CAPITULO Vigésimo
El rostro de la maldad
L
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as semanas parecían volar al lado del chico. Su vida parecía ir más rápido
que nunca. Estaba muy feliz. Sin embargo Harry estaba cambiando. No era un
cambio físico, sino algo profundo y emocional.
Ahora era muy frecuente verle solo perdido en sus pensamientos y aunque sus
notas hubiese mejorado considerablemente nunca prestaba atención en clase.
-Hola Harry…
-¿Qué quieres?- Preguntó sin molestarse en levantar los ojos del suelo.
-¿Cómo que qué quiero? Somos amigos, solemos hablar, ¿te acuerdas?- Añadió
Ron.
-… lo siento. A veces hablo con un tono un poco brusco. No sé qué me pasa.
-Estás raro… muy raro. Desde que te liaste con Snape ya no eres el mismo.
Te está cambiando.
-Chorradas.- Respondió Harry encogiéndose de hombros.
-¿Por qué ya nunca hablamos como antes? Por las noches te encierras detrás
de las cortinas de tu cama o te vas con Snape… durante el día te alejas de
todos, ¿ya no quieres que seamos amigos?
-Ya no tengo nada que deciros.
-Éramos los mejores amigos!
-Lo éramos Weasley!- Contestó lanzando una mirada total desprecio al
pelirrojo.
-Has cambiado…
-Si no te gusta, lárgate. – La nieve en los árboles había empezado a
derretirse y un tímido sol se asomaba cada día por detrás del enorme castillo.
-Eso es lo que voy hacer! No merezco que me hables así!
-Lo siento Ron, no era lo que quería decir…- Murmuró ahora apenado el chico
de ojos verdes.- Por favor, perdóname.
-No querías, pero lo has dicho! Me has hecho daño Harry, será mejor que me
vaya…- De mono que se levantó y cerrando su capa alrededor de su cuerpo se
alejó en dirección al castillo.
Le vio marcharse hasta que desapareció detrás de uno de los muros y
entonces se echó a llorar. Se sentía culpable por toda la situación, era el
culpable del odio de Ron. ¿Por qué actuaba así? ¿Por qué de repente era tan
malo? Siempre se habían querido como hermanos….
“¿Y quién necesita amigos?” Se
limpió las lágrimas frunciendo el ceño.
Las semanas parecieron arrastrarse una tras otra y su alma se hacía más y
más negra. Su amistad con Ron y Hermione se cortó definitivamente al cabo de
varias peleas en las que Harry ofendió a Ron.
No comprendía porque actuaba así… después se arrepentía y lloraba sobre el
pecho de Severus cuando este se dormía.
Muchas noches despertaba asustado y sudado, las pesadillas habían vuelto
pero ahora cada vez más seguidas y macabras. ¿Se estaría volviendo loco?
Era muy extraño como la eterna sensación de “deja vú” parecía seguirse a
todas partes…
Veía un libro y le parecía haberlo leído ya, hablar con Severus y saber
antes de tiempo lo que iba a contestar. Extraño e incomodo. ¿Por qué tenía
opiniones distintas sobre lo que lo rodeaba? ¿Por qué parecía ver el mundo
desde otras perspectivas?
Muy seguramente que matar a alguien nos cambia, pero a Harry le estaban
pareciendo cambios muy radicales. Bueno le parecían radicales en sus momentos
de lucidez.
-Severus, ¿tú me notas cambiado?-murmuró interrumpiendo el silencio de una
noche en la que cada uno leía sentados lado a lado en el sillón delante de la
chimenea.
-¿Cambiado? ¿Te refieres a tu cuerpo o a tu personalidad?
-Ambas cosas.
-Mmm me parece que estás creciendo muy saludable.- Sonrió casi con ternura.
Cerró el libro sobre el regazo percatándose de marcar la página con una cinta
de satén roja.
-¿Y psicológicamente?
-Te noto apagado, pero eso tiene varias explicaciones. También te noto algo
ansioso últimamente. ¿Ocurre algo que quieras contarme?- Le encaró.
-Si te refieres a si te voy a dejar por otro, olvídalo. No es eso…- Dijo
como que adivinando los temores del mayor.- Lo que pasa es que ya no me hablo
con Ron ni Hermione. He acabado con nuestra amistad.
-¿Por qué has hecho eso?- Le miró con más detenimiento. Hablaba de la
perdida de la amistad de sus mejores amigos sin hacer ninguna mueca de dolor,
pero Snape podía ver una sombra nublando su murada verde. Podía ser tristeza.
-Me pareció lo más adecuado…
-¿Y ahora estás arrepentido?
-Sí y no. Una parte de mi si lo está la otra no… La parte que no está
arrepentida quiere que se pudran en el infierno..- Cerró los ojos.- ¿Cómo puedo
pensar eso de ellos? Son mis amigos!
-Creo que deberías reconsiderar tu comportamiento hacía la señorita Granger
y el plasta de Weasley. No me caen muy bien personalmente pero se reconocer que
si te quieren mucho y que siempre habéis estado juntos en todo… ¿me equivoco?
-No, no te equivocas… pero será mejor que no haga eso, podría arrepentirme.
-Harry has pasado por mucho sufrimiento y eres un adolescente, es normal
que te sientas frustrado y…
-Llega de paternalismos, Severus! Me sé el cuento de memoria.- Cerró los
parpados con fuerza.
El hombre más viejo le miró lleno de curiosidad. Harry siempre había sido
bastante osado pero de ahí a faltarle al respeto…
-Lo siento…- Suspiró y se levantó del sillón.- Será mejor que me vaya, no
quiero que terminemos peleados tu y yo.
*
¿Si le parecía que estaba cambiando? Sí.
Su voz estaba cambiando, su mirada estaba cambiando su sonrisa, su mirada y
su corazón. Ahora parecía más viejo, más serio, menos inocente.
Toda su alegría parecía reemplazada por sentimientos negros de los cuales
no estaba satisfecho. Una parte de sí, sí lo estaba…
¿Qué podría hacer para ayudarle? Nada, seguir encaminándole como haría
cualquier padre. Hacer que siga buenos caminos, protegerle…
Padre, profesor, amigo y amante… eso era lo que era por muy obscena que
pudiese resultar la combinación.
Tendría que esperar con toda la paciencia del mundo a que sus crisis de
adolescente irresponsable le pasasen y solo entonces podría empezar a mirarle
como a un hombre.
No le pareció prudente seguir con la meditación. Esos pensamientos solo le
conducían a sus propios y fatales errores, como: ¿Qué hacía entonces
acostándose con un niño?
Suspiró. Harry solo estaba atravesando una difícil fase de su crecimiento.
*
-Ah, miren quien llega después del toque de queda… la celebridad!- murmuró
Ron al verle pasar con su capa de la invisibilidad bajo el brazo.
-No hagas que te lance una maldición…
-¿A sí?- se levantó del sofá- ¿me mandarías un Avada?
Ron casi se quedó de piedra al darse de frente con la mirada de Harry.
Peligrosa, dura, fría, calculista, muy distinta a su usual mirada tierna. Harry
le miraba como un asesino.
-Con todo el gusto Weasley… Solo provócame un poco más…- se dio la vuelta.
Su interior estaba ahora lleno de angustia y remordimiento. Subió las escaleras
de dos en dos.
¿Cómo podía haberle hablado así a Severus? Siempre le había hablado con
alguna arrogancia pero nunca así, nunca con ese sentimiento de odio que quería
desgarrarle el pecho. Sí, lo confirmó en el espejo, lo que veía en su mirada
era odio.
“Pero yo no puedo odiar a Severus, yo
le amo…” Se miró un poco más, dentro de las oscuras pupilas algo parecía
reflejarse. Ahí estaba el último reflejo de Voldemort antes de morir.
Se apartó del espejo de sopetón. Ver a Voldemort…o mejor, creer que le
veía, solo era un producto de su traumatizada imaginación, se dijo.
Cuando cayó sobre la cama empezó a soñar. Sí, estaba soñando porque se veía
caminar durante varios minutos por un pasillo de alfombra roja. Era Hogwarts.
Reconoció las tapicerías y el cuadro del caballo abierto permitiéndole el paso
a la habitación de su amante.
Allí estaba él, deliciosamente sentado como un príncipe en su sillón de
madera y terciopelo con la mirada fija en un libro.
Se le acercó y lo abrazó por detrás. Mmm, era perfecto poder abrazarle así,
sentirlo retribuir con cariño, pegando su cabeza a su hombro. Su boca sintió la
calida piel de la mejilla del hombre más viejo cuando le depositó un beso
tierno.
Le cubrió los ojos con la mano y se sentó sobre su regazo, delante de él.
-Adivina quién soy…- murmuró destapándole los ojos con un suave gesto. La
reacción de su amado fue inmediata, su piel pareció más pálida y sus ojos se
oscurecieron de terror.
-Voldemort…
Se despertó de sopetón limpiando el sudor frío que le cubría el rostro y le
caía sobre los labios secos. Una pesadilla… Solo una más de tantas que tenía
cada noche…
…esta era distinta…
Intentó calmar su corazón disparado iniciando esos ejercicios de relajación
de que tanto le hablaba Severus. Inspirando, expirando…
La habitación seguía silenciosa, no estaba seguro pero le pareció que los
rayos de sol ya entraban por las ventanas y que tímidamente se metían por las
cortinas cerradas de su cama.
“?Qué más da que sea de día? No
pienso asistir a clase… estoy enfermo…” pensó sintiendo una punzada en el
estomago.
Una vez más volvió a dormirse pero cuando despertó, ya nada era lo mismo.
*
-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?- Dijo Severus viendo como
entraba Harry sin llamar en sus aposentos. Desde que eran novios Harry iba y venía
conforme le apetecía.
El chico cerró la puerta y se despojó de su capa dejándola sobre uno de los
sillones.
-Debería estar haciendo muchas cosas, pero en este momento, solo hay una
cosa que ocupa toda mi mente…- Aflojó el nudo de la corbata roja y amarilla.
Severus sonrió siendo correspondido igualmente por una sonrisa que podía
fácilmente catalogar de perversa.
“Oh, merlín…”
-Ven aquí Severus…- murmuró haciéndole señal con el dedo y conduciéndole
hasta la familiar habitación.- He pensado que podría aprovechar mi tiempo…-
murmuró arrancando el jersey, la camisa y la corbata.
Snape suspiró retrocediendo ante los pasos firmes del chico y se dejó caer
sobre la cama. Harry se abalanzaba sobre él como un animal en celo. Sintió el
pequeño cuerpo sobre el suyo, las manos enredándose entre los mechones de su
cabello negro y buscando su boca entre largos gruñidos de satisfacción.
Su cuerpo vibró como un violín, la lengua de Harry bajaba por su cuello con
una maestría que desconocía totalmente y llegó hasta el límite de su traje.
-No sé por qué siempre llevas tanta ropa…- protestó la suave voz un poco
irritada ahora.- Me encargaré de ello…
Un golpe de varita, rápido y preciso transfiguró toda su ropa en cuerdas de
manila que le aprisionaban sobre la cama. Harry le había atado con las piernas
vergonzosamente abiertas exponiendo sin pudor todos sus secretos.
Intentó moverse pero sus brazos igualmente atados a su espalda le impedían
cualquier movimiento, por pequeño que fuese.
No pudo describir la sensación que le recorrió al ver a Harry mirándole con
lujuria, lamiéndose los labios como un vulgar animal antes de devorar a su
presa.
-¿Sabes que voy hacer? Voy a torturarte… voy a excitarte tanto que te
saldrá el semen a chorro sin que alcances el orgasmo…
-Harry…- protestó.
-Cállate, no vas hacer ningún ruido aparte de gemir para mí. Eres mi puta
ahora Severus…- Se quitó el resto de la ropa debajo de la mirada desconcertada
del profesor.
Harry estaba muy autoritario esa tarde. Nunca había liderado ninguno de sus
encuentros, salvo la noche en que cabalgó sobre su cintura tiempo sin fin. Esa
noche fue exigente y al mismo tiempo se ofreció totalmente. Le despertó los
sentidos de una forma atrevida pero ahora era violento, su mirada exigía
obediencia.
Quizás fuese una etapa más de la adolescencia problemática de Potter.
Aguardó en la misma posición por el siguiente movimiento del muchacho, que
tardó en llegar porque se quedó durante un largo rato mirándolo como si
intentase recordar en su memoria cada parte de su cuerpo, cada centímetro de su
piel, cada detalle. Por fin se decidió y subió lentamente sobre el hombre
indefenso acariciándolo con las palmas de las manos.
Sonrió al sentir la textura exquisita de la piel que se erizaba con el
toque casi imperceptible de las puntas de sus dedos que describían líneas sin sentido. La sonrisa se intensificó cuando
bajó su lengua para explorar y probar cada rincón de ese cuerpo que no podría
olvidar nunca.
Severus gimió cuando la lengua del chico siguió las cuerdas bajando por su
clavícula hacía su pezón derecho dónde se detuvo un rato. Ese pezón era mucho
más sensible que el otro y Harry lo sabía muy bien.
Los pequeños y traviesos dedos torturaron sin pudor la glande de su pene.
-Conozco tu cuerpo como si fuese el mío… - desprendió la dura polla del
profesor de las cuerdas y la pasó a bombear con fuerza arrancándole deliciosos
gemidos de placer.- Gime más alto! – le pellizcó el pezón con fuerza.
-Ah!
-Eso es… sigue así zorra…
Las caderas del cautivo se movían al compás de la mano que le imponía un
ritmo fuerte y exigente. Harry había
acertado el ritmo como más le gustaba, lo estaba haciendo de la forma correcta.
Respiraba muy deprisa, su pulso se alteró. Cerró los ojos, estaba a punto,
pero entonces la mano se detuvo como prometido.
Gruñó una sonora protesta provocada por la falta de presión sensorial en la
zona. Sus caderas seguían moviéndose en una vana búsqueda de contacto.
-¿Qué quieres? ¿Restregarte en cualquier sitio como una puta barata?- Era
humillante pensó Severus. Harry realmente iba a poner en práctica lo que dijo
cuando le ató. Le pareció excitante y aterrador a la vez. Harry era quién lo
hacía excitante y aterrador… ¿cómo podía de pronto ser tan extremista? – Mira
como tiembla… está casi apunto… ¿verdad cariño?- dijo recorriendo la parte
inferior pene con un dedo, desde los testículos hasta la cabeza, muy muy
lentamente.
Severus movió la cintura un poco más ignorando las burlonas palabras del
chico. Sí… necesitaba correrse, la presión empezaba hacerse notar en su pene.
-Lo… necesito… Harry…- murmuró lamiendo los labios secos.
-Lo sé y me encanta ver como ya te sale un poco…- limpió la punta del pene
con el dedo índice y lo chupó como si fuese un poco de crema de chocolate. El
hombre giró los ojos.- mmm… te dije que te saldría… pero esto es muy poco….
Acarició los testículos y acercó sus labios de hálito caliente. Frotó un
poco la boca en ellos antes de recorrerlos con la lengua. Las reacciones que
arrancaba de Severus eran increíbles… decidió meterlos en la boca, estaban
duros. Lo saboreó durante un rato
mientras las suplicas de Snape se convertían en música para sus oídos.
Le ignoró subiendo hasta la base del pene allí dónde se formaban las gordas
venas hinchadas de sangre y se dedicó a recorrerlas una a una con la lengua
hasta la palpitante y húmeda glande.
-Harry… me duele…
-¿Sí? ¿Quieres correrte? Oh… di que quieres correrte, venga…- Le murmuró
besándole las caderas.
-Oh Merlín… mmm quiero correrme Harry!- gimió.- Por favor…
-Cuanta delicadeza Severus… que bello te ves así…- mojó un dedo con su
saliva y acarició la zona alrededor del ano del hombre que parecía blandito y
de fácil dilatación- Tu polla… va a tener que seguir dura… me gusta verla así…
Snape volvió a gemir cuando el dedo mojado se metió en su agujero. Despacio
al principio, acariciando las ruguitas elásticas del músculo metiendo hacía
dentro, deslizando con suavidad explorando todos los secretos de su interior.
-Seguimos entusiasmados… - Bajó la boca a su vientre para chupar unas gotas
más de semen que se acumulaban. – Estas tan caliente…
Unas lagrimitas se juntaban en los ojos oscuros del mayor, pero eso no
demolió a Harry de su labor siguiendo con las caricias ahora desde dentro con
sus dedos.
Al fin de un momento se alejó un poco, solo lo suficiente para alcanzar una
de las velas del candelero. Trajo una, encendida que se escurría de cera
hirviendo.
-¿Qué vas hacer?...
-Cállate! No pienso repetírtelo!- le observó con esa mirada fría y sin piedad.
Nunca había visto esa mirada en Harry, una mirada que, por mucho que le
costase admitirlo, le daba miedo. Intentó una vez más soltarse del agarre de
las cuerdas pero no fue capaz, el hechizo estaba muy sólido.
La mano del chico volvió a bombearle el pene, friccionando sin piedad hasta
el momento clave y deteniéndose otra vez solo para torturarle un poco.
Con la vela encendida derramó la cera sobre el cuerpo lampiño obteniendo
varios gritos de desesperada protesta.
-¿Aun sigues queriendo correrte?- Le salpicó un pezón con la cera
hirviente.
-Ah! Detente!
-Shh… tranquilo…- buscó su mentón y se lo sujetó mientras le brindaba un
calenturiento beso- Ahora viene lo mejor…
Sujetó la vela sobre la polla erecta del mayor y le torturó esperando lentamente
a que una nueva gota de cera cayese sobre la glande ahora ígnea.
El calor le abrasó hasta el alma, no pudo sofocar un grito demoníaco ni ya
podía aguantar más las lágrimas que corrían libremente por sus mejillas.
-Oh… ¿te duele? Mi pobre… pobre Severus… - Sin más se la metió en la boca
apaciguando el dolor. Le chupaba con gula, presionando la lengua en el tejido
dañado ahora más sensible que nunca.
-Si… por favor…- El orgasmo volvió a nacer en la base de su pene pero una
vez más fue prohibido de correrse. Frunció el ceño y se arqueó buscando una vez
más por contacto que no llegó. Gruñó, la frustración casi le hacía perder el
juicio y eso sumado a las ganas de correrse si era una verdadera tortura.
Entonces Harry apagó la vela y lamió la parte inferior.
-Bien… ahora si te va a salir…- Sin más avisos ensartó el agujero con la
gruesa vela que resbaló sin problemas. Snape pareció emitir un grito que murió
en su garganta.
Cuando Harry empezó a mover la vela lo hizo en un ángulo perfecto acertando
en su prostata. El semen empezó a salir a chorro.
El corazón del hombre se disparó cuando sintió el propio gusto de su semen
en su boca. Harry le besaba mientras la corrida caía por las comisuras de sus
labios.
-Saboréalo…- ordenó Harry sustituyendo su miembro palpitante por la vela.
Empezó a estocar al compás de los gemidos de desesperación del mayor. Su sudor
empapaba las sábanas, escurría por sus piernas atadas e incluso hacía más
resbaladiza su entrada.
Se inclinó para besarlo y Severus aceptó su boca adoptando ahora una
posición de total sumisión, abandonado y ajeno a todo lo que Harry quisiese
hacerle, ya fuese darle placer o dolor…
El ritmo no duró mucho tiempo, Harry se corrió en el interior de Snape con
lánguidos gemidos de placer.
Entonces observando todo el abdomen del hombre lleno de semen resolvió
cogerle el pene y bombearlo hasta que por fin y con un largo espasmo de placer
que le contrajo todos los músculos Snape derramó el resto de su semilla. La
vena de su yugular pareció reventar, su boca medio abierta inspiraba todo el
aire que sus pulmones podían soportar.
En fin, una visión increíblemente erótica.
Harry le arrancó las cuerdas pero Snape permaneció de ojos cerrados sobre
la cama.
-¿Qué crees que estabas haciendo?- murmuró con voz ronca como si no tuviese
fuerzas más que para hablar.
-Follándote.
-Me has hecho daño…
-Pero a que te ha gustado.- dijo calmadamente. En ese instante Snape abrió
los ojos y levantó un poco el torso.
-Prácticamente me violaste! Debería…
-Jajaja ¿Hacer qué? No estás en posición para hacer nada así que no me
amenaces. ¿Quién crees que soy?
-Un mocoso insoportable, un sádico que nunca debí aceptar como amante!
-Respuesta equivocada… Cuando follaste con Nagini no te pareció sádico…-
Tuvo la certeza de que lo había oído bien. Nadie sabía de eso, salvo…
-Voldemort!
-Perfecto, ahora que nos hemos encontrado de nuevos y ya hemos disfrutado
de la mutua compañía, vayamos a lo que realmente interesa…- Snape se levantó de
la cama como un autómata, olvidando el dolor por todas partes e su cuerpo y su
desnudez.
-¿Qué has hecho con Harry?
-Ah… ¿“el mocoso insoportable” al
que tu ayudaste? ¿El gusano por el que traicionaste a tu amo? Creía que ya te
hubieses dado cuenta lo que hice con él… me he apoderado de su flacucho cuerpo
sobreponiendo mi alma a la suya. Ahora puedo dominar sus voluntades, sus
deseos, puedo dominarlo, esclavizarlo…
Se resistió mucho, no fue fácil pero al fin le he conseguido… y a ti te
voy a matar por haberme traicionado!- Voldemort irguió la varita de Harry y la
apuntó al pecho del hombre que seguía descalzo pegado al suelo.
Todos sus temores se habían realizado. Todo había estado pasando debajo de
su desproporcionada nariz y él lo único que hacía era considerar todos los
raros comportamientos del chico como una fase de crecimiento. Quiso maldecirse!
Según sus conocimientos el alma que estaba guardada en el horcrux debería
ser utilizada en un ritual para que funcionase… quizás en los seres vivos
funcionase de forma distinta. Nunca lo sabría esta vez Voldemort le iba a
matar.
Buscó su varita con la mirada pero se dio cuenta al instante de que no se
encontraba en la habitación.
-Fue muy placentero mientras estuvimos juntos pero…- murmuró con una
sonrisa perversa. Ese era el final de Severus Snape, pensó.
No supo cómo explicarlo pero algo pasó, algo que cambió todo el curso de
los acontecimientos. La varita de Harry se le cayó de las manos y él se encogió
cubriendo su cabeza con las manos abiertas.
-LARGATE! COGE MI VARITA!!
Le escuchó decir con voz sufrida. El muchacho estaba doblado sobre si mismo
respirando con rapidez.
-Harry!...- El profesor cogió la varita y le abrazó sin pensar en nada más.
-Algo está ocurriendo… ayúdame…- dijo muy bajito con la mirada verde llena
de lagrimas fija en un punto vacío. – No… no puedo hacerte daño…- se balanceaba
como alguien que estuviese a punto de perder el juicio.
“Está luchando contra Voldemort.”
-Mírame!- Los ojos de Harry estaban inyectados de sangre, Voldemort seguía
avanzando.
-Átame Severus… Enciérrame en algún sitio de donde no pueda salir…HAZLO!
Severus tragó saliva ante el tono desesperado de Harry. Tenía razón,
deberían mantenerle encerrado, libre de peligros hasta que encontrasen una
forma de librarse de Voldemort.
Qué hipocresía… ¿para qué mantenerle encerrado? Nunca estaría lejos de
peligro, el mal residía en su interior.
Mientras le cubría con una capa y le ataba las manos Voldemort volvió a
asumir el control del pequeño cuerpo.
-Este crío me da más problemas de lo que hubiese imaginado!- ladró
enfurecido.- ¿No te habías dado cuenta de que este era el mejor horcrux? Sangre
y alma juntos…
-Cállate!
-Te mataré Severus…
-Aún no… no le controlas totalmente!
-No pierdes nada por esperar, traidor!
-Antes encontraré una forma de librar a Harry de ti!
-La hay, mátalo!- sus ojos verdes se contrajeron de ira.
*
-¿Y dónde le has metido?- preguntó el viejo mago.
-En la torre más alta. Estoy muy preocupado…- murmuró apartando los
cabellos de su rostro apoyado sobre su codo. Se le veía abatido.
-Creo que nuestros planes no salieron según lo previsto… Nadie podría
imaginar que esto pasaría.
-Usted ya sabía que Harry era el último Horcrux!- protestó Snape sin perder
la compostura.
El anciano se sentó apartando una pila de pergaminos de encima de la mesa
para poder apoyar las manos cruzadas.
-Cierto… pero no se qué clase de magia es…
-¿No sabe?- Dijo Severus, ahora ya casi atónito.
-Bueno hay algunas cosas que…
-Albus, no intente ofuscarme con teorías baratas, lo que quiero saber es si
es reversible!
-Ten en cuenta de que el trozo de alma de Voldemort está fusionada con la
de Harry desde los dos años de edad. Ha estado ahí todo este tiempo, de una
forma o de otra condicionando sus comportamientos y sus elecciones… Si las
separamos ahora muchas cosas podrán dejar de ser como eran antes.- concluyó.
-Quiere decir… ¿Qué quiere decir?
-Que Harry podrá empezar a ver las cosas que le rodean de una forma
distinta… desde otro prisma.
-No importa. No hay elección! ¿Eso quiere decir que cree que sea posible
separar las dos almas?
-Si es posible en este momento solo Voldemort puede saberlo. Del mismo modo
que supo cómo hacer del niño su Horcrux…
-¿Pero Harry no fue un Horcrux involuntario?
-¿Lo fue?... Creo que ya no nos podemos permitir perder el tiempo con esa
clase de especulaciones.
-No sé qué pensar…- frunció el ceño en una expresión sufrida.- No quiero
perder a Harry…
-Salvar al chico es nuestra principal prioridad… Volveré a investigar sobre
este tema pero, en toda mi vida nunca he visto nada parecido en ningún libro.
-Oh Merlín! Acabo de acordarme de una cosa…- musitó Severus sacando la
antigua hoja de pergamino que Voldemort le había dado, del bolsillo.- En este
libro… quizás esté en él.
-A ver…- Dumbledore se tomo su tiempo leyendo- Nunca había leído nada así…
¿Voldemort necesitaba fluidos orgánicos para vivir?
-Su cuerpo necesitaba sexo para regenerarse… esa era la pócima que me
encargó. Tengo entendido que en ese
manual deben de existir hechizos de magia oscura. Estaba en casa de los Malfoy.
Es un libro muy, muy antiguo…
-Sí, quizás sea único en el mundo. Quizás ahí esté lo que buscamos! Será
mejor que te ocupes de eso Severus, yo voy a contactar con la orden. Será
necesario que alguien lo vigile. Muy pronto se hará más fuerte y entonces
tendrá acceso a la magia de Harry… y cuando eso pase, no creo ni que necesite
una varita para salir de allí.
Severus se levantó. Deberían actuar rápido.
Uff, ha sido realmente inquietante y me has dejado toda intrigada esperando la continuación. Supongo que habrá alguna forma de separar el alma de Voldemort porque no se te ocurrirá terminarlo como una tragedia, ¿verdad? ¬¬.
ResponderEliminar=O podria ser minu! No hay nada como una buena tragedia griega! XD Besos
EliminarLo sabía!, querías torturarnos dejando que pensasemos que Harry estaba a salvo y luego darnos el susto. Reconozco que te ha salido increíble, el capítulo esta genial, espero impaciente la continuación. Muchas gracias.
ResponderEliminarIlnag espero que por lo menos te haya gustado esta historia. No te desesperes ya se acerca el final!
EliminarEste giro si que no me lo esperaba, sabia que todavía Voldemort iba a dar guerra, pero, meterse en el cuerpo de Harry, me ha dejado patitiesa.
ResponderEliminarGracias Saito, nunca dejas de sorprendernos, ahora otra vez de los nervios esperando el proximo capítulo.
Besoss
Hola Maria! Muchas gracias por seguir leyendolo firme! Se acerca el gran final, espero que te guste!
EliminarComo nos dejas así?? Como te gusta torturarnos. Ahora voy a estar entrando en el blog cada hora por si te apiadas y pones pronto otro capi. Por cierto la escena de Snape atado ha sido uff, me han entrado unos calores, jejeje me ha encantado.
ResponderEliminarBesos. Guada
jajajaj XD Guada, se acerca el final, no te lo pierdas!
EliminarEste comentário foi removido pelo autor.
ResponderEliminarIncreíblemente intenso el capítulo!!! Sabía que aún quedaba algo en el tintero!! Me ha gustado mucho, espero ver cómo se va a solucionar este nuevo revés. Un saludo!
ResponderEliminarHolaa! Muchas gracias!! Pondré la continuación muy pronto! Saludos!
EliminarFina. Hola Sito, Felicidades por el nuevo blog, esta super bueno. Que lata desaste de Voldemort es que no se acab a de morir. Pobre Harry y Severus, no pueden ser felicies; en espera de mas capitulos, mil gracias por compartir, besos, chao
ResponderEliminarHola Fina! Se acerca el final, no te lo pierdas!!
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