CAPITULO Décimo
EL OCHAVO HORCRUX
U
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n té con Albus a las cuatro… No estaba nervioso, pero tampoco podía
concentrarse en su lectura. Su cerebro parecía sincronizado con el reloj en retro
cuenta hasta las cuatro.
Por fin lo inevitable se acercaba. Echó un vistazo rápido a sus pociones
buscando alguna letal… Desechó esa idea al no encontrar ninguna adecuada.
Indolor, rápida y sin antídoto.
El Director le esperaba con el té servido.
-Te gusta sin azúcar, ¿verdad?
-Sí, gracias Albus.
-Jajaja…. Tanto tiempo conociéndonos y siempre te pregunto lo mismo. Ya
sabes lo mucho que me aburre tomar el té solo…
-Sí, aún qué deduzco que esta no sea una corriente invitación para el té.
-En efecto mí querido Severus. Siempre has sido muy observador y eso ha
sido lo que hizo de ti uno de los mejores maestros de pociones de este siglo….
-Deja de hacerme la pelota Albus…- El viejo se limitó a mirarle con cierta
picardía.
-De hecho te he invitado a que te unas a mí en este té para que podamos
hablar de un tema en privado. Muy seguramente ya sabes de lo que hablo…
-No tengo ni idea.- Mintió descaradamente tomando un sorbito de té.
Dumbledore le estudió detenidamente por detrás de sus gafas de media luna.
-El tema es Harry Potter.
-¿Qué le pasa al señor Potter?- dijo sin interés.
-Me he dado cuenta de que últimamente estáis… muy unidos.
-Pasamos mucho tiempo juntos por las clases de Oclumancia.-Le pareció una
buena y diplomática respuesta.
-Sé que Harry se ha convertido en alguien especial para ti… Es por eso que
te he llamado aquí hoy… Hay algo sobre Harry y Voldemort que debes saber. Y el
asunto es muy serio, - Un súbito impulso
protector que no pudo controlar nació en el pecho del hombre más joven:
-¿Ha descubierto algo?- La preocupación era ahora nítida en su tono.
-Sí, ¿recuerdas que te dije que había una sospecha que sabrías a su debido
tiempo?
-Lo recuerdo.- confirmó.
-Bien, cuando empecé a buscar los horcruxes
me pareció que algunas cosas no encajaban en el puzzle y de pronto se me
hizo una idea, cruel y rastrera, pero aun así una idea de algo… Cómo sabes, hay
siete horcruxes que Voldemort utilizó para su alma: El anillo de Slyterin, el
diario de Tom Riddle, la taza de Huffleppuff, un medallón, un objeto de Ravenclaw, el trozo de alma que reside aún en
el cuerpo de propio Voldemort y Nagini…
Entonces me percaté que me faltaba una cosa… un objeto de Gryffindor.
-Pero el objeto de Gryffindor es la espada y está aquí, en Hogwarts. Nunca
ha salido de aquí, es imposible que haya hecho un horcrux con ella.
-Lo es, en efecto… Yo creo que el horcrux de Gryffindor es otra cosa…. Es
Harry Potter.- Snape se paralizó en el instante como si algo le congelase
incluso los pensamientos. – Creo que algo no salió bien, es decir, no fue un
horcrux voluntario… de ahí a que Harry solo haya heredado algunas cosas de la
personalidad de Voldemort.
-¿Cree que el alma de… está fusionada con la de Potter?
-Aún no lo sé, eso es lo que sigo investigando. Cómo sabes la magia negra
tiene muchos lados y aquí no tengo material para mis investigaciones. Estoy
pensando en ocuparme con la orden de los demás horcruxes… mientras iré pensando
en esta situación…. Ah si, recuerda que Harry no debe saber una palabra de
esto.
-No se preocupe, me ocuparé de que todo siga igual.- Ahí estaba una vez más
sirviendo a Dumbledore como una fiel mascota.
-¿Cómo siguen las pesadillas del muchacho?
“Últimamente ha dormido en mis
aposentos y no le doy tiempo de tener pesadillas….”
-Supongo que habrán remitido. El Sr. Potter no me ha vuelto a hablar del
asunto.- Tomó de nuevo la taza de té entre sus dedos y bebió un poquito.
-¿Y las clases de Oclumancia?
-Obtengo resultados muy lentos… Potter es algo… flojo.
-Insístele… Severus, voy a sincerarme contigo y me gustaría que tu hicieses
lo mismo conmigo…- la mirada azul profunda era decidida a desvendar todos los
secretos que Snape se esforzaba por esconder.
-Claro.
-Yo se que pasan cosas…. en este castillo, cosas…. ¿cómo decirlo de una
forma menos impactante? Cosas que no deberían pasar. Digámoslo y dejémoslo así.
¿Qué tienes que decirme al respecto?
Snape suspiró y dijo:
-Hay cosas y comportamientos intolerables Albus, pero a veces uno no puede
mantenerse alejado de la tentación por más que lo intente…. Procuraré que nada
de ello vuelva a repetirse. – Puso su mejor expresión de arrepentimiento.- No
hay excusa que valga.
-Yo no quiero una excusa. Quiero saber lo que tú piensas de lo que está
pasando.
-Pienso que es inaceptable y que nunca debí ceder…
-¿Estás arrepentido?- Severus dudó ante la pregunta. ¿Qué quería
exactamente? ¿Estaba de acuerdo con su relación con Harry? Frunció el ceño y no
contestó. No estaba seguro de que si era una pregunta trampa… suspiró y tomó un
poco de té.
-Quedemos en que nada de esto salga a oídos inconvenientes. No sería bueno
para ninguno de los dos si esto se sabe. Podría tener que expulsaros.
Entonces, los estaba apoyando, ¿no?
-¿Ya han aparecido las tazas de Quidditch?- comentó probando por primera
vez su humeante té de limón.
-No, el Sr. Filtch sigue
interrogando a los alumnos más problemáticos…
*
Cerca del lago parecía que hacía más frío que en cualquier otra parte de
Hogwarts. Se cubrió más con su capa y ajustó la bufanda para que el frío no le
diese en la garganta.
La nieve se derretía un poco en la aurilla del agua. Ya estaba allí sentado
desde la comida y ni siquiera el monstruo del lago se dejó ver.
-Hola!- Harry se sorprendió mucho de oír aquella voz, creía que estaba
solo.
-Hola Ron, ¿qué haces aquí tan temprano? Creía que te quedarías hasta el
final de las vacaciones en casa…- Ron dio un puntapié en una piedrecilla que
voló y quebró la tranquilidad del agua.
-No, me aburría. Ahora Fleur no sale de allí, y es un rollo estar oyéndola
todo el rato con sus manías Franchutes!
-Me alegra que hayas vuelto… por cierto, gracias por el regalo.- Sonrió con
ternura cerrando los ojos por segundos.
-Ah de nada… me ha encantado el tuyo, siempre quise tener un estuche de
coleccionador de pegatinas oficiales de los Chuddley Cannons!
-Jajaja… bueno ahora ya eres incluso miembro oficial, te apunté como socio!
-Uf te habrá costado un pastón…
-Nah, no importa. Me alegra que eso te haya hecho feliz!- añadió Harry
-Sí, siento que mi madre te haya vuelto a mandar el jersey…
-Me ha gustado, este año era azul. Oye, ¿y cómo esta Hermione? No me ha
escrito, ¿la has visto estas vacaciones?
-Prefiero no verla, tampoco.- Bajó la mirada y volvió a golpear la nieve
con la punta de su zapato viejo.
-¿Por qué? La última vez que os vi estabais amigos. ¿Os habéis vuelto a
pelear?
-Sí y no… Ahora solo le interesa Krum y ese estúpido anillo que va a llevar
a la fiesta de noche vieja.
-¿Va a ir a una fiesta?
-Sí, se ha ido a pasar las navidades a Drumstrang, ¿no lo sabías?
-Pues no tenia ni idea…
-Sí, pues que se quede con el idiota ese y su puto anillo.
-Uf, estás celoso Ron.
-Yo no estoy celoso! Estoy molesto porque pasa de nosotros!
-No creo que le seamos indiferentes. Lo que pasa es que Hermione está
haciendo su vida…
-Hermione tiene que hacer su vida en Hogwarts!- dijo casi gritando. Después
se quedaron en silencio unos momentos solo observando la ondulación calmada y
serena de las aguas. Harry no dijo nada, solo esperó a que Ron se calmase.
Sabía que el pelirrojo estaba enamorado y no lo admitía… no admitir el amor era
lo que estaba más de moda en ese castillo, pensó recordando a su precioso y
terco amante.
-Oye- dijo de pronto Ron- ¿Recuerdas ese cacharro de metal dónde siempre
suelo guardar mis plumas?
-¿Te refieres a tu plumero?- Harry dio una risita y añadió- Vale, vale… ya
se cual es el cacharro. ¿Qué pasa con él?
-No se, no está por ninguna parte, creo que me lo han robado.
-Bah, ¿quién robaría un estuche de meter plumas? No creo que nadie sea tan
rancio, a lo mejor lo has perdido. A ver si lo dejaste en tu casa…
-Noo, que va, ahí me di cuenta de que me faltaba y pensé que lo había
dejado aquí… pero ahora lo he buscado y no está.
-Creo que esa historia de Hermione te está afectando…- Ron se enojó.-
Vamos, volvamos adentro, si nos pillan tan lejos del castillo nos castigaran.
*
El sol se ponía muy lejos, detrás de las montañas y los corredores eran
iluminados por las atrochas. Las sombras bailaban como fantasmas. El viento
aullaba en las viejas paredes del castillo. Recordaba su primer año en
Hogwarts… entonces se moría de miedo por cada ruido y sobretodo por el viento
soplando contra las maderas viejas de la puerta de la torre. El mundo mágico
era entonces tan desconocido y fantástico como aterrador.
Bajó interminables peldaños de escaleras hasta llegar a las mazmorras. No
era tarde y Severus estaría en sus aposentos leyendo. Llamó a la puerta y
esperó con paciencia a que alguien le abriese.
-Hola…- rodeó el cuello del anfitrión con sus brazos de niño.
-¿Qué haces aquí?- le apartó suavemente.
-Una visita.- sonrió.
-Creía que ya tendrías alguien con quién entretenerte. ¿No ha llegado
Weasley?
-¿Celoso?- Snape no contestó a la provocación, tan solo le miró de soslayo
y volvió a su sillón. Harry anduvo con total libertad por la habitación y pudo
curiosear aquí y allá las cosas de Severus.
-Me sorprende que hayas llamado esta vez…
-No quiero que te vuelvas a enfadar conmigo… ¿estás mejor?- es pregunta
sorprendió al mago.
-¿De qué?
-Pues no se… de tu irritación por lo de la ropa…- se rió sin preocuparse de
la mirada que le fusilaba.
-Déjame leer.
-Vale, me quedaré aquí mirándote y oyéndote respirar… me gusta.
-Estas como una cabra. – Harry ignoró el insulto y se sentó en un sillón
que arrastró hacía delante de su profesor. Pegó sus ojos al hombre y respiró
profundamente. Podía hacerlo, se dijo, podría invadir y leer su mente.
Su ceño tembló y volvió a inspirar. Era difícil, pero de pronto una imagen
borrosa apareció en su mente: era un chico de pelo negro, tenía casi su misma
edad y caminaba por uno de los pasillos del castillo. Fue un segundo pero lo
vio nítidamente el chico se detenía y suspiraba observando que el símbolo
Gryffindor detonaba de su corbata verte y plateada de los slytherins…
-¿Qué haces?- Snape despegó la nariz del libro, al sentir la invasión.
-Nada…- se ruborizó
-¿Crees que soy tonto?
-No…
-Entonces deja de leerme la mente, no vas a encontrar nada de lo que
buscas.
-Ajaja… Sev ¿y qué es lo que busco?- Snape cerró el libro de sopetón y lo
posó sobre la mesa que tenía al lado.
-Me parece que buscas que les retire puntos a Gryffindor por tu insolencia.
-¿Quién era ese chico? ¿Tú? ¿Qué hacías con una capa de Gryffindor?
-¿Qué haces aquí, Potter?
-Te lo dije, una visita…- se levantó y se metió entre las piernas de su
profesor que se limitó a mirarle.- ¿Y si
te digo que necesito una pócima para dormir?
-¿A eso has venido? Ya te di la última….
-No…- Sonrió pícaro y desabrochó su corbata- …otra pócima… una infalible
que me deja muerto de cansancio.
-Te lo repito, te di la ultima…- Harry se sentó en sus rodillas.
- Te eché de menos…
“Yo también…” Pensó observando a
Harry que lo miró también y se acercó un poco para darle besito en la nariz.
-Esto tiene que acabar.
-Vale…- Respondió sin el mínimo interés y se recostó en el cuerpo del mayor
apoyando su cabeza en su hombro cerquita del cuello que se dispuso a lamer.
Snape ignoró el escalofrío que le erizaba los pelos de los brazos y dijo con
todo el autocontrol que pudo en ese instante:
-Potter!- el chico saltó en sus rodillas- No pienso volver a repetírtelo.
Se acabó.
-¿Cómo que se acabó? ¿Es que no te gusta follarme?
-Esa no es la cuestión.
-Entonces, ¿te gusta?- Snape no contestó- Vale, ya lo veo… yo solo soy un
trozo de carne al que te tiraste…
-Potter, no seas histérico!
-Ayer no te quejaste de que gritase!
-Argh, Lárgate, Fuera!
-Bien!- Salió dando un portazo. – ¿Quién se cree que es? Asqueroso
bastardo! – Una vez más descargó su rabia con un enorme puntapié en uno de los
calderos en la cima de la escalera de piedra y este rebotó contra la pared y
desapareció saltando ruidosamente por los peldaños.
Una figura de cruzó en su camino sin que se lo esperase. Albus Dumbledore
abandonara sus aposentos y se dirigía claramente hacía los aposentos del único
hombre en aquella dirección.
-Profesor…- Bajó la mirada para ocultar el torbellino de emociones que le
torturaban el alma.
-Harry, te estaba buscando… ¿por qué no vienes a mi despacho? Tengo unos
caramelos de limón que te encantarán seguramente…- El viejo se dio la vuelta y
reempezó la caminata hacía su despacho.
-¿Me estaba buscando a mi? Yo creía que venía hablar con el profesor Snape…
-…. ¿dices eso porque te busqué en las mazmorras?
-Sí…
-Bueno, digamos que es sobre eso que quiero charlar contigo…. ¿Te parece
bien que lo hagamos cuando estemos más cómodos?
-Sí.
Por fin, sentados y cómodos en el despacho del director que abría una
pequeña bolsa de cuero rojo y le tendía un caramelo de limón a Harry.
-¿Sabes que una de las cosas que nos concede la vejez es la experiencia y
la capacidad de avaluar los demás sin recurrir a la magia? Es algo así como la magia natural de los
humanos…
Harry metió el caramelo en la boca. Era dulce y amargo al mismo tiempo. Sin
duda uno de los mejores caramelos de Honey Ducks que había probado jamás.
-¿Estabas peleando con el profesor Snape?
-Mmm… no exactamente, no era nada de importante. Solo una diferencia de
opiniones.
-Pues al caldero del pasillo no le pareció eso… Ten cuidado Harry…
-¿A qué se refiere?- dijo con sinceridad, no le parecía que le regañase
porque le hubiese mandado una patada a un caldero. El viejo se recostó más en
su silla.
-Ambos sabemos a qué me refiero… ¿Sabes que ya he hablado de esto con el profesor
Snape?- Harry se quedó mudo.- Te diré exactamente lo que le dije a él: Los dos
podéis ser expulsos de Hogwarts por semejante cosa.
-No puede expulsar al profesor Snape, no ha pasado nada!...
-Harry la inmoralidad es condenable en esta escuela y tú lo sabes. – El
chico se sonrojó, obviamente Dumbledore había leído su mente sin que se diese
cuenta. Snape se lo repetía cada clase, miró sus manos sudadas y temblorosas
como un niño cogido en flagrante robando pastel, no era un buen oclumens. –
Escándalos es lo último que Hogwarts necesita. Este asunto es demasiado grave
para ser ignorado, ¿estamos de acuerdo en eso?
-No. no me parece tan importante quién mete cada uno en su cama… - dijo
insolente. – No me parece que todo el mundo sean viejas celestinas que van de
cama en cama para ver quien está dónde.
De todas formas me parece que si ha pasado algo la culpa ha sido toda
suya.
-¿Cómo dices?
-Usted me encerró a solas con él durante todo el verano, es normal que se
hayan roto barreras y que seamos amigos…
-No hablamos de una simple amistad Harry!- Era la primera vez desde que
habían metido su nombre en el cáliz de fuego que veía a Dumbledore tan
alterado. Se sintió reducido a su insignificancia tal y como entonces. – Si fuese otra la situación me parecería
admirable vuestra capacidad de argumentación… aún qué sigue siendo admirable.
En fin, no voy a extenderme mucho más con este asunto. Creo que también te ha
quedado claro, ¿verdad Harry?
-Sí, señor.- contestó con cierta reluctancia.
-Perfecto.- Le ofreció un caramelo más de limón que Harry rechazó
amablemente antes de salir. La puerta se cerró con un estallido a su espalda.
Todo debía terminar. Severus ya se lo había dicho, de hecho él siempre había
estado huyendo se su insistencia y tenacidad.
Su corazón estaba apretado en su pecho, ahogado por sentimientos mucho más
dolorosos que la frustración o la tristeza. Lo que sentía era la perdida y la
impotencia. Quiso llorar pero no pudo, su garganta se cerraba en un nudo que no
le dejaba ni respirar.
Bajó las escaleras corriendo como un loco. Tenía que sentirle, que
abrazarle. No podía creer que todo tendría que acabar así…
-Severus…- la puerta de su habitación se abrió de sopetón y el niño, su
niño, saltó sobre su cama y lo abrazó con urgencia.
-¿Qué pasa? Te dije que te fueras! – No se percató que ahora Harry
lloraba.- ¿Qué es lo que quieres?
-Nada… solo abrazarte así… sentirte…. Te amo…- sollozó. Snape se quedó
abrazándolo un corto espacio de tiempo, no podía corresponderle…
-Pero yo a ti no te amo.- Solo Merlín supo cuanto le costó decir eso.
-¿Quieres decir que no te importó nada de lo que vivimos?, ¿que yo no te
importó?- Las lagrimas corrían por su rostro al tiempo que negaba moviendo la
cabeza. Colocó una mano en cada mejilla
del mayor y le miró con ansiedad.
Severus consiguió deshacer el nudo que apretaba su garganta y dijo impasible:
- Para tener sexo con alguien no hace falta que haya amor.
-Todo esto, es por Dumbledore, ¿no?- Dijo Harry al cabo de unos momentos en
silencio.
-No, no es por nadie, es que yo no te quiero y quítate de encima! – Durante
unos instantes le miró incrédulo, después cerró el maxilar y apartó la mirada.
Snape tragó saliva, se debatía con dos voces en su interior, la voz de la razón
y la del corazón.
No había nada que pudiese hacer, Dumbledore lo había sentenciado: La
relación debería terminar.
Instintivamente intentó cogerle del brazo pero fue demasiado tarde. Se
quedó allí parado, con el remordimiento rezumbando en su cabeza. Después del
sonido de los pasos de Harry no quedó nada más que el silencio.
No sabía qué era lo más bizarro, si negar el amor que sentía por el bien de
Harry o el hecho de que Harry ignoraba por completo la posibilidad de perderlo
todo por ese amor. Estaba agotado. Apoyó los codos sobre el brazo del sofá y
metió la cabeza entre las manos. Cerró los ojos.
Lo bizarro era que negaba todo el amor por el bien de Harry….
En un lugar de su mente el otro lado de la cuestión apareció. Durante todo
el tiempo, toda su vida solo había conocido el dolor y el sufrimiento, ¿por qué
no podrían probar la felicidad?
*
Snape contemplaba la nieve caer por la ventana. Por lo que podía ver
Hogwarts quedara encubierto por más cinco centímetros que se sumaban a la
anterior nevada. Miró su reloj, marcaba las ocho horas.
Pensó que podría subir y dirigirse al gran comedor para coger un poco el
aire pero detestó la idea de cruzarse con Harry. Mejor dejaría la cena para
otro momento.
En la mañana siguiente empezaría su rutina diaria. Llegaba siempre
demasiado temprano en su opinión, el día de vuelta a clases.
Cogió un poco de whiskey de fuego y
se sentó en su sillón verde de terciopelo.
No podía borrar de su cabeza el rostro de ángel que Harry tenía y como
quedaba aún más guapo, si es que eso era posible, cuando sonreía… no podía ni
mirar el sillón en el que se relajaba, todo le producía memorias obscenas… esas
en las que él y Harry se tocaban, se acariciaban el uno en el otro. Su cintura
vibró con el simple recuerdo.
Intentó disiparlo de su cabeza con un meneo leve. Era imposible, era como
si de repente alguien hubiese inyectado en sus venas una poción afrodisíaca.
Su pene pulsaba entre sus piernas como si fuese un colegial. Bajó el vaso y
lo colocó sobre el bulto que aparecía en sus pantalones negros. Creyó, iluso,
que el frío del whiskey le ablandaría el deseo… Su miembro resaltó más aún
ignorando el razonamiento de su cerebro.
Habría formas de librarse de ese peso tan excitante; podría ducharse con
agua fría o podría probar algo más placentero: uno a uno los botones de su
bragueta ceden mientras mete la ágil mano por el apretado hueco y rodea con sus
dedos su hinchada virilidad. La expuso al aire libertándose de los calzoncillos
igualmente negros.
Con una de las manos se acarició el capullo mojándolo con un poco de
saliva. Cerró los ojos por un minuto y la memoria de Harry subiendo por sus
piernas, sentándose sobre su cintura le hizo temblar.
Era una recordación increíble, su piel suave y firme, morena… Su rostro
brillante su mirada aún más brillante clavada en él… no pudo contener un gemido
ante la obscenidad de la imagen que se siguió: el miembro rosado y empalmado
del chico irguiéndose entre sus pelos oscuros.
Apretó con fuerza la base de su pene y se recostó en el sillón. Podría
dispensar todo el tiempo de su noche en esa fantasía… pensando en ella, en los
detalles que la convertían en algo sucio, perverso y deseado.
Besos, deseaba besos, muchos y rápidos a lo largo de su cuello… su boca
abierta cerca de la suya era lo que imaginaba ahora, desprotegida, caliente y
ávida, mucho más tentadora que lo que
cualquiera pudiese imaginar.
Nunca había imaginado que Harry fuese de la clase de los que hacen ruidos
morbosos mientras es follado… la piel se le eriza al recordar los lamentos
ahogados, los gemidos y suspiros al tiempo que sus testículos marcaban el
compás de los movimientos contra la raja de sus nalgas.
Metió su mano libre bajo su chaqueta y su camisa hasta alcanzar su pezón
derecho, el que apretó con dedos firmes y lo estimuló frotando, imaginando las
manos suaves y pequeñas.
Arqueó un poco la espalda sintiendo el sudor correr sobre su piel. Lamió
los labios secos, primero uno y después el otro antes de aumentar la presión en
la base de su pene.
Oh… Él era un profesor respetado, y un hombre adulto. Creía que podía
manejar la situación sin tener que masturbarse como un colegial pensando en uno
de sus amiguitos de clase….
Bombeó el mástil con manos apretadas. Eso le hizo olvidar el poco
razonamiento coherente que aún
conservaba. Se entregó totalmente a la delicia que le producía imaginar
la boca del joven Gryffindor chupándole la puntita, metiendo la lengua bajo el
prepucio…
Sus caderas acompañaron el ritmo de las manos imponiendo un ritmo más
fuerte y exigente.
Snape respiraba rápidamente soltando pequeños gemidos de éxtasis. Sintió
pulsar su polla, esta vez, cuando subió la mano hasta la punta presionó con fuerza
una de las venas más sensibles antes de volver a bajar por la extensión de
carne. Entonces, se corrió en su propia mano entre discretos gemidos manchando
los pantalones como un adolescente quinceañero.
No le importó, solo se recostó más en el sillón y siguió disfrutando de los
pequeños espasmos que aún recorrían su polla.
“Oh Merlín… Harry Potter me ha
hechizado…”
Fina. Esta muy bueno el capitulo aunque algo triste(Severus tiene razon porque no pueden ser felices). Saito que esta maquiniando tu mente maquiavelica(espero un final feliz), mil gracias por el capitulo, besops, chao
ResponderEliminarYo también espero que esto termine bien, porque la cosa parece difícil. Nos vas a tener en vilo mucho tiempo, seguro, jajaja. Espero que pongas pronto el próximo. Besoss.
ResponderEliminarME ENCANTAAA JAJAJAJAJA, como les haces sufrirr heee jajajajj Espero que todo acabe bien pero que sufran en el camino. de verdad que me encanta espero el proximo con ansiasss muchas graciassssss
ResponderEliminarUn besooo giganteee ^^
Muy buen capítulo, muchas gracias.
ResponderEliminarAll information on songs and artist is from personal knowledge
ResponderEliminarand Last. Actually, the ad featured U2's Original of the Species from the Vertigo: Live From Chicago DVD. There were rumors flying that the duo would be on the line up for the Coachella Festival, but fans were disappointed to learn their name was not on the list.
Also visit my weblog: daft punk random access memories free download
So, what is it that produces Nike Air Max stand out from each of one other
ResponderEliminarsports activities trainers concerning Nike Air Max market.
At the same time, in the same interview, Takaya Imamura stated
that "the story ends here", which has thrown some
fans for a loop. Synchronization Licensing Fee -Also implied as the "Synch Fee",
this is given to marked specialists who are qualified for synchronize
their music to movie.
My weblog random access memories rar free