No deseaba volver a desenterrar esos recuerdos que tan impotentemente me esforzaba por callar y mucho menos deseaba exponer aun más mi fragilidad con personas extrañas.


-Todo el mundo recuerda algo.


-Yo no.- repetí con firmeza.- puede que con el tiempo.


Me levanté e hice camino hacia la habitación cerrando con ambas manos la bata de laboratorio que todavía llevaba puesta.


-¿Qué te pasa?- Ben me seguía de cerca.


-No quiero estar aquí.- confesé.


-¿Y dónde quieres estar?- Me sujetó por el brazo cuando las fuerzas de mis piernas fallaron. Le miré confundido.


-No lo sé… quiero que todo sea como antes, quiero ir a casa.- Admití. Benedict suspiró y me abrazó.


-Aquí estamos seguros.


-No confío en ellos.- murmuré en su oreja. El se separó un poco de mi cuerpo y me miró a los ojos.


-No esperaría que lo hicieras, después de todo lo que ha pasado. Pero ¿confías en mí?


-Sí, sí. Claro que confío en ti.























[1] Es un método de ataque militar realizado con armas generadoras de importantes cantidades de energía electromagnética ambiental que destruyen total o parcialmente el equipamiento eléctrico y electrónico dentro de su radio de acción.


[2] La sertralina se utiliza principalmente en el tratamiento de la depresión, esté o no asociada con estados de ansiedad, en el tratamiento del trastorno por estrés postraumático.

21 comentários :

  1. (/-.-)/ wiii nuevo capitulo, primero te doy las gracias por el y ahorita mismo me pongo a leerlo :D

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  2. Hola, Sai. Me ha partido el alma la escena en la que sueña con su madre, es una imagen muy hermosa, pero desgarradora. Son supervivientes, han logrado llegar hasta aquí por su fuerza de carácter y tenacidad, pero cuesta imaginar cómo podrá seguir adelante Richard manteniéndose entero.
    Gracias por compartir tu historia, gran capítulo.
    Besos

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    1. =O gracias ana! todos pensamos en nuestras madres, sobretodo en momentos de mucha angustia.
      Besukis

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  3. Gracias por otro capitulo genial espero al siguiente y gracias por los gaft y por todo tu trabajo que es estupendo

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  4. Hola, Sai, al final lo he leído antes de lo que pensaba.
    El capítulo ha estado genial, me ha gustado mucho la parte del sueño. Espero que no le hayan hecho nada raro al pobre Richard y que vaya superando su captura poco a poco.
    Muchas gracias por compartir con nosotr@s tu historia, está genial.
    Besosss

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  5. Hola Saito, un capitulo espectacular !!!...como Ana dijo el sueño estuvo de diez , creo que a pesar del trauma Richard estará muy bien, no por nada llego entero a este momento y lugar... estaría bueno que desarrolle algún forma de curar a los amorfos o algo...besitos y espero el próximo

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  6. Oh Dios Mio!! Me has dejado arañando el escritorio pidiendo MAS!!
    El cap estubo Más que oseaMegaUltraaksjgdajdgfsiudfkjdfajkgfasdfgh!!!
    Pobre Richard! Con su espiritu quebrado Q_Q...
    Saito eres tan Sexy! Gracias por tu trabajo!!
    Esperare la proxima actualizacion anciosa!!
    Besos♥

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    1. Hola Gaby.. eto... ookami.ric@hotmail.com
      podriamos hablar XD si quieres

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  7. Hola, Saito:
    Me ha encantado el capítulo, muy emotivo y con unas descripciones realmente buenas, se notan tus conocimientos sanitarios. Me gusta también mucho la forma en que se siente después tan inseguro y con tanto miedo de todo.
    Y ahora voy a ver si consigo que se quede el comentario que es la tercera vez que lo intento sin contar las de ayer. No sé qué le pasa que se me cierra antes de poderlo publicar. Besoss.

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    1. Hola Minu!!! Muchas graciasss!
      Lo siento, no se que pasa con el blog pero yo no hice nada =O

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  8. Menos mal que han rescatado a Richard, aunque por un momento creí que me había saltado un capítulo, porque Ben iba con el grupo a buscar las armas (asesinato para escapar de los bichos incluido) y en este capítulo ya están rescatando a Richard. Me he quedado con la intriga de qué pasa con el asesino, espero que desarrolles esa historia en los próximos capítulos. También tengo la sospecha de que a Richard le han hecho algo en el laboratorio, algo que no es evidente a simple vista. Ahora se siente asustado y vulnerable y se podría pensar que con ese trauma psicológico ya tiene bastante, pero no sé, a lo mejor me equivoco, pero creo que hay más. Me estás matando con la historia por capítulos, pero me encanta. Estoy deseando ver el próximo capítulo a ver con qué nos sorprendes. Enhorabuena por la historia. Besos.

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    1. Hola Astrid! Ajaja veo que te he dejado intrigada, y eso es bueno jujuju
      espero no tardarme mucho en el siguiente capitulo. Muchas gracias por seguir mis relatos tan fielmente! Besos

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  9. Hola, ya lo leí. Por fin, ¡qué alivio me ha dado encontrar a Richard! Pobre, qué le habrán hecho. Qué intriga. Menos mal que Benedict llegó a tiempo. Qué triste recordar y anhelar cosas que ya no podrán ser. Eso me ha dejado melancólica, pero es de lo que más me ha gustado.Pero el lado positivo es que ya están juntos. A ver qué pasa a partir de ahora.

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    1. Hola Paki! Gracias! espero que te siga gustando!! Besosss

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  10. Hola saito: me gustò este capi, sobre todo la primera parte. Casi que me di claustrofobia esa pecera donde lo tenìan encerrado, agh. Me gustò mucho la descripciòn de las sensaciones de Richard. Espero el proximo.... pronto! Besos

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    1. Hola Cio! jaja yo creo que molaria estar asi en un acuario, en muchas peliculas de experimentos los meten asi y en independice day tienen asi a los aliens. jajaja

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  11. Saito eres un grandioso escritor, esta historia cada vez esta mas interesante y creativa que nunca. Capitulo tras capitulo me has tenido en suspenso y con el secuestro de Richard y su rescate te has superado como nunca. Muchas gracias por compartir tan magnifico trabajo con nosotros.

    Besos

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