CAPITULO Décimo sexto
LUNA LLENA DE SAN VALENTÍN
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l sombrío lord acariciaba Nagini con
dedos largos, sintiendo la escamosa y fría piel. La serpiente se retorcía sobre
su cuerpo, satisfecha por las caricias. Severus se acercó y sin ningún temor dijo:
-Amo, la pócima está casi lista, mañana deberá añadirse la sangre de
unicornio.
Voldemort le miró no muy interesado, parecía algo perdido en sus
pensamientos. Severus sintió un vacío dentro de su estomago que llegó asustarlo. La mirada de la
serpiente pareció clavarse en él, una mirada fija y amarilla de pupilas
hendidas.
-Nos ocuparemos de ello. Procura ser puntual, odio que me hagan esperar,
como bien sabes…
-Lo sé, amo…
-Bien, ¿entonces a que esperas? Bríndame con una de tus sublimes mamadas.
¿Y qué más podría hacer que no fuese caer de rodillas ante el mago más
poderoso del momento y atender a sus pedidos? Ahora ya era demasiado tarde para
lamentarse de una decisión que tomó con dieciséis años… ¿Cuánto tiempo pasó de
eso? Veinte años de rutinas, de esquemas… veinte años de errores.
Demasiados errores para corregirlos ahora.
Suspiró y acarició el pergamino blanco que tenia entre sus manos. Harry
podía ser el único motivo por el que corregiría alguno de esos errores, pero
para eso estaría cometiendo otro.
Echaría a perder toda su vida, echaría a perder todo el futuro prometedor
del niño por unas noches de lujuria… no quería ser tan insensato pero parecía
que Merlín le concedía una oportunidad.
Frunció el ceño, Azkaban sería poco si las personas pudiesen leer su mente…
si alguien pudiese ver las cosas que deseaba hacerle… dónde deseaba tocarle…
Estrujó el pergamino, como si con ese gesto lograse limpiar su mente.
San Valentín sería la última noche juntos, decidió con firmeza, después
todo cambiaria. ¿Cuántas veces no había pensado ya en meter final a todo?
¿Cuántas veces no pudo?
-Profesor Snape…
-¿Qué desea Señorita Granger?- Giró los ojos con la impaciencia.
-Profesor quería saber si ha corregido ya mi trabajo sobre…
-Señorita Granger, ¿Acaso he dado alguna nota a alguno de sus compañeros?
-Pues no, señor.
-¿Entonces contesta eso a su pregunta?- Añadió Snape mirándola con su
impenetrable mirada negra. Granger cerró los dedos sobre los cuadernos
resignada. – Vuelva a su pupitre…
La chica se unió a Harry y a Ron en los pupitres del fondo de la mazmorra.
En seguida el profesor se levantó y les dio la espalda para empezar a escribir
en la pizarra los ingredientes de la siguiente poción.
-Estoy HARTA de ese hombre.
-Como te comprendemos…- murmuró Ron.- ¿Verdad Harry?
-Uf… sí.
-Silencio!- Los ojos de Snape chispearon en su dirección, pero Harry ignoró
la advertencia y se dedicó a sacar de su mochila los utensilios necesarios.
“?Qué harás este San
Valentín?” decía un
pergamino que voló hasta sus manos. Era la minúscula letra de Ron.
“Cenar con Severus” contestó.
-¿De qué habláis? ¿Es que ya empezáis con las notitas? Dame eso!- La chica
interceptó descaradamente el pergamino,
-Hermione devuélveme eso. – murmuró el pelirrojo en tono áspero.
-¿Por qué? ¿No puedo leerlo?
-No.- Contestó Harry casi en pánico.
-Sois unos estúpidos…- dijo la chica ahora ya deseosa de leer lo que ponía.
Harry contuvo un estremecimiento al verla leer. Cogió su puñal y una raíz de
jengibre y empezó a cortarla dentro del caldero.
-¿Qué es esto?- Harry no reaccionó.- ¿Por qué no podía leerlo?- Dijo con
serenidad cogiendo también sus raíces.- Vuestro humor está un poco siniestro
últimamente…
-…bueno…
-¿O no era una broma?- Añadió.
-Pues no, no es una broma Hermione.- Admitió Harry por fin.
La muchacha casi derribó su botella con bilis de murciélago antes de
lanzarle a Harry una mirada de extrema preocupación.
-¿Qué quieres decir?
-¿No te parece obvio? Harry y esa cosa pegajosa son novios.- Murmuró Ron
desde su pupitre.
-¿Y tú ya lo sabías?
-¡Baja el tono de voz!- Intervino Harry.
-Me parece que la celebridad y sus fieles amigos están deseando reducir el
marcador de puntos de los Gryffindor.- Amenazó Snape, sin molestarse en mirar
atrás.
-Eso es imposible, Snape no te trataría así si fueseis novios…- murmuró.
-Te equivocas, esa es la excusa perfecta para tratarme así, nadie puede
saberlo.
-Qué horror Harry, ¿por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué se lo contaste a
Ron? ¿No confías en mí?
-No es eso… tenía miedo de lo que pensases….- Seguían los susurros. Un
grito más de Snape hizo acabar con la conversación ahora al rojo vivo.
-Cinco puntos menos para Gryffindor y si sigo oyendo algo más que pilones
estrujando escarabajos, puñales cortando raíces o el barullo de pociones hirviendo dejaré a los Gryffindor con puntos
negativos durante tres generaciones. ¿Está claro?- Harry le devolvió la mirada,
decidido a no parpadear ni a hacer un aire culpable.
Ron pareció ser el más furioso, batió con el pilón con tanta fuerza que
hizo una mella en la madera del pupitre antes de añadir:
-¿Y si oye puñales clavándose en su cuello y el barullo de la sangre
cayendo al suelo, creéis que hay diferencia?... Lo siento Harry.
-Tranquilo Ron, tengo la misma opinión… a veces Severus es odioso.
-Hola, ¿no pensáis contestarme?- Hermione parecía ofendida por haber sido
ignorada casi aposta.
-Pues ya te lo dije Hermione, tenía miedo de tu reacción. No sé que más
decirte…
-Yo si se que decir!- Les sorprendió una vez más el profesor- Empezáis a
cansarme. Estáis castigados los tres! Granger al final de la clase se
presentará a la profesora Mcgonagal, Weasley, usted cumplirá castigo con el
señor Filtch, y usted Potter…- Sus ojos brillaron- mañana en mi despacho
después de clase. Y menos diez puntos, aparte de que no pienso volver a
mandaros callar. La prójima vez… - apuntó hacia la puerta de la mazmorra- saldréis
de aquí volando con un “Wingardium
Leviosa”!- Se giró de talones y volvió a la silla justo delante de la
clase.
-jajaja… Wingardium….
-Ron! Contente un poco… imbécil!- ladró Hermione.
-Oye, ¿vienes conmigo a Hogsmead mañana?
-¿Mañana?
-Sí, tengo un regalo para ti.
*
Los alumnos más viejos estaban completamente locos con la idea de la
llegada del día de San Valentín… bueno, más las chicas que los chicos. Para los
menos enamoradizos solo era una visita más a Hogsmead.
-¿Qué tal estoy?- preguntó Ron que se había puesto una camisa a cuadros y
un jersey a juego.
-Muy atractivo, la tienes en el bote…- Se burló Harry arreglándole un poco
más los botones del cuello.
-Uf… ¿y tú?
-¿Yo? Mmm voy a estar muy triste y solo cumpliendo mi castigo con Snape….
Después me lo cuentas todo.
-Vale, entonces me voy antes de que me arrepienta. ¿Quieres que te traiga
algo de Hogsmead?
-Pues no, gracias. Oye y no seas rudo o te mandará al guano.
-Me mandará al guano de todos modos…- Dijo recogiendo su capa y atándola
sobre los hombros.
Harry se quedó sentado sobre la cama. Esperaría un rato a que todos se
marchasen y solo entonces se prepararía para su fabulosa noche de San Valentín.
Su rostro se ruborizó.
Podía oír los enloquecidos gritos y chillidos de los jóvenes que bajaban
las escaleras buscando sus respectivas parejas.
Cuando el silencio se instaló decidió que era el momento perfecto y se
levantó ajustando la camisa de su uniforme. Después enderezó la corbata y por
fin se sacudió los pantalones.
La perspectiva de una cena perfecta le hizo temblar las rodillas antes de
pasar sin llamar a los aposentos del mayor.
-¿Severus?- Suspiró. Una vez más el nerviosismo le hizo morder el labio
inferior.
La chimenea estaba encendida al igual que el candelabro de la esquina
opuesta.
-Te estaba esperando…- Snape tenía esa deliciosa mala costumbre de siempre
sorprenderle. Harry vio un bulto que salía de la habitación. Aún con la
ausencia de luz Snape pudo ver las sonrojadas mejillas del chico.
Harry tendió su brazo para coger la mano de su profesor y sonrió cuando fue
correspondido.
-Estas precioso…- dijo con voz ronca apretando los finos dedos entre los
suyos.
-Estoy igual a siempre…
-Porque siempre eres precioso….- sonrió una vez más.
-Mmm, me parece que intentas escaquearte de tu castigo.- se acercó un poco
más.
-Puedo cumplirlo después de la cena…
-No creo, después de la cena me apetece un buen postre.- Sujetó con fuerza
la mano más pequeña y le arrastró hacía
el baño.
Severus disponía de un baño tan amplio, aunque no tan grande como el de los
perfectos. Igualmente tenía una bañera de mármol que ahora estaba llena de agua
con espuma multicolor que brillaba con las luces de los varios candelabros.
Harry sonrió al ver pequeños pétalos de rosa roja en el agua.
-Oh!- estaba realmente maravillado, Severus había tenido un delicioso
detalle. Se derritió al verle tomar la iniciativa una vez.
-Pensé que te gustaría un baño antes de la cena…
-Es perfecto, claro que me gusta!- abrazó su cintura.
El agua estaba deliciosa, con una temperatura muy agradable. Chapuzó un
poco mientras veía a Snape meterse. El mayor se recostó y Harry se acomodó con
naturalidad junto a él siendo rodeado con cariño por unos brazos que empezaron
acariciarle la espalda suavemente.
-No puedo creer que por fin estoy de nuevo entre tus brazos. Desearía que
este momento fuese eterno.- Severus bajó la cabeza para oler su cabello. Cerró
los ojos y apretó su mejilla contra los suaves cabellos negros.
-El instante es eterno, Harry… - El chico cerró los ojos también y empezó a
besarle el pecho con disimulada ansiedad.
-Te amo…- murmuró entre cada beso- Dime que también me amas…
-Harry…- Su nombre salió con un suspiro. Sujetó entre sus dedos la barbilla
del joven para obligarlo a levantar la cabeza.- No sé si es amor. Pero sé que
nunca antes he sentido esto…
Ambos contuvieron la respiración al ver brillar el deseo en sus respectivas
miradas. Severus tomó la mano de Harry y se hundió en sus labios rojos en un
apasionado beso.
-… hmmm házmelo aquí…
-Jaja, vaya que impaciente está el Sr. Potter por recibir su castigo!
-No, no es eso, es que te necesito!- reclamó.
-Después de la cena, ahora podríamos disfrutar de la mutua compañía, ¿no?-
supo que Severus tendría algo planeado.
-Está bien, entonces abrázame así.- Se rodeó con los largos brazos y
descansó su cabeza en el pecho del hombre que se dedicó a acariciar sus caderas
y a besar su nuca.
Cuando salieron del baño Dobby había preparado el escritorio de Snape para
que pudiesen cenar. Los libros y los pergaminos habían desaparecido, no había
cuencos de tinta ni plumas. Miró con satisfacción para la toalla blanca de lino
que cubría la superficie donde brillaban los cubiertos de plata. Justo en el
centro, una vela encendida.
-Qué bonito… ¿Qué es eso que huele tan bien?
-La cena, ternera a la parmegiana.- dijo señalando a una de las bandejas.-
¿No te gusta?
-Sí, si me gusta.
-Venga, siéntate. ¿Quieres que te sirva?
-Por favor…
La cena transcurría en silencio, Harry le vio tomar un sorbo de vino que
Dobby había traído para la ocasión.
-Estas muy callado…
-¿Te parece raro?
-Bueno, no. Me he acostumbrado a tu silencio, pero esperaba un dialogo en
lugar de mi habitual monologo.- Snape tomó otro sorbito de vino y siguió con la
comida.
-¿De qué quieres hablar?
-No sé. Peleamos mucho, hacemos el amor, pero casi nunca hablamos así….-
buscó la mano del hombre sobre la mesa.
El mayor esperó unos segundos antes de decir:
-No soy un hombre muy romántico como ya te lo he dicho. No esperes algo de mí
que no pueda darte.- Le advirtió.
-Yo no quiero que me des nada que no me puedas dar… que no me hayas dado
ya… - sonrió pícaro.- Pero hablando de dar algo… lo siento.
-¿De qué estás hablando?- dijo algo desconcertado posando los cubiertos en
el plato.
-Pues, quería regalarte algo hoy, tú has preparado todo esto. Hoy es un día
especial… pero no tuve como comprarte nada…
-No importa.- Le sonrió.- ¿No piensas cenar?
-Ah sí…- sonrió también antes de empezar a comer.
-¿Seguro que te gusta?
-Sí, me gusta, tranquilo. Lo que más me gusta es el detalle del zumo de
calabaza para mí…
-Ah, ya sabes que los alumnos no pueden tomar vino. – Declaró placidamente.
-Qué morro, pero si pueden follar con profesores…- reclamó.
-No, eso tampoco es permitido. Pero como eres la celebridad he decidido
abrirte una excepción y follarte por las noches.- Dijo recuperando su antiguo
humor negro.
Harry decidió ignorar el comentario, estaba demasiado feliz para empezar
una estúpida pelea. Posó los cubiertos.
-¿Has terminado?- Escuchó decir.
-Sí.
-Y como ninguna cena está terminada sin un postre, tienes que levantar el
culito y coger eso a tu derecha, porque no tengo mi varita a mano.- sonrió una
vez más. Harry le devolvió la sonrisa. Severus estaba distinto esa noche,
Estaba amable, risueño, estaba saboreando los momentos… como si fuese la última
vez.
-Severus… me gusta cuando sonríes así, ¿estás feliz?
-¿Y tú?
-¿Yo? Ajaja, soy la persona más feliz del mundo ahora… cómo si no existiese
nada más aparte de nosotros… si no existiese nada más…. Si no existiesen las
normas y los demás horrores que han conducido nuestras vidas…- Su mirada verde
se nublo de tristeza.
-Bueno, si no existiesen los demás horrores nunca hubiésemos llegado a este
punto… Sé que te gusta el “pastel selva negra” así que Dobby se ha encargado de
hacerlo como postre.
-¿Sí? Mmm si es el bollo que siempre me manda la Sra. Weasley por mi
cumple… ¿Cómo sabias que era mi favorito?
-Tengo una bola de cristal…
-Uf, esto es un cuento de hadas!!
-Ajaja, casi. Hay magia pero no hay hadas por aquí…- sonrió una vez más.
Snape parecía más humano, menos austero, más guapo. Su pelo recogido en coleta
le hacía incluso parecer más joven.
Harry trajo la tarta para la mesa, tenía un aspecto delicioso, toda
cubierta de nata y chocolate.
-Siempre quise hacer una cosa, y creo que esta es la mejor oportunidad que
voy a tener…- Sin ceremonias se sentó en las rodillas de Severus y cortó
un trozo de pastel.- Abre la boquita…
-Estas como una cabra!- exclamó el profesor un poco sonrojado.
-Vengaa, déjame alimentarte! – Acabó cediendo. Abrió un poco la boca y
Harry depositó sobre su lengua el cuadradito de pastel de chocolate con nata y
cereza. Se derretía en su boca con mucha suavidad.
Antes de que el chico cogiese otro trozo el mayor le sujetó las manos y le
besó la boca con infinita pasión.
-Mmm… es deliciosa.- Jadeó Harry, aun que Severus no supo si hablaba de la
tarta o de su boca.- Ahora dame tu un trocito…- pidió como un niño.
El hombre cortó un poco y se la metió en la boca ignorándole con cierta
picardía en la mirada. Entonces cuando Harry parecía marcado pela decepción
Severus le dio tarta de sus propios labios.
-Oye... no se si debería decir esto, pero…- arqueó la espalda y separó las
piernas exponiendo algunas partes de su cuerpo por la abertura del albornoz.-
me están entrando muchas ganas…
Piernas fuertes y delgadas abiertas, pecho liso y suave allí al alcance de
sus manos, Severus contuvo un temblor.
-¿Si? ¿Quieres que te folle, pequeño malcriado?
-mmm… no he deseado otra cosa desde que he llegado…- Le gustaba la
sinceridad de Harry, era brutal y obscena, pero le gustaba.
Sus dedos se metieron por el albornoz del chico buscando los pequeños
pezones y cuando encontró uno de ellos lo pellizcó con fuerza suficiente para arrancarle un
gemido. Con la otra mano le sujetó del pelo y tiró de el obligándole a un beso
más. Aun que eso no sería necesario,
Harry estaba completamente loco por sus labios y el sabor de su saliva.
La mano bajó por su pecho sintiendo la piel suave y tersa de su vientre
hasta tocar el tierno miembro que definitivamente se irguió. Lo apretó y lo
bombeó con frenesí entre sus dedos mientras su boca cálida seguía besando el
cuello y los hombros medio desnudos del chico que se chupaba un dedo con gula.
Harry era tan erótico.
-Hagamos otra cosa…- Severus lo levantó y lo llevó en brazos hacía la
habitación.
El chico se sorprendió cuando Severus le arrancó el albornoz y le ató las
manos con el cinturón a la parte superior de una de las columnas de su cama.
Era definitivamente delicioso ver a Harry arqueado con los brazos sobre la
cabeza de rodillas sobre la cama. Su pene se erguía sin pudor ni vergüenza entre las piernas.
-Deja de mirarme así.- se sonrojó.
-El caso es que me gusta mirarte así, indefenso…- acarició la curva de su
cintura con una mano y con la otra le sostuvo, mientras su boca capturaba y devoraba uno de
sus pezones. La mano que hacía caricias en su cintura bajó y separándole más
las piernas acarició los testículos del joven, un poco más, los dedos buscando
más hasta dar con la ambicionada y estrecha entrada al cuerpo de Harry.
Estaba en un estado de descontrol total, lo único en que podía pensar era
que quería sus dedos dentro de su cuerpo, con fuerza. Echó la cabeza hacia
atrás cuando Severus presionó ese punto
entre los testículos y el ano.
-Severus…- Balbució arqueándose como un gato, haciendo fuerza en sus
muñecas firmemente atadas. – Suéltame… tócame… oh Merlín, follame.
-Estás muy ansioso…- retiró la mano y acarició el pequeño agujero en la
punta de su pene solo para torturarle un poco más. Harry protestó balaceando la
cintura.
Entonces Snape se quitó el albornoz revelando también su cuerpo y su mástil
totalmente erecto lo que le pareció a Harry un oasis en pleno desierto. El
hombre lo bombeó preparándose, lo apretó hasta ver salir de él y concentrarse
en la punta unas gotitas blanquecinas. Los ojos de Harry eran atraídos hacía
allí como que por un “Imperius”.
Gimió fuerte cuando Severus le besó y se posicionó entre sus rodillas.
Con un rugido Harry sintió venir el momento glorioso. Las paredes de su
cuerpo estrujaron el grueso miembro que tocó fondo en su interior. Movió las
caderas ignorando que Snape estaba a punto de desvanecerse de placer.
-Hmm… a que esperas, follame!- Gruñó el chico agarrándose fuerte al
cinturón que le prendía las manos. Envolvió la cintura de Snape con las piernas
y empezó a besarle.
Tras la primera ola de inigualable placer el mayor se recuperó y se
abalanzó sobre su víctima empezando a moverse, entrando y saliendo de él con
energía. Harry se mordió el labio para no gritar.
-Suéltame los brazos… me duele…- pidió con un gemido y Snape atendió a su
pedido levantándole preso a su cintura para desatar el nudo en la cima de la
columna.
Ese movimiento fue simplemente sublime, se sintió penetrado hasta no caber
más. Con la gravedad empujándole hacía bajo y la fuerza de Snape elevándose.
Cayeron sobre la cama y el ritmo fuerte volvió a empezar. El hombre se
movía contra su dilatada entrada metiendo y
sacando de ella su pene hinchado y resbaladizo.
-Oh, eres apretado Harry… eres caliente… eres mío… mío…- murmuró apretando
con ambas manos las caderas del joven.
-Merlín, te amo… cuanto te amo…- repitió seguro de que ya lo había dicho
centenas de veces. Entonces Harry se corrió retorciéndose bajo las manos de su
amante.
Severus perdió la razón, le enloqueció ver el semen de Harry correr por su
vientre y alcanzó el clímax con un brutal estremecimiento.
Harry sintió el caliente amor de Snape llenarle en interior.
-Abrázame, quédate junto a mi por favor…- suspiró Harry cubriendo a ambos
con las sábanas.
“Han pasado meses desde que estamos
durmiendo juntos pero hoy ha sido la última noche.” Todos los días
intentaba ser duro, cruel, pero el chico era un completo Gryffindor, siempre
insistiendo y Snape cedía… lo que no es en absoluto una cualidad Slytherin.
El dolor de alejarse de Harry era profundo e intenso, como si estuviese
perdiendo una parte de su ser.
Sentado en la cama al lado del chico adormecido posó su mirada sobre la
curva se su culo cubierto por la sábana. Era un bonito culito y la elegante
curva era una tentación para la palma de su mano que cerró en un puño antes de
apartar la mirada. Suspiró y se levantó despacio.
El cuento de hadas había llegado a su fin.
*
Abrió un ojo luchando contra la pereza y el cuerpo sobado. Severus se había
levantado y se vestía de espaldas hacia la cama. Se vestía demasiado rápido…
parecía querer salir… ¿a hurtadillas?
Cerró los ojos cuando el mago se dio la vuelta en un movimiento brusco
buscando sus botas al lado de la cama. Fingió seguir durmiendo.
Tras los pasos se Snape solo quedó el silencio y entonces tuvo la certeza
de que estaba solo. Se levantó también de un salto. Apartó las sábanas de su
cuerpo y corrió al cajón del escritorio de Snape. El mapa, su mapa seguía
doblado.
-Juro solemnemente que no planeo nada de bueno…- murmuró y el mapa le
reveló una vez más el castillo de Hogwarts.
No fue difícil localizar a Snape caminando por el pasillo. Se dirigía al
exterior. Frunció el ceño.
“?Qué se le habrá perdido…?”
Buscó los pantalones sin perder de vista a su profesor y al ver que se
encaminaba a la floresta prohibida cerró la bragueta de sus pantalones con rapidez
suficiente para haber podido causar una catástrofe.
Algo extraño empezaba a ocurrir, su cicatriz quemó como si un trozo de
hierro en fuego le tocase la frente.
-…Voldemort…- Se calzó los zapatos, cogió la camisa y la varita antes de
salir corriendo.
Me encantaaaaa :)
ResponderEliminarQue romanticooo nos salio Snapee yo quiero uno como elll... T.T jajjaja Besosss
Ay, Ay, que ahí va Harry directo al peligro, es que el amor no le permite ver en que se mete. Muy buen capitulo, muchas gracias.
ResponderEliminarjajaja creo que eso nos pasa a todos Ilnag -.- siempre estamos un poco ciegos cuando nos enamoramos. besos
EliminarQue intriga!!!!!!!! Estaba deseando que llegara San Valtin y ahora estoy deseando saber como va a acabar su San Valntin. Jejejejeje. Este capitulo me ha encantado,tiene de todo y la escena del cinturon..ufff me ha subido la temperatura!!jejeje.
ResponderEliminarSaitooooooooo,no tardes en ponernos otro capi pronto.
Besos. Guada
Hola Guadaa! me alegra que te gustase la escena esa, es muy sexy *-*
Eliminarsigo poniendo a diario! espero que no te pierdas detalle XD
Anda, pues me ha gustado Snape en este capítulo, ha sido agradable y todo, jajaja. Y menuda cena más romántica le ha preparado, qué pena que vaya a ser la última. Besoss.
ResponderEliminarPero si Snape es agradable y todo, cuando se lo proponee! No seas así! Besoss
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