1 de abril de 2013

El millonario y el esclavo- capitulo 5



CAPITULO 5


-¿Y bien? Oiga, me importan un comino las burocracias. Quiero que me de respuestas, quiero que me diga si es seguro trasladar a Sano a mi casa, quiero saber si corre algún peligro! Hace un mes que me habéis interrogado en el Hospital y me dijisteis que estabais trabajando en el caso! Una mierda, no estáis haciendo nada!! No crea que va archivar el caso porque yo no lo permitiré!- él joven agente seguía sentado tras su secretaria. Le miró de reojo y dijo:

-¿No cree que se está precipitando en sus acusaciones?

-No, no lo estoy. Ambos sabemos perfectamente como está el sistema judicial, así que no me venga con chorradas! ¿A quien hay que sobornar para que la investigación avance?

-Sobornar a la autoridad es un delito Señor Saito!

-No sea hipócrita! Creo que no tiene usted muy claro con quien esta hablando!

- No.

-Ya lo suponía. Pero le es suficiente con saber que tengo dinero como para comprar Japón, ¿se entera?

-¿Qué demonios ocurre aquí?- El inspector entró sin avisar sorprendiendo a Saito prácticamente echado en la secretaria preparándose para asfixiar al policía.

-Este señor intenta sobornarme!

-Señor Saito, ¿qué hace usted aquí? ¿Se le ha perdido algo?

-Casi todo. Pero que bien que le encuentro, así hablo con usted.
 

-Por favor, intente mantener la cordura, estamos trabajando duro, de verdad y ya tenemos una pista muy clara, pero…

-¿Pero?- Se habían retirado a una de las salas despejadas de la comisaría. Allí, como en todos los demás despachos reinaba el caos, y la única diferencia era que en aquella sala se acumulaba el polvo y las telas de araña.

-Le explico. Hemos seguido los relatos de todos los interrogados, donde de hecho estaba el suyo también, y remontamos hasta el día en que supuestamente compró a Sanozuke.

-Si, ¿y? 

-¿Recuerda a un tal Eiyuu Masato?

-Perfectamente, es el hombre con quien me peleé en la subasta por Sano.- Se tomó un trago del horrible y ya helado café de comisaría.

-Exactamente. Tipo al que usted hundió con la ayuda de su abogado. Lo hizo de una forma impiedosa pero totalmente legal.

-Si, ¿pero por qué es el un sospechoso? No lo entiendo.

-Creemos que a lo mejor quiere vengarse de usted usando a Sanozuke. Por lo que me han informado usted lo compró por una suma considerable que él no pudo alcanzar, aparte de que lo ha humillado… ¿En que piensa?

-Que ese hombre no tiene iniciativa para algo tan macabro- Dijo cautelosamente.

-Oiga Saito, seguramente usted entiende mas de bolsa que yo, cada uno es para lo que nace. Le digo que soy perspicaz, soy policía hace años y nunca he tenido una mala corazonada. A veces tenemos el culpable tan cerca de nosotros que ni nos damos cuenta!

-Cuanta modestia! Bien haga lo que quiera, usted lo dijo, con otras palabras pero lo insinuó, dejaré de meterme en su caso… Sepa qué de algo estoy seguro, que no ha sido él. No es suficientemente listo como para burlar mi sistema de seguridad. Además el se quedó sin un yen para contratar a dos de esos matones que describió Sano! Y aun hay algo más, tuvo que ser alguien que me conozca, y que conozca mis rutinas.- Hizo un dibujo en la polvorienta mesa con el dedo antes de proseguir.- Alguien que tuviese una buena coartada, aunque a esa hora todo el mundo estaba supuestamente durmiendo. Digo supuestamente porque aun me tiene a mí en su lista de sospechosos… Mi consejo era solo ese, que no siga por ahí, pero yo que le voy a enseñar? Usted es uno de los mejores policías, y nunca se equivocó en una corazonada en años de trabajo! Haga lo que haga, prométame que va a investigar mi casa. Todos. Desde la sirvienta hasta el chofer.

-Bueno hagamos algo, no quiero que me considere un hijo de puta, así que mandaré algunos hombres que usted contratará de incógnito para sustituir a los de seguridad que va a despedir. ¿Que le parece?

-Yo no voy a despedir a nadie de seguridad… bueno aunque ya lo he pensado…- dijo con interés objetivo.

-Bien, pues póngalo en practica. Le daré algunos nombres, y también enviaré algunos hombres de uniforme como tapadera y protección.- dijo al fin.


Se movía más a menudo que en los últimos tiempos aunque aun no le aconsejaban hacer muchos esfuerzos. Por fin le habían dado de alta y volvería a casa con Saito. Con su ayuda se acostó sobre la cama de almohadas recién hecha para él.

-Cada día estás más guapo… Creo que de verdad ignoras la belleza que posees.

-Saito…- Mientras lo observaba su mano se cerró sobre su brazo. Ya era muy raro que se besasen. Sano se sentía inseguro, tembloroso cuando se le acercaba. No tenia seguro si aun era el trauma u si le temía.

El hombre había tenido con él largas charlas llenas de paciencia y comprensión sobre lo que sucediera. No quería que Sano se encerrase en si mismo y se convirtiese en un hombre lleno de odio y rencor. Sabía que seguiría alejando su cuerpo por muchos meses, los médicos ya le habían avisado que Sano podría tardar en retomar su vida sexual.

-Miraa quien ha venido a darle la bienvenida!...- él labrador negro entraba de puntillas temiendo ser descubierto en la habitación de su dueño. Ese temor no le hizo parecer menos contento, balanceando los cuartos traseros.

-Holaaa Iviii!- extendió la mano para acariciar la grande y suave cabezota. Lo echaba mucho de menos. Siempre era un placer jugar con el perro, siempre se mostraba muy listo aunque muy perezoso.

Saito le contara que Ivi era un verdadero héroe, nada lo había detenido hasta despertar todo el mundo. De alguna forma Ivi era el responsable por su salvación. El canino le mordió los dedos con cariño.- jajaj, que juguetón estás! Siii, yo también me alegro de verte! Perrito precioso!

-Desde ahora en adelante nombro a Ivi tu guardián personal, no abandonará tu lado, se quedará a protegerte. ¿Verdad?- el perro pareció comprender y latió en contestación.

-¿Crees que volverán?

-¿Quienes? ¿Los hombres?- murmuró pegándole unos azotes juguetones al mimoso perro.- No creo, la casa está muy vigilada y además, yo estaré cerca!

-La otra vez, también estabas cerca…

-Sano, se que no puedes perdonarme… Ya te lo dije, lo siento. Nadie lo siente tanto como yo, te lo juro. ¿Crees que me gusta verte así? Imaginar tan solo lo que pasó me dan ganas de morirme, no puedo imaginarte siendo de otro!- Tras esto, ¿que más se puede decir? Las viejas lágrimas vieron a tono.

-Pues a mi me parece que ya te has perdonado, ¿sabes? ¿No puedes imaginar dices? Pues no sabes que se siente al ser de otro contra tu voluntad! Como, como es asqueroso, repugnante y como me dolió… Y esas voces- Se tapó las orejas escondiendo el rostro del cada vez más preocupado Saito.- Esas voces… la eterna sensación de estar sucio… No sabes que es! Nunca lo has sabido!

-Sano!- le cogió de la mano.- Sano, yo no me he perdonado, solo podré hacerlo cuando me perdones tu, cuando te perdones a ti mismo.

-¿Perdonarme a mi mismo? ¿Por qué debería perdonarme? Yo no hice nada! ¿Crees que debería perdonarme por no haberme resistido más? ¿Por ser un flaco y temerle a dos hombres mucho mas fuertes que yo? ¿Por ceder a lo que me pidieron por temer la violencia? Que llegó... Al final llegó, llegaron los golpes, el dolor, el sabor a sangre en mi boca y el deseo de morir, ojala esas manos calidas no me hubiesen traído de nuevo a la vida!

-No, deberías perdonarte por pensar que ya no te voy a querer, para mi sigues siendo Sanozuke, el mismo que conocí bajo la lluvia. No creo que el rencor sea la respuesta a la situación… Creo que deberíamos seguir la investigación policial y juzgar a los culpados de esto!

-Para ti es fácil decirlo! No fue a ti a quien violaron!

-Necesitas descansar. Será mejor que me vaya abajo.- le acomodó la ropa.- Ivi se quedará aquí contigo y hay un policial en la puerta. No tienes que temer a nada.

-Vale, gracias.
 
-Te quiero.

-Y yo a ti…- cerró los ojos cuando le vio salir.


Aunque Sano insistía en echarle las culpas de lo que había pasado, sabía que ninguno de los dos era el responsable. Siempre había esperado que la persona a la que amase no sufriese el dolor de la misma forma que él la había sufrido en su juventud. Pero ahora ya era un hombre, y eso había sido hacía mucho.

Con el tiempo Sano terminaría por volver a su vida, terminaría por intentar olvidarlo y prácticamente lo superaría. Si, solo necesitaría tiempo, el tiempo cura todas las heridas, incluso las del amor…

Desde su juventud dejó su corazón cubrirse de hielo pero tan pronto como le conoció el hielo empezó a derretirse lentamente sin que pudiese hacer nada para impedirlo. Sentía de pronto las ganas y la necesidad de protegerle de darle cariño, de darle ahora el apoyo que no tuvo…

Aquella sonrisa le borraba los problemas de la mente, como si nada más que ellos dos existiese.

Durante muchos años y mientras vivió su padre escondió su sexualidad, posponiendo siempre los encuentros y romances. Se dedicó a los estudios, al deporte, a la lectura, creciendo envuelto en soledad.

Durante un tiempo fue buena amiga, pero ya no podría volver a vivir de la misma forma…

No después de conocer a Sano.

Su propia respiración resonaba con fuerza en sus oídos mientras se obligaba a dar pasos largos por el pasillo.

Una rizada maléfica se levantó a sus espaldas y Saito se quedó helado. La risa se alzó y el cabello de su nuca se le volvió a erizar.

-No- escuchó su voz ronca.
 
No no no no no por favor no...

Se reconoció en la cama donde no había nada más que un niño asustado.

Se libertó de las recordaciones con un aire enfurecido que subía a sus mejillas.

En su escritorio le esperaba un hombre, uno de los vicepresidentes de una de sus empresas.

-Buenas tardes- Le saludó ocupando su sillón detrás de su secretaria. En realidad no le importaba mucho saber que tema de conversación había traído el hombre hasta su despacho. Creía que durante el tiempo que estuvo ausente lo había dejado en buenas manos…

Se quedó en silencio, de todas formas nunca había sido muy hablador, mirando el reflejo del acuario en las pareces lacadas en azul grisáceo. Cuanta paz transmitían los pececillos, parecían felices. Supuso que todos los animales lo serian, si uno no conoce el dolor, es feliz… y ahora había tantas cosas que le dañaban.

El hombre le tendió unos cuantos papeles para que firmase. Las leyó con atención y se las devolvió.

-No pienso firmar eso. No estoy de acuerdo con el sistema que piensas poner a prueba en al empresa.
 
-¿Por qué?- habló por primera vez.

-Porque es una medida que no me interesa. Mientras siga siendo yo el dueño… cosa que no me parece que vaya a cambiar, se hará lo que yo decida, y de momento he decidido que eso, no me interesa. Me he explicado con claridad?- dijo Saito con voz áspera.

-Bien, como quieras. – Se frotó las manos ignorando el aspecto pálido y sombrío de Saito con el rostro entre sus manos. –He oído decir que… bueno, que has tenido unos problemas con la mascota que has comprado en la subasta del club. Me parece que te estás haciendo blando… ajajaj, la mía sigue muy eficiente, no hay nada que unos buenos latigazos no resuelvan…

-¿Que mascota? Yo no tengo ninguna mascota!

-¿No? ¿Y que has hecho con aquel magnifico ejemplar? ¿Ese por el que pagaste una fortuna? ¿Lo vestiste?... Imposible!

-¿Fortuna? Yo no pague por el ni un cuarto de lo que vale!- Le corrigió.

-mmm… ¿entonces ese gatito es una fiera en la cama he? Uff, no me sorprende… es prefecto, y que color de piel tenia…

-¿Te refieres al chico?

-Si, hombre, no te hagas el desentendido! El chico que compraste en la subasta!

-El único chico que conozco es mi novio, no tengo a ningún chico comprado en subastas en mi casa. Y a lo que a mi respecta, nunca ha sido mi mascota.

-¿No?- levantó una ceja.- Pues eso no fue lo que me dijo tu mayordomo cuando se lo pregunté…

-¿Ah no? ¿Pues y que te dijo exactamente?- la conversación empezaba a interesarle.

-Bah, nada de importante. ¿Con que ahora es tu novio he?... ajajaj eres el único multimillonario que conozco que se convierte en amante de los prostitutos mas rancios de Tokio.- le comentó con toda intención.

-Bueno, digamos que ese es mi problema. Sigues siendo alguien que puedo dispensar si alguno de tus comentarios no me gustan. Así que ten más respeto cuando te refieras a Sanozuke. No es ningún prostituto, es mi novio. ¿Está claro u te lo pongo por escrito?- Le parecía que tenia que aclararle las cosas demasiadas veces. No le gustaba para nada este tipo de personas.

-¿Y como seria eso por escrito?- murmuró entre dientes. Saito le recorrió con la mirada mientras garabateó algo en un papel y se lo entregó.
 
-Que gracioso! No has perdido tu humor!!!

-¿Qué humor? Allí es la puerta. Buenos días.

-Oyee, no puedes hacer esto!- le aseguró.

-Puedo, es mi empresa. ¿Soy tu jefe y en cima vienes aquí a burlarte de mí? No me parece.  Mira no me gusta nada que me ofendan, que se burlen de mi, y aun menos que lo haga un perdedor como tu. Intenta dejar tu escritorio libre para el lunes, no me interesa volver a verte la cara por el pasillo.

-¿Que quieres decir?
 
-¿Lo quieres mas claro que en ese papel? Estas despedido! No cuentes con una carta de referencia mía. Recibirás novedades de mi abogado.- El hombre se hundió en la silla.

-Hace días me dijiste que estabas contento con mi trabajo! Oye, retiro lo que dije sobre el chico, no creí que te afectaría tanto!

-Si, estaba muy contento, pero eso es todo. Estaba, Pasado. Despedido, presente y futuro. De todas formas gracias por retirarlo, es un detalle. Buenos días.

-Saito…

-¿Perdón? Señor Saito, y no insista, no hay vuelta en mi decisión. –Dijo apoyando la espalda en el sillón esperando a que se marchase.

Cuando por fin se quedó solo, cerró los ojos disfrutando el silencio que parecía música. No pudo creer como alguien venia a su casa para burlarse de el, en su cara! Había que ser muy petardo y tener mucho morro. Aclaró la garganta y suspiró.

Estaba tan tranquilo que no escuchó a Chou entrar, tan solo abrió los ojos repentinamente cuando algo le toco la pierna.

-Señor, ¿está usted bien?- Estaba agachado entre sus piernas abiertas jugueteando con su pantalón gris.
 
-Si, Chou. Solo estoy cansado.

-¿Necesita algo? Parece enfadado y disgustado…- su mano subió unos centímetros más por su pierna. ¿Le estaba provocando? Relajó los músculos y disfrutó el toque.

-Acabo de despedir a ese capullo!

-Bueno, es que ese tipo no sabe como complacerle, pero digamos que yo se como dejarle de mejor humor… - Le vio cerrar los ojos. No esperó ni un segundo, era su oportunidad de subir la mano y de acercarse al local deseado para besarlo y olerlo sobre la ropa. Sentía crecer agua en la boca y una enorme excitación en su entrepierna. - …darle placer a mi amo… ahhh.- gimió sus pezones estaban muy excitados. Tanto que tan solo un suave roce en la camisa le hizo temblar.

La boca y la lengua escurridiza de el se movía como una culebra calentándole bajo la ropa. Le buscó las pelotas, friccionando el tejido de forma lenta.

Un suspiro y Saito volvió el rostro hacía él. Los ojos de Chou se encontraron entonces con los suyos y asintió débilmente al tiempo que sus labios dibujaban un silencioso más.
Metió las manos por la bragueta para sentir el suave sexo de su jefe poniéndose duro. Si, era suave, caliente, grande y poderoso como una espada. Sabía por experiencia lo muy firme que podía llegar a ponerse aquel trozo de carne sabrosa.

-Usted puede hacer un hombre ver estrellas con esto…- El conde gimió bajo la mano que conocía perfectamente todas sus debilidades.

Chou se bajó el pantalón al tiempo que se metía la polla hinchada de Saito en la boca entre profundos suspiros de ansiedad. No se lo podía creer, aun no había ni empezado a masturbarse y su polla ya amenazaba explotar de placer en su mano.

Mientras lamía toda la extensión de piel de Saito al descubierto preparó su ano con su saliva y un poco de su jugo pre orgásmico. Hmmm… Lo hará, es hoy, hoy me follará… el simple pensamiento le trajo sensaciones que no conocía. Se apretó la polla sin piedad. No pretendía correrse tan pronto, no hoy que estaba tan cerca de lograr lo que se proponía.
Abandonó el sexo insatisfecho de su amo que gimió suavemente con la falta de presión sensorial.

-Le quiero, le quiero tener en mi…- Se levantó y se apoyó en la mesa enseñándole el agujero tembloroso y mojado.

Saito se levantó. Hacía demasiado tiempo que no se desahogaba. Se descubrió pensando en como seria hundirse en aquel agujero que Chou exponía con orgullo, separando las nalgas duras con las manos.

Se posicionó tras él y se rozo en la raja.

Chou tembló al tiempo en que se sujetaba a la mesa. Lo deseaba enfermizamente. Se maldijo por no haber tomado esta iniciativa antes, al final el sufrimiento de años se resolvería en cuestión de segundos. Para esto había vivido toda su vida para ser de este hombre, para servirle… Olvidó rápidamente estos pensamientos, solo podía pensar en la polla que se frotaba entre su carne, preparando el agujero. ¿Cuando lo haría? ¿Cuando le daría lo que quería? Movió las caderas empezando a impacientarse, le ardía la polla entre sus dedos cerrados, le quemaba la sangre que fluya por sus venas, el deseo lo contaminaba como un veneno.

-Amo… fólleme por favor… sea malo! Hágamelo, por favor, por favor, mi culito no puede esperar más…

Saito gimió algo sujetándole por la cintura y de pronto con un repentino empujón, le soltó y se alejó recuperando la respiración acelerada.

Abandonado sobre la mesa Chou dio un grito de frustración.

-Vete de aquí Chou.

-¿Qué?- Se levantó limpiando su mano a los calzoncillos.

-No quiero hacerlo!

-¿Cómo que no quiere?, ¿se ha visto?

-No importa como esté! No quiero hacerlo contigo, no se porque te habrás tomado esta libertad, antes nunca lo habías hecho!

-Usted estaba reaccionando muy bien para quien no quiere hacerlo! No se de que se queja!- Gruñó .

-Chou, no me interesa follar a alguien para desahogarme solo porque el chico al que amo no quiere satisfacerme. No es justo para ninguno de los tres.
El mayordomo estaba furioso arreglándose la ropa.

-Ah! ¿Entonces era eso lo que hacía antes de conocer a ese cerdo? ¿Desahogarse conmigo?

-Chou yo nunca te he follado!

-Porque no ha querido! Yo siempre le he complacido en todo.- gritó.

-Yo jamás te obligué a nada, lo hacías porque querías.
 
-Es un cínico y un hipócrita! No se porque me he enamorado de un prepotente como usted! Soy un iluso, siempre creí que podría llegar amarme, pero me equivoqué, me parece que no hay lugar para mí en su corazón, Saito.- escondió los ojos húmedos.

-Tu… ¿estas enamorado de mi?- Se arregló la camisa.

-Estoy locamente enamorado de usted…

-Yo, no lo sabía. Uf creerás que te he dado tipo de esperanzas… Lo siento. ¿Por qué nunca me lo has dicho?

-¿Cambiaria algo?

-Pues, no sé. Estoy demasiado confuso y cansado para pensar en algo.- Dijo Saito saliendo de su aturdimiento y retrocediendo un paso.

-Usted nunca se preocupó en pensar u en preguntarme que sentía! Usted terminaba y se marchaba sin ni siquiera aliviarme, Me usaba como se fuese un objeto!- lloriqueó
 
-Chou las cosas no son así…

-SI, lo son. Siempre han sido así!- contestó al tiempo que se dejaba caer sobre sus rodillas otra vez.

-Es que yo…- Yo era un tipo demasiado cerdo como para preocuparme por lo que sentías, ni tampoco el porqué lo hacías…

-¿Por qué siempre me lo negó? ¿Quiere que me vuelva loco? ¿Que me muera virgen?

-¿Cómo dices?-Chou le miraba con una mirada de tristeza.

-Que termine, que me lo haga!- exclamó- Yo le vi por primera vez cuando tenia nueve años. Por aquel entonces era usted mas joven también, aun vivía el señor… yo solo era un niño, y era muy amigo del hijo del jardinero de entonces. Ese día vine a jugar con el y se nos escapó la pelota. Rebotó y saltó tras los arbustos. Fue entonces cuando le vi, sentado en ese banco que hay bajo el roble de las traseras leyendo un grueso libro de tapas oscuras. Estaba usted tan bello, recuerdo su semblante tranquilo y ausente. Desde ese momento supe que usted seria el dueño de mi corazón y por eso decidí hacerme mayordomo y trabajar para usted… quería estar siempre cerca y complacerle en todo. Siempre… rechacé otras invitaciones de trabajo que podían haber hecho de mi alguien con otra posición social, al igual que rechacé encuentros y novios. Sigo esperándole, esperando que sus manos me hagan conocer el placer por primera vez…

-Chou..- vaciló en lo que decir. Eso era una gran muestra de amor y el sintió que no era el momento ni el lugar para que se lo contase. No estaba preparado.- Te estas precipitando…

-No! Hace tiempo que quise contárselo, pero el maldito tuvo que caerse del caballo en ese momento!

-¿Si? ¿Era eso que querías decirme?

-Si…- se levantó.- necesito ser suyo, sino me moriré.- le acarició el pecho.
 
-Chou no puedo corresponderte, lo siento. Te lo he dicho.

-Me mataré!

-Ya basta.- una de sus manos le sujetaba los pulsos.

-Me ahorcaré en el roble con una cuerda de los caballos! ¿Cree que no podría hacerlo? Si usted me niega habré vivido una vida entera sin sentido, creyendo que podría haber un nosotros!

-Chou, no puede haber un nosotros!-Creyó que se le rompería el corazón. Todas las palabras de amor que esperaba oír no eran más que un montón de sueños rotos bajo sus pies. - Estoy enamorado de Sanozuke!

-Madito crío!

-¿Eso es lo que piensas de él?

-¿Debería pensar algo más?-gruñó.

-No sé, dímelo tú.

-Lo único que pienso es que es un inconveniente y un mal educado. No tengo nada contra él- dirigió a Saito una mirada fría y distante, muy distinta de las miradas que solía tener.

-Iba a pedirte que reconsiderases una amistad con él, en este momento Sano lo está pasando muy mal y necesita apoyo, pero me parece que no te puedo pedir algo así…

-Cierto! No puede.- Saito encendió un cigarrillo.- Se que lo está pasando muy mal, lo he visto…. Pero, contésteme a algo.

-¿Si?

-¿Y yo qué? También lo estoy pasando mal. ¿Cuando va a pensar en mí? ¿Y en lo que siento? ¿Mejor, cuando va a pensar en lo que le he dicho? ¿Que estoy esperándole hace una vida, va a seguir como si no hubiese pasado nada??

-Chou, si aun tienes esperanzas será mejor que lo olvides. Piensa en ello…- Se arrimó al acuario y jugueteó con el dedo sobre el cristal.- … Si crees que te vendrían bien unas vacaciones para descansar, hazlo.

-¿Esta hablando para usted mismo o se refiere a mi?

-Me refería a ti.

-No, no quiero vacaciones, no quiero nada. Solo quiero estar con usted… Saito, por usted haría cualquier cosa! Ya debería saberlo!

-Pareces empeñado… ¿harías cualquier cosa?- preguntó al tiempo que se daba la vuelta.- ¿Matarias por mi?

18 comentários :

  1. gracias por el capítulo. hace poco descubrí tu página y realmente me gusta esta historia
    saludos
    evar

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el capitulo Saito ha estado muy bien. Besosss

    ResponderEliminar
  3. Hola, Saito
    Ufff!!!! Por un momento pensé que Saito la iba a liar montándoselo con Chou :(
    La obsesión de Chou es peligrosa y Saito no debería alimentarla.
    Me has dejado en ascuas, espero que actualices pronto.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. jajaj si? Chou también pensó eso por un momento XD
      Muchas gracias por leerlo!! AJJAJA

      Eliminar
  4. hola saito gracias por otro capi, menos mal que saito se arrepintió a tiempo, pobre sano se iba a morir se el maldito de chou se lo contaba. espero que saito comienze a desconfiar de chou y vea como es en verdad!!!! a pesar de estar dolido,no era motivo para hacerle algo asi a sano! besos

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. SDi Saito se lo cree todo, es tan inocente XD
      Pobrecito vamos a tener que espavilarle!
      Gracias por tu comentario!

      Eliminar
  5. Fina. Hola Saito, me alegro que saito defienda a Sano, espero que saito descubra pronto a Chou, gracias por el capitulo, besos, chao

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. Hola Fina! *-* Muchas gracias linda por seguir esta historia!

      Eliminar
  6. Gracias por el capitulo Saito!!!! Muy interesante, cada vez que leo un capitulo me quedo con ganas de mas!!! Tus historias son excelentes!! Besos

    Edmarie

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. =O No sigas eso que me lo creo!
      Muchas gracias preciosa mia!!

      Eliminar
  7. Bien, parece que ese idiota de Chou esta por descubrirse. Ahora a esperar la venganza, después de lo que se atrevió a hacerle al pobre Sano debe ser algo sonado. Muchas gracias.

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. Sí, Chou necesita un Psiquiatra muy pronto XD
      Vere que puedo hacer! Muchos besos!

      Eliminar
  8. La verdad es que en el fondo, me sigue dando algo de pena Chou, porque Saito no se ha portado muy bien con él. Claro que Chou está enfermo de celos y es capaz de las mayores atrocidades y, por eso, merece un castigo, pero Saito, también debería arrepentirse de su forma de proceder. Uff, madre mía, no sé si me estoy metiendo tanto en la historia que hasta me pongo a repartir justicia, jajaja. Besoss.

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. Uf eres tan buena minu! Saito siempre pensó que para Chou tambien estaba claro que solo era sexo... No se puede arrepentir, es que los ricos no se arrepienten... no es fino.
      Besos!

      Eliminar
  9. La verdad, Minu que llevas mucha razón.
    Saito va a descubrir que Chou es el culpable de todo lo que le paso a Sano.
    Bueno esperando por el proximo capi.
    Muchas gracias, me gusto mucho.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. Sí, y cuando saito lo descubra....
      jijiji si si, a esperar el siguiente episodio! XD
      Besos!!

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...