Sopita de semolín
Con sus pies sobre la mesa del escritorio leía una
revista médica que había birlado del kiosco del hospital. No era robar, era
tomar prestada, sonrió. Luego, cuando acabase la volvería a dejar en el mismo
sitio.
Eran las 23:15 de la noche, la nieve caía
afuera como si fuesen suaves copos de algodón. En la vieja tele de su despacho
ponían un programa estupido al que no prestaba atención.
-House…- Camerón entraba en su despacho. Las luces de los
adornos navideños se reflejaban en su cabello.-¿Qué haces aquí?
-Trabajo.
La chica miró a su alrededor y solo le vio con la mirada
fija en la revista.
-¿Tu? ¿A las 11 de la noche? ¿En pleno invierno y con un
hijo en casa, trabajas?
Él levantó por primera vez la mirada del papel y se quitó
las gafas.
-Es hijo de Wilson.
-Y tuyo!- House frunció el ceño.
- Teóricamente. Ahora lárgate y deja de putearme.
-Teóricamente es hijo de ambos…
-¿Preocupada? Pues mándales aciclovir de regalo. –
Cameron estrechó la mirada.
-¿Aciclovir?
-En realidad estoy evitando la varicela.- Volvió a mirar
la revista medica.
-¿Qué varicela?
-Adam y Wilson… tienen la varicela. Aquí es mas seguro…
La chica cerró los ojos y negó en silencio. House era un
desespero de hombre.
-Buenas noches…- murmuró, se abrochó el abrigo y salió.
House tiró las gafas sobre la mesa y se frotó el mentón
de forma pensativa.
Wilson estaba sentado en el sofá con Adam a su lado.
Separó la manzana de la casca y le dio un trozo al niño que soltó sus juguetes
y empezó a intentar devorar la fruta.
Las manchas de la
varicela parecían pequeños lunares por toda la carita.
-¿Te gustó tu regalo?- preguntó Wilson mirándole tocar
los juguetes con las manos pegajosas de manzana.- Menos mal que se pueden
lavar…
El niño siguió mirando los dibujos de toy story que James
le había puesto en el DVD.
-House debería estar con nosotros… - no terminó de
hablar, el niño miró la puerta y puso el dedo en el oído como si señalase algo.
-Bruuummm…
-¿Si? ¿Es su moto? Que buen oído!- Adam se puso de pie
sobre el sofá y empezó a reírse y a saltar.
House entró en casa y cojeó hasta el sofá de dónde el
bebe le tendía los bracitos.
-Creía que ibas a huir de nosotros de por vida…-murmuró
Wilson dejándole sentarse a su lado con Adam en sus brazos.
El hombre le hizo unos caretos al niño, que se rió
descontrolado antes de decir:
-Debería pero…- sentó al bebe en una rodilla y levantó la
camiseta. James pudo ver unas pequeñas manchas brotar de su piel.
-¿jajjaa… nunca tuviste varicela?
El hombre no dijo nada solo se recostó y empezó a ver la
película con su hijo sobre su rodilla.
FIN
Jajaja, es que me encantan estas historias, le está bien merecido a House por dejarlos a los dos solos. Ya estoy deseando leer la siguiente. Besoss.
ResponderEliminarQue lindo me encanto, es dulce esta parte de House. Gracias por este relatito y por compartirlo
ResponderEliminarJajajaja... es muy difícil escapar de las enfermedades infantiles ;p
ResponderEliminarAcabo de leer las tres historias que has publicado de esta serie y me han sorprendido gratamente. Nunca pensé que a House le pegara lo de ser padre, pero le queda muy bien, consigues que sea tierno, sin perder un ápice de su mordacidad, jeje
Me han encantado.
Besos
adoro La sopita de semolín<3<3<3<3<3, gracias Saito, estaré esperando con ansias el siguiente :D
ResponderEliminarPobre House, es un incomprendido, resulta muy difícil mantener siempre la fachada de cínico cabreado, es un gran esfuerzo, ja, ja. Muy bueno Saito, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias, esta genial la historia. Esperando por mas.
ResponderEliminarBesoss
viento del este, viento del oeste de Pearl S Buck
ResponderEliminarME ENCANTO BESOS
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