PRÓLOGO
Tras la invasión de alienígenas que conllevó a la 3ª
guerra Mundial, la que duró casi doscientos años, el planeta Tierra quedó
completamente devastado.
Los pocos humanos que sobrevivieron al ataque de los They,
escaparon al espacio en naves y buscaron cobijo en otros planetas y bases
espaciales. Muchos de ellos se unieron al S.P.A, una organización universal que
se formó para proteger y mantener el orden. Años más tarde los más ilusos
regresaron para intentar resucitar en vano el antiguo imperio que tuvieron que
abandonar.
Ahora, con los recursos naturales agotados la Tierra solo
es una roca flotante en la que nadie quiere vivir.
1º Capitulo
EL COMIENZO
Trascurría el año 5000 D.C. Eso decían, no lo sabia
seguro. De cualquier forma el año en el que estaba no le interesaba. No había
muchas cosas merecedoras de su interés.
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Se rascó la cabeza sin disimular la pereza que sentía.
Estaba decidido a permanecer sentado bajo las escaleras de metal hasta que se
recuperase del todo, el sueño que tenía acumulado. Cubrió mejor su cuerpo con
un viejo saco aislante que olía como si alguien, o algo, le hubiesen vomitado
encima. Apartó la nariz, enfurecido. Todo era una mierda en aquel lugar, no era
que estuviese atravesando una crisis de rebeldía adolescente, es que solo había
pocos más que media docena de Humanos y se sentía solo.
Su padre trabajaba con ahínco para forjarle un futuro en
el que pudiese ser más que un cutre reparador de aires acondicionados... pero
había muerto mientras desenganchaba una nave del muelle. Estaba huérfano desde
los 7 años y se sentía inclinado a pensar que todo podría haber sido distinto,
podría haber vivido resguardado de los sinsabores de la vida, pero no. Tuvo de
adquirir experiencia rápidamente durante el tumultuoso espacio de tiempo en que
su cuerpo se convertía en el de un joven alto y guapo.
Claro que no le quedaba más remedio que admitir que aquel
era su hogar, por muy terrible que le pareciese, ya no se permitía soñar con
otro sitio. ¿A dónde iría? Por lo menos allí tenía sus aires acondicionados que
reparar, comida y sexo con los alienígenas que aparecían buscando a algún
humano.
Sus reflexiones quedaron interrumpidas por un peculiar
puntapié en sus costados.
-TU!- La voz reverberó en las paredes de metal.
-Déjame adivinar... ¿me echabas de menos?!- inquirió sin molestarse en mirar al agresor.
Una garra se cerró sobre una de sus piernas y le levantó
ágilmente al tiempo que escuchaba un poderoso rugido que le empapó de babas.
Le conocía de sobra, era un Duarg, un Antropomorfo Lobo con el tamaño
de dos hombres y uñas tan grande como un dedo humano. Le mantuvo boca abajo
subiéndolo en el aire solo lo bastante como para mirarle a los ojos.
La camiseta amenazaba saltarle del cuerpo.
-Yo no, pero hay otra cañería atascada en el comedor!
-Y me pregunto... ¿por qué no la desatascaste tu mismo?- el
tono de Jared era burlón- Y deja de tirarme babas, ya me he duchado!
No se sorprendió para nada ver los dientes puntiagudos
del Duarg cuando apretó su maxilar y lo zarandeó un poco. Se sintió volar hacía
la plataforma de metal en la que minutos antes estaba acostado. El impacto solo
duró un segundo pero fue lo suficiente para que su mente se preguntase si se
había roto algo. Un instante más sin sentir nada y después... ah si, ya llegaba
el dolor como una pequeña oleada de electricidad que aumentaba gradualmente.
Abrió los ojos.
Había sido un buen aterrizaje, el mejor de sus veinte y
cinco años.
-Hmm...- Gimió dolorido.
-¿Qué? ¿No piensas levantarte pequeño humano? Te meteré
en una celda por vago!
-Te denunciaré por malos tratos!- contrapuso con todas
las fuerzas que lograba reunir en aquel momento.
-En esta base YO
soy el 1º oficial de Seguridad, y si YO digo que eres escoria estelar, mi
palabra es la ley!- Jared vio como los largos y prominentes caninos inferiores
del Duarg brillaban a la tenue luz que se filtraba por las rejillas desde los
niveles superiores de la base, haciéndole parecer más asustador.
-Hay una ley...
una ley que dice que todos los seres tienen derechos...- El gigantón se acercó
tanto a su rostro que el joven pudo ver su rostro reflejada en la enorme pupila
negra.
-...también pone
que tienen deberes...- Añadió Kox.
-¿Lieutenant
Kox?! Acaba de llegar un comunicado importante.- Otro Duarg interrumpió
haciendo los saludos apropiados a su superior.
Kox se retiró
lentamente mientras añadía con obvia frustración por ser interrumpido:
-Procura no
dejarte caer donde mi vista alcance... odio Humanos!- Le espetó antes de irse.
Se pasó la mano
por el rostro sudado soltando un enorme suspiro de alivio. A menudo Kox y otros
alienígenas se metían con él, era una batalla que todos intentaban ganar...
De nuevo tuvo
plena consciencia del dolor, pero se certificó que cada uno de sus huesos
permanecía en su debido lugar. Se
encaminó hacia el trabajo que le esperaba en el comedor. Definitivamente
debería darse prisa en arreglar los desperfectos de los que le hablara
"tan cordialmente" Kox, no fuera que algún militar volviese a
comentárselo...
Parecía que una
vez más la asquerosa cucaracha que se encargaba del comedor había atascado el
reactor con desperdicios.
-¿Cuántas veces
he de decirte? Si lo atascas no funciona!- informó mientras apaleaba el reactor
con una llave inglesa.
-TZZZZ... ¿y por
qué? TZZZZ.... Debería “funcionar”!
-Qué terca eres!
Aquí no es para meterle porquerías!- La cucaracha se encogió de hombros y
siguió intentando resolver el problema por sí sola.
-TZZZ...
“quizzzás” “zi” aprieto “ezte” botón...- Presionó un botón amarillo al lado
izquierdo de la cabeza de Jared con sus dedos largos y pegajosos. El chico iba
a gritar un no, largo y digno de una película Americana del siglo XXI pero no
le dio tiempo. Toda la gravedad se esfumó y ellos flotaron en el comedor
conjuntamente con trozos de comida, cuchillos servilletas y otros objetos que
no estaban clavados al suelo.
-ESTARÀS
SATISFECHA!- gritó Jared, después se giró hacia abajo.- Debería reventarte esos
sesos y ver salpicar toda la galaxia con esa sangre verde y asquerosa que
tienes!- rabeó cómicamente en el aire.
-Perdón... “Zolo”
quería ayudar...tzzzz
-Ayudar... ayudar...- se impulsionó apartando los objetos
flotantes hasta llegar de nuevo a la parte superior del reactor- Dame la llave,
esa larga... la que flota a tu derecha!
La cucaracha movió sus alas para entregarle la llave que
iba acompañada de unos cuantos fluidos amarillos verdosos.
Bueno, antes en la llave que en su comida... cosa que
pasaba a menudo. Dios, solo pedía un plato de comida que no hubiese sido tocada
por aquel tío. Con toda la fuerza que le era posible tener por la falta de
gravedad le metió un porrazo al reactor y este como que respondiendo al mal
humor de Jared lanzó unas chispas y empezó a trabajar.
En ese instante se cayeron al suelo. Todo había vuelto a
la normalidad.
-Y acuérdate, para eliminar basura y desperdicios los
metes al hoyo de vacuo, y así se van al espacio, ¿te enteras???
-Zi... pero zi lo meto en el reactor... “EntonZes”...
-Es inútil!- jadeó.- Como esto vuelva a pasar te
aporrearé a ti!
-Y.. TZZZ ¿cómo no va a “Pazar”!? Zi no le haz hecho
nadaa y luego me culparan a mi! Tzzzz
-Y es a ti a quien tienen que culpar! No lo atasques!..
Asquerosa- recogió sus herramientas y se marchó caldeado.
Fina. Hola Saito, me encanto el capitulo, gracias por compartir, chao
ResponderEliminarHola muchas gracias!!
EliminarMuy bueno. Muchas gracias
ResponderEliminarGracias a ti! besos!
EliminarHola, Saito. Me ha encantado, la ciencia-ficción me gusta mucho y encima me he reído un montón con lo de la cucaracha. Estoy impaciente por leer la continuación. Besossss.
ResponderEliminarjajaja XD pues te va a gustar mucho la continuación *-*
EliminarHola Saito! Gracias por el capítulo, me ha gustado mucho, lo mejor lo de la cucaracha ¡que ascoo de fluidos! jajaja Lo dicho, me habeís enganchado, antes odiaba leer por capítulos y ahora no puedo esperar a leer el siguiente ( y que conste que estoy en el trabajo y tengo a mi jefa enfrente ajajaj ) Miles de besosss guapísimo
ResponderEliminarEste comentário foi removido pelo autor.
ResponderEliminarHolaa! Muchas gracias! Besos
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