30 de abril de 2013

Harry Potter y el destino inexorable- capitulo cuarto



CAPITULO Cuarto
EL RITUAL

M
ientras las semanas avanzaban la cosa mejoraba. Harry ya podía mantenerse impasible ante las provocaciones de su maestro.
Infelizmente para Harry esas clases eran sólo el principio de lo que realmente estaba por venir.

-Pasaremos a la siguiente fase. Haremos sólo una prueba…. ¿Leyó el libro que le di?

-No señor… - Snape abrió los ojos como platos.

-¿Y eso por qué?

-Ha desaparecido….

-¿Cómo que ha desaparecido? Explíquese!

-Lo dejé en la torre y ya no está. – El hombre dio un respingo de impaciencia.

-Venga prepárese!

-¿Qué me va hacer?

-Levántese, voy a entrar en su mente. ¿Preparado?

-No, ¿qué se supone que hago yo?- Snape lanzó un suspiro y miró al techo, como de costumbre, perdiendo la paciencia.

-Usted, coge su varita…- dando un paso al frente se la sacó del bolsillo y con un gesto rudo la metió en la mano del joven aprendiz.- va a intentar desarmarme o defenderse mentalmente con las técnicas que le enseñé ayer… O sino defiéndase como pueda!

Asintió viéndole volver a su posición.

-Legilimens!-Invadido por una sucesión de imágenes rápidas el suelo se desvaneció debajo de sus pies.  Vivía cada uno de los momentos que pasaban por su cabeza otra vez. Imágenes de cuando tenía 11 años y metía a su primo en una jaula de serpientes, cuando tenía 5 y su primo le tiraba chicles al pelo en conjunto con sus amiguitos, cuando tenía 7 y subía a un árbol porque allí Duddley no podría cogerle para pegarle. Las imágenes dejaron de ser lo que había vivido y Snape accedía a sus pensamientos, se hacían cada vez más íntimos, “No, yo no aprobé Pociones. Snape me puso “insuficiente” y además añadió una asquerosa nota de observación!
-Si que es un asqueroso bastardo…El año que viene les pediré algún juguete a Fred y a George, de esos peligrosos para molestarle!” .

Su cuerpo cayó sobre lo que esperaba que seria el suelo, y en lugar de eso se dio de frente con Snape. El hombre le sujetó entre sus dos brazos mientras su cerebro  volvía despacio a su cabeza. No se dio cuenta al principio pero su cabeza estaba apoyada  contra el pecho de Snape. El profesor desprendía el más increíble olor corporal. Era una fragancia fresca y limpia, a unas hierbas que no podía identificar.

Su estomago se revolvió, nunca se imaginó describiendo el olor del cuerpo del profesor Snape como… increíble. Ni siquiera podía creerse estaba tan cerca como para olerle. Nunca antes le había olido. 

Irónico. “Concéntrate en algo neutro” Pensó Severus sintiendo la palma de la mano del chico contra su tórax. Lo apretó más contra su pecho y lo dejó sobre el sillón. No era tan difícil olvidarse del contacto, después de todo estaba acostumbrado a manifestar sólo desagrado por las cosas.

-Me ha dejado penetrar demasiado en su mente…- murmuró con una sonrisa burlona.- Vamos de nuevo, olvídese de las emociones y vacíe su mente.

Cerró los ojos y respiró profundamente, pero el odio volvió a envenenar su alma.

-No me está obedeciendo!

-Olvídelo!- Explotó Harry – No puedo concentrarme… me duele la cabeza!

-¿Será que mi proximidad le confunde, Sr. Potter?- La sangre inundó el angelical rostro que cambió de color rápidamente. Conseguía percibir el odio del chico salir por cada poro de su piel. – Creía que ya habíamos aprendido a no dejarnos intimidar por la emociones….

La cicatriz de Harry seguía latiendo febrilmente.

-Esto es una tortura.- Comentó amargo.- Será mejor que me vaya!

-Estoy de acuerdo. Vuelva mañana cuando se sienta más despejado. Por cierto… espero que no les haya contado a sus amigos lo que hace aquí.

-¿Y por qué no?

-Porque nadie debe saberlo.

-¿Se lo ha pedido el profesor Dumbledore?

-Si, fue él quien me lo pidió.- “Pidió… como si los pedidos de Dumbledore fuesen opcionales…”

-Bueno, entonces me voy. Sólo espero que no me eche de menos!

-¿Por qué debería? ¿Cree que exploté de alegría al saber que me iba a pasar el verano haciendo de niñera?

Harry salió conteniendo las ganas de hacerle una mueca  y sacarle la lengua.

Por todas las imágenes que ahora tenía en su cabeza concluyó que Harry tampoco había tenido una infancia sencilla. La pareja de  Dursleys y el niño gordo se pasaban el día machacando al pobre Potter. “Pobre…”  por muy maltratado que hubiese sido, no había sentido el dolor de la misma forma que él.

La hebilla del cinturón de su padre cayó varias veces sobre su cuerpo acurrucado contra el suelo polvoriento de madera. Intentó protegerse en vano con sus brazos escuálidos y sucios. Las marcas rojas se confundían con las negras y las amarillas en sus costillas.

-PARAA!

-Eres un asqueroso!

-No he hecho nada…- Se cubrió la cabeza ignorando las lagrimas y el moco que le resbalaba por la nariz, que ya en esa época era excesivamente larga. El dolor le asfixiaba.

Al cabo de unos latigazos más el cinturón fue lanzado con furia contra la pared. No se atrevió a moverse hasta que el sonido que tanto temía le hizo temblar.  La bragueta de los pantalones del hombre se abrió con rapidez.

-Vas arrepentirte de haber nacido, Severus! – Sus manos largas se apoderaron de su flaco brazo y lo acercó sin esfuerzo aunque el chico pataleaba como un poseso.

-NO… no… quítame las manos de encimaa! – En ese momento no había nada de lo que más se arrepintiese… que de haber nacido.- ALÉJATE!

-ESTÁTE QUIETO MONTÓN DE ESTIÉRCOL!- gritó su padre separando sin piedad sus tobillos.

-Padre…- gimió.

-Yo no soy tu padre, seboso mequetrefe! Lo único que haces es estorbar, ni siquiera puedes ser tan bueno como tu madre! … AJAJA pero en esto eres tan bueno como ella…

Vio entre lágrimas cómo acariciaba el enorme mástil desde la base hasta la punta después de escupir en su mano.  Lo apretó un poco hasta que algunas gotas empezaron a salir.

-Me pones, Severus, ven aquí y chupa!- No habían pasado ni dos segundos cuando las manos soltaron sus tobillos y le cogieron del pelo negro encaminando su cabeza directa al miembro. – Abre la boquita… Como se te ocurra morderme, sarnoso, ya sabes lo que te pasará!

Se movió con fuerza empalando con todo contra la garganta del menor que luchaba a duras penas por no vomitar y coger aire. Podía sentir el asqueroso olor de la virilidad que le repugnaba y que conocía tan bien. Con los ojos cerrados con fuerza apoyó sus manos de las caderas de su padre y su violador.

“?Cómo puedes hacer esto?... Te odio…”

El hombre no se corrió. No supo cómo pero en un momento estaba echado de nuevo y el hombre se posicionaba entre sus delgadas piernas maltratadas.

-Me duele, para…-imploró.

-Sí, es bueno que duela! Para eso te lo hago!- Dijo antes de escupirle en la cara.

Los movimientos fueron rápidos y profundos, como si alguien clavase un puñal una y otra vez en su cuerpo y en su alma, marcándole para siempre.

Recordaba que siempre deseaba una vida mejor cuando vivía con sus padres. No era cuestión de dinero, nunca había sido un hombre materialista. Entonces, un día, surgió la perfecta oportunidad para huir de todo ese sufrimiento y ese dolor. Le aceptaron en Hogwarts. Ésa era la oportunidad de ser feliz, y por fin había llegado!  Lejos de la brutalidad de su padre mugle y su madre indiferente.

Los odiaba, siempre fue así, incluso ahora, veinte y cinco años después ese odio seguía creciendo en su interior.

Suspiró harto de sus recuerdos humillantes. Ahora era un hombre adulto, había aprendido a superar eso, se dijo. Años antes confió en que Lord Voldemort fuese la respuesta a toda la amargura de su vida, pero una vez más se aplicó la ley de Murphy: “Cuando crees que todo es una mierda, ten cierto que aún puede ir peor…”

Harry era el culpable de que pensase  una y otra vez en esas cosas que ya creía olvidadas.

Ese crío es una plaga...” Murmuró para si mismo acomodándose en las sábanas calientes de su cama que curiosamente una vez más le trajeron a la mente la imagen del joven. Olían como él. “Maldita sea…”


*

Los días seguían siendo un completo tedio. Aún teniendo que asistir a las diarias clases de Oclumancia, ellas sólo le ocupaban dos o tres horas. Después, tenía todo el día para vagabundear por el castillo y aburrirse solo.

Se sentó bajo un árbol cerca del lago para descansar un poco de su  habitual paseo por los terrenos de Hogwarts.

Aquel era un día especial, aunque no había ningún motivo para celebrarlo. Nadie parecía darse cuenta…

Ron y Hermione no podían escribirle, el profesor Dumbledore les había pedido que no le mandasen cartas. Podrían interceptarlas y descubrir que se ocultaba en Hogwarts durante el verano. Desde que Lord Voldemort regresara se consideraba más solo que nunca.

Arremangó su camisa blanca y empezó a juntar un montoncito de tierra. Buscó un palo y lo espetó en el centro.

-Incendio!- Cuando la llama surgió roja y viva sus labios esbozaron una sonrisa.- Feliz cumpleaños Harry!

Como siempre que pasaba su cumpleaños solo, una tristeza se adueñó de su corazón. Apagó la improvisada vela con un suspiro audible y se recostó contra el árbol.

-Sr. Potter… ¿No estamos un poco lejos del castillo?

-¿Y qué?- dijo sin molestarse en mirar a la persona.- Aún no estamos en clases, no puede quitarme puntos por ello.

-¿Sigue ignorando las reglas? ¿Acaso se cree tan poderoso como para exponerse de esta forma? Sea un poco modesto!

Harry gruñó algo sin molestarse en levantarse. Sin embargo el profesor caminó un poco más hasta colocarse delante de su campo de visión. No llevaba su larga capa negra como de costumbre, tan solo caminaba con su traje adornado de botones en las mangas pecho y parte inferior de la pierna.

A Harry le pareció un hombre de lo más elegante, su cabello negro no parecía sucio sino brillante a la luz del sol y su nariz desproporcionada considerada aristocrática y con personalidad.

-¿Qué hace?

-Una especie de ritual, aunque no creo que le interese…

-¿Por qué no me acompaña? Yo decidiré si me interesa o no…- Harry obedeció sin rechistar al pedido casi amable del profesor Snape, volviendo a su lado a los aposentos del Slytherin.

El fuego crepitaba y llenaba de vida el interior de la mazmorra. Pasó guardando en el armario algunas hierbas que acababa de recoger del huerto. Se sentó en su silla detrás de su escritorio y Harry se apresuró a sentarse delante.

Cuando el hombre acabó de hacer un gesto suave con la varita un elfo doméstico apareció de la nada.

-Señor, Snape Señor… ¿desea algo? – dijo tan servicial como Dobby. Y a semejanza de él, llevaba un viejo saco de sarga atado al cuerpo.

-Trae todo lo que pedí esta mañana.

-Si, señor.- Contestó y con una suave reverencia se marchó y el pedido apareció sobre la mesa. Harry abrió los ojos como platos. Snape había pedido té, chocolate y una tarta de chocolate con cerezas y nata.

-Feliz aniversario, Sr. Potter.

-Oh… Gracias…- sonrió y se sonrojó. Nunca hubiese esperado semejante detalle de su odioso profesor.- No esperaba que supiese que es mi cumpleaños….

-Bueno, sólo pensé que le gustaría tener pastel en este día.- frunció el ceño.- Debería agradecérselo a los elfos, fueron ellos quienes la prepararon…

Harry dejó escapar una risita y dijo:

-No hace falta que se justifique… ya sabe yo no le contaré a nadie que hemos comido pastel…

El hombre levantó la mirada en busca de una señal de burla pero todo lo que encontró fue al chico concentrado en su chocolate con una sonrisa en los labios. Unos labios rojos como dos fresas y separados, mojados… eran una invitación  al placer. Su cintura pulsó al imaginar que el chico ya no era un niño, sino un joven en pleno desarrollo.

-¿Puedo pedir un deseo?

-No puedo impedirlo. – Harry cerró los ojos y sopló la vela.- Espero que haya pedido algo útil.

-Ajajaj, bueno, ¿le sirvo pastel?- Snape asintió con un suave gesto mientras observaba los gestos despreocupados. Observaba las manos de hada cortar una tajada del pastel.

-¿Qué planeaba tan lejos del castillo?

-La verdad no me di cuenta de que estaba tan lejos. Es que, me siento un poco aburrido, ya sabe, el castillo es tan grande y yo estoy solo. No tengo nada que hacer, así que paseo.

-Y sus sueños, ¿cómo siguen?

-… Bien.

-¿Han desaparecido?

-No.

-¿Remitido un poco quizás?

-No.

-¿Por qué no me avisó de que la poción no estaba funcionando?

-No quise molestarle más…- bajó la mirada tímidamente.  Pasó la mano por el cabello revuelto. Era la viva imagen de su padre, pensó Severus metiendo un trozo de su pastel sobre la lengua.

El dulce parecía derretirse en su boca, hacía años que no comía nada dulce. Quizás, pensó, el azúcar fuese como una poción que afectaba el espíritu. Quizás la falta de él en sus comidas le hubiese convertido en un hombre amargo.

-Dice que está aburrido, ¿ha terminado sus deberes?

-No es eso, es que no hay nadie en el castillo con quien pueda hablar y eso me deprime…

-Esta noche voy a recoger unas plantas, si quiere puede acompañarme.- No se atrevió a mirar al chico, sólo fijó en el fondo de su taza de té mientras le daba un sorbo.

Sonrojándose un poco Harry aceptó y añadió:

-Me gustará ver cómo se recogen las plantas… no me tome a mal, profesor, me refiero a que cada planta tiene su forma de recogerse, ¿verdad? Sino las pociones pueden no surtir efecto…

-Eso es obvio. ¿No se lo ha explicado la profesora Sprout?

-Sí, señor. Pero aún no hemos visto recoger todas las plantas, exactamente porque algunas se recogen por la noche.

-Ah, bien, entonces para mañana quiero un ensayo sobre ello.

-¿Qué? Esto no es su clase de pociones!- rugió Harry indignado.


*

-Vaya con cuidado, no pisotee alguna planta.

La luna seguía brillando, sus rayos atravesaban la oscuridad, tornando plateado el camino del huerto. Qué cliché, pensó Snape, estaba llevándose a Potter al huerto.

Las hierbas crecían libremente dificultando aún más su localización, sin embargo los años de experiencia y sus manos hábiles tantearon de inmediato lo que buscaba.

-¿Qué va a recoger?- interrumpió Harry ajustando las gafas a su rostro.

-Bueno, teniendo en cuenta que es usted un alumno de 5 ya debería saber lo que es esto… acérquese. – Dijo sacudiendo sus pantalones. Tendió la mano donde sujetaba una planta de aspecto velloso y de hojas largas en la base. La flor era blanquecina.- Esto es una Symphytun Officinale.

-Sirve para la poción regeneradora que la Madam Pomfrey utilizó cuando hizo crecer el hueso de mi brazo.

-Exactamente. Las plantas tienen gustos especiales a la hora de ser recogidas. Veamos como ejemplo la Symphytun officinale, debe ser recogida por la noche. Otras sin embargo prefieren algún día específico del año, o las más excéntricas tienen que ser recogidas por un hombre desnudo…

Harry se acercó un poco más aún, para ver qué era lo que su profesor buscaba ahora entre las hierbas. Le vio arrancar algo.

-¿Y esto sabe qué es?- Le metió en la mano una planta de hojas lampiñas, ovales y agudas que desprendían un olor desagradable. Tenía una única flor con los nervios muy marcados de color violáceo en el exterior y amarillo sucio en el interior.

-Si, lo sé. Es Atropa Bella Donna.

-Se utiliza para pociones de dormir como la que usted toma cada noche. Es perfecta para recogerse en cualquier época del año aunque su floración sólo dure los meses de verano. Cuando esta flor se va, quedan unas bayas de color negro, las cuales son muy útiles en muchas otras pociones….

-Profesor…

-¿Hm?

-Gracias.- dijo tímidamente metiendo las manos en la capa negra.

-¿Por?

-Por todo. Quiero decir, por estar portándose tan bien conmigo, siendo amable…- aunque la oscuridad le encubría, Harry supo que la sangre subió a sus mejillas. Severus no contestó. En lugar de eso se encaminó hacía él y con un leve golpecito en su espalda le indicó que era hora de volver al castillo.  

13 comentários :

  1. Va de bien en mejorr jajajaja Estoy deseando que llegue el primer besooo y el primer lemonnn y todo jajajajajaja sube mas sube mas sube mas jajajaj
    besossss

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    1. jajaj XD Sienna estas enganchadaa! Eso no es bueno XD

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  2. Harry hace salir el lado tierno de Snape, me encanto este capi!!! gracias Saito

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  3. Estoy engancha con estos capitulos Saito. Tienes una creatividad y versatilidad increible. Tambien te quiero agradecer por el corto sobre el se~or del cual no se debe de pronunciar su nombre! Lo siento me fui en un viaje. Jajajaj.... Gracias por tus historias Saito. Besos

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  4. Fina. Esta genial el capitulo Saito Felicitaciones, es bueno ver que no se dicen insultos y el detalle del cumpleaños de Harry. Besos, chao

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    1. mm Que quieres decir que no se dicen insultos ? mm Yo creo que si se faltan al respeto un poco jajaj

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  5. Muchas gracias Saito, Me ha hecho mucha gracia lo de llevarle al huerto. Cada vez me va gustando mas la historia, ahora mismo leo el siguiente que se me amontonan los capítulos.
    Besos

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    1. jajaj Xd si es que iban al huerto XD Uf, muchas gracias linda!

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  6. Hola, Saito. Me ha gustado mucho, quién iba a decirme que Snape me iba a dar pena, jajaja. Y ahora que está siendo más amable con Harry incluso empieza a caerme simpático. Pero, hijo, cómo se te ocurre describir tan detalladamente ese pedazo de tarta, ahora se me está haciendo la boca agua y tengo que ir a comer algo dulceee. Mmmmm, qué pena que no hay tarta en casa. Besosss.

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