Amor efecto secundario capitulo 11

Capitulo 11 

Todo llega

House abrió los ojos. Estaba confuso y a la vez extrañado por el silencio en la casa. No oía el secador de pelo ni la vajilla en la cocina… sonrió y se dio la vuelta en la cama esperando encontrar a Wilson dormido.

Suspiró cuando solo encontró un lugar vacío. Al final no había venido a casa.

Se levantó y se vistió lo primero que encontró en su armario, se lavó los dientes, se dio con agua en la cara y salió de casa. Tan solo pasaron 15 minutos desde que se levantó y llegó al hospital.

Cuddy le vio entrar y soltó el montón de carpetas de inmediato para correr tras él.

-House!

-Estoy ocupado…

-Ayer no viniste y ¿hoy estas ocupado? ¿Es que tu te crees que el hospital te paga por andar cojeando por ahí?

-Sí, porque gracias un par de traidoras que me se, cojeo… sino me pagarían por andar…- subrayó la ultima palabra con un tono bastante irónico. La mujer suspiró y se quedó viéndole en silencio como se metía en el ascensor.

Cuando entró en su despacho todo seguía igual, sus 3 subordinados estaban entreteniéndose con cosas inútiles.  Foreman leía una revista médica con un par de meses de antigüedad, chase seguía con su Sudokku y Cameron…

-Levanta el culo de ahí…- fue lo primero que dijo dándole un empujoncito con el bastón. La chica levantó la mirada del ordenador y suspiró dejándole la silla libre de inmediato.

House se sentó y se frotó la pierna con energía. Esa mañana parecía molestarle bastante.

-Tenemos un caso nuevo…

-No me interesa.- contestó Greg con el ceño fruncido de irritación- No voy aceptar ningún caso, y no adelanta que Cuddy rellene el ingreso porque no voy a diagnosticar a nadie.

-¿Y que vamos hacer?- Preguntó Foreman soltando la revista- ¿Quedarnos aquí haciendo el tonto?

-Bueno, tu puedes hacer lo que quieras… hacer el tonto, hacer el negro… yo me voy a bajar unas películas porno de Emule y a ver como sigue mi cuenta de pornotube…- cerró los ojos. El dolor de su pierna se hacia insoportable.

-Me voy a la clínica!- Dijo enfadado. 

-Hey!- Les llamó House y todos le pusieron atención.- ¿Es que los demás no vais acompañar al neurólogo?

Chase y Cameron suspiraron y salieron del despacho sin decir nada. Por fin solo para poder soltar un audible gemido de dolor.

Al cabo de varias horas el dolor empezó a remitir gracias al puñado de pastillas que se tomó. Aún no había visto a Wilson y eso también era un factor que contribuya para su irritado estado de ánimo. Estaba seguro de que estaría encerrado en su despacho, solo tenia que esperar a poder caminar…

Cuando se recuperó decidió ir a molestarlo. Abrió la puerta y pasó sin llamar. Wilson estaba sentado revisando papeles tal y como esperaba.

-Creía que…- empezó sentándose en una silla.

-Tengo trabajo House. ¿De verdad, no podemos hablar luego?- Levantó el rostro dando la impresión de estar muy atareado.

A House no le escapó que tenía los ojos rojos hinchados y con bolsas de cansancio, de pronto parecía haber envejecido unos 10 años.

-El oncólogo maravilla me esta evitando… Me pregunto que me estará ocultando…- Dijo con un tono suspicaz.

-Nada…- Giró los ojos.- Solo tengo mucho trabajo.

-No fuiste a casa, tienes ojos de resaca… ¿Estuviste de juerga y no me invitaste? – comprobó la teoría.

-Por ultima vez, House, no estuve de juerga, no te estoy ignorando, estoy trabajando.- su tono era duro.

-Así que te has dado cuenta que esto, no era lo que realmente querías… - Jugueteó con una goma entre sus largos dedos.

-¿Qué?- Suspiró una vez más.- No! Yo te quiero… Lo siento es que, es que no tengo un muy buen día y…

-Esta bien… ¿Quieres ir a la cafetería? Me vendría bien la compañía de tu cartera…

-Mmm… no tengo hambre pero llévatela- Señaló su chaqueta. House le miró desconfiado y pensativo una vez más. Le atravesó con sus ojos azules unos instantes y se fue sin la cartera ni decir nada más.

Cuddy venia en su dirección en el pasillo.

-Espero que vayas hacía ese lado ahorrándote camino, porque ya estas yendo a la clínica a ocuparte de tus pacientes….

-Pues espera… pero cógete una silla o te saldrán varices….

-House!- La mujer le sujetó por la manga de la camisa- El detective Tritter…

-Quiero que le den a Tritter…

-Ha estado haciéndome preguntas, no se como ayudarte yo…

House le miró un instante y le espetó:

-Yo si, no te metas.

Parecía increíble, pero era verdad, un solo hombre podía destruir el equilibrio de toda una planta del hospital.  Tenía realmente ese don.

Cojeó hasta su despacho. Comer sin Wilson no era divertido.

Entró y se dio con Tritter sentado en su silla. Le dirigió una mueca burlona y retrocedió unos pasos para certificarse de que era su despacho.

-Me parece que este sigue siendo mi despacho…

-Eso parece.- Contestó el hombre sin levantarse.

-Bueno, voy a ser mas claro: levante el culo de mi silla.- Tritter le ignoró y le tendió una carpeta.

-He retirado los cargos. Presente eso en comisaría y podrá recuperar la moto.- House frunció el ceño. Estaba sorprendido, tanto como si acabase de ser golpeado en la cara. 

Levantó una ceja leyendo atentamente los papeles, decía la verdad. Algo no encajaba.

-¿Por qué?

-Mmm digamos que ya he tenido lo que quería.

-¿Terminó de divertirse?- Le miró con mas curiosidad aun. Algo seguía sin encajar, ¿por qué retirar los cargos ahora? ¿Justo antes de poder divertirse con su arresto? – Bien, pues lárguese, tengo más pacientes a los que insultar.

Tritter se levantó.

-¿No está curioso por saber que es lo que yo quería?

-Mmm… no- Mintió- mantengamos el misterio.

El policía soltó una carcajada bastante animada y después con un tono de voz algo sospechoso dijo:

-Yo, y su novio hemos hecho un trato que conviene a ambas partes. Pregúntele lo mucho que se divirtió la noche pasada…

House abrió la boca para decir algo pero su cerebro pensaba demasiado rápido y las palabras murieron en su garganta. Al final todo tenía su explicación.

Se sentó e ignoró el hecho de que Tritter se había marchado. ¿Wilson había pasado la noche con Tritter?...encajaba…

Cuando entró de sopetón en el despacho de Wilson este no hacia nada, solo miraba al vacío con los ojos llenos de lágrimas. House le miró acusador, la rabia crecía dentro de su pecho.

-Así que era eso… - Wilson se limpió los ojos.

-¿El que?

-Que te lo montaste pipa con Tritter mientras me llamabas diciendo que se te había muerto un paciente.- Los ojos de Wilson se abrieron como platos. Su respiración se aceleró, iba tan rápida que por momentos pensó que necesitaría ativan.

-Eso no es cierto!- ¿Cómo lo habría descubierto Greg?

-CALLATE!- prácticamente le gritó.- Tu eras el que quería algodón dulce, romanticismo y no ha tardado ni un día para que la cagases Wilson.

-House, tienes que escuchar que…

-¿Que me has traicionado? Ya lo he oído… Al final va ser que es patológico lo de no poder mantener la polla dentro de los pantalones!- Tenía los ojos inyectados de sangre.

-Solo quería ayudarte, yo te amo!- se levantó de la silla.

-Tienes una llave de mi casa, pásate a recoger cualquier cosa tuya antes de que yo salga del hospital. Deja la llave dentro.

-Greg…

-No quiero que vuelvas a llamarme Greg, no quiero saber nada más de ti.- Se dio la vuelta y cerró la puerta escuchando un sollozo de Wilson. Le escuchó levantarse y abrir la puerta hacia el pasillo.

-House, por favor, escúchame! Tritter vas a quitar los cargos, ya no iras a la cárcel!

-Muy generoso de tu parte, me imagino que habrá sido todo un sacrificio para ti. Era lo único que esperaba de tu parte… nunca esperé algodón dulce pero te dije que la fidelidad era importante… me das asco! Haz lo que te dije.

Se alejó cojeando. Wilson se sintió arrasado recordando esas palabras de house:

“No me vuelvas a preguntar que siento por ti, no esperes algodón dulce, no esperes miel ni regalos de san Valentín, lo único que puedo darte con certeza es mi fidelidad… mientras esto dure no me acostaré con nadie más. ¿Está bien así para ti?”

Obviamente la fidelidad era algo importante para él. Todo su sacrificio de haberse acostado con Tritter había conseguido que House le odiase.

Ambos habían caído en el macabro plan de Tritter. No pudo contener las lágrimas, había visto en la mirada azul de House algo que no había visto nunca: asco, decepción.

Le conocía tan bien como a sus propias manos y eso había sido un adiós.  Se sentó en la silla se su escritorio y se pasó las manos por el rostro. Al parecer todo acababa como en el día en que todo empezó, con una cefalea horrible que amenazaba romperle el cráneo en dos.

Fin