23 de janeiro de 2013

Destinos al viento




Capitulo Uno

Cuando tenía 25 años me enamoré locamente de alguién prohibido…

Todo empezó cuando terminé la universidad y recibí una proposición de trabajo para el Camden General Hospital en Londres. Por supuesto acepté enseguida, nada me ataba a mi ciudad ni a mi país, quería conocer mundo, vivir cosas nuevas.

Mis padres se vieron bastante satisfechos con mi perspectiva de una vida mejor, en aquel entonces el trabajo era muy escaso y la idea de trabajar en el extranjero siempre era muy agradable. 

En Londres opté por alquilar una casa en Camden, sería mucho más cerca del Hospital. Yo daba importancia a esos detalles, era alguien nuevo en un país nuevo y no quería correr riesgos. 

Podía perderme, podían atacarme, podían robarme… Para evitar todas esas opciones que me dejaban sin dormir elegí un barrio tranquilo, un poco carillo pero la gente parecía ser toda decente. 

Era una casa bastante típica de dos pisos, puertas grandes un pequeño jardín delantero, garaje y ventanas en el tejado. Todas las casas de esa calle eran así, en realidad creo que todas las casas de Londres eran así… 

Algunas tenían más protección, habían subido el muro delantero impidiendo que nadie pudiese husmear en sus hogares. 

Yo no necesitaba muros altos, tenía a mi perro, Bob, un labrador negro que me hacía bastante compañía. 

Las primeras semanas fueron difíciles, mi adaptación a la ciudad fue lenta. Echaba demasiado de menos a mi casa, mis padres, mis amigos. Deseaba conocer gente con la que salir, pero yo era extranjero y eso lo dificultaba todo.

Por las tardes salía con Bob, Bobby a pasear hasta el parque más cercano.  Otras veces me entretenía en mi garaje limpiando mi moto. Fue en uno de esos días que limpiaba la moto y Bobby correteaba por el jardín delantero que escuché la voz irritada de una chica y el cerrar violento de una puerta. Me asomé y la vi cerca del los setos que rodeaban su casa, justo delante de la mía.

Era rubia, alta, vestía una chaqueta rosa y una minifalda vaquera. Su expresión era de enfado, ceño fruncido, brazos cruzados sobre el pecho.

Ella me miró, vio a Bobby saltar a mí alrededor como un loco, no pudo contener una sonrisa.

-¿Hola… es tuyo?- dijo cuando cruzó la calle.

-Sí,  es un perro muy bueno, pero muy tonto…- le di unas palmaditas en la cabeza y Bobby me lamió las manos.

-Yo tengo dos, pero son castaños.

-¿Labradores?

-sí… - sonrió.- Oye tú no eres de aquí.- Me sonrojé un poco.

-No, me mudé hace unas tres semanas… pero creo que nunca te había visto.

-Creo que nunca hemos coincidido.- Se agachó para acariciar a Bobby.- ¿Y bueno… como se llamas? – me miró desde abajo y me fijé por primera vez en sus ojos, azules, grandes, expresivos, preciosos.

-¿Ricardo, y tú?

-Rebbeca, pero mis amigos me llaman Beca… - se levantó.- ¿Ricardo es español?

-No, Portugués.- Dije con mi terrible acento ingles.

- Puedo llamarte Richard es más fácil de pronunciar. Puedes llamarme Beca, es más fácil para ti de pronunciar. Jajajja… Yo vivo allí…- señaló la casa de donde la había visto salir momentos antes.

-Perdona no pude evitar escuchar que estabas peleando con alguien.

-No nos peleábamos, son diferentes opiniones.- Sonrió y después dijo en un suspiro:- sí, nos peleábamos, estoy cansada…. WOW, es linda!- dijo acercándose a la moto- ¿es tuya?

-Sí, pero hace un ruido raro, la tendré que llevar a revisar.- La chica caminaba en pequeños círculos apreciando la moto. 

-wow… mi padre tiene un montón de motos, le encantan! Quizás cuando vuelva pueda echarle una ojeada. – dijo pensativa.

-No te molestes, tu padre llegará cansado…

-Jajaja, no llegará hoy, ni mañana, ni pasado mañana... Trabaja en el extranjero, quizás vuelva dentro de dos meses.

-Oh, lo siento.

-No lo hagas.- me cortó y volvió acercarse a mi.- Tengo que irme, creo que ya he agobiado lo suficiente a mi madre por hoy… Bye Richard, Bye Bobby... 

Ella fue la primera amiga que hice, de hecho se convirtió a poco y poco en mi mejor amiga.
Por las tardes después de su colegio venia a mi casa, alquilábamos películas y las veíamos hasta altas horas de la noche.  Todos los días cuando llegaba me decía: “Mi madre se cabreó, hoy tengo que llegar más temprano.” Pero al final siempre era igual, yo me quedaba celando su seguridad viéndola cruzar la calle a las dos de la mañana y meterse en su casa.

Una tarde entró y se sentó en el sofá en silencio. Noté que algo no iba bien.

-¿Qué pasa?

-¿Te acuerdas que te dije que mi padre volvería en dos meses?- Yo pestañeé y me senté a su lado.

-Sí…

-Pues no va a venir!- Gritó.- Le odio, Richard le odio tanto! 

No me atreví a decir nada, durante nuestra amistad me había dado cuenta de que había algo sobre lo que no quería hablar, cosas que no me quería contar y yo nunca la presioné. 

Mi deducción me condujo a la teoría de que su madre era divorciada, y Rebecca veía a su padre tan solo las escasas veces que él decidía venir a Londres.

Apretaba sus puños sobre el regazo mientras que su cabello le escondía el rostro que yo sabía que estaría cubierto de lagrimas.

-Becca quizás le haya surgido algo…- intenté confortarla y en ese momento ella me abrazó.
-No le conoces, no le defiendas… debería estar con su familia! Le echo de menos!

-¿Pero tu padre no está divorciado de tu madre?- pregunté, por primera vez inmiscuyéndome en su vida.

-No.- se separó un poco y me miró. Sus ojos era aun más azules, tenían un brillo cristalino por las lagrimas- Mi padre se fue a L.A a trabajar. Viene de vez en cuando, otras veces voy yo, pero nunca le tengo cerca… 

-Sé cómo te sientes, yo estoy lejos de mi familia, los echo de menos también. Estoy seguro, muy seguro de que te echa igual de menos, pero si no puede venir seguro que tendrá una gran razón…

-Richard…

-No, no le defiendo! Nadie sabe lo mal que me quedaría si mis padres me dijesen que venían y después no lo hiciesen… ¿Tu madre sabe que estas aquí?

-No. En cuanto recibió la noticia se encerró en el baño con una botella de wiskey.- Se pasó la mano por la frente.- Realmente siento todo esto, es que necesitaba hablar con alguien.

-Está bien, no importa! Somos amigos. ¿Te gustaría que hiciésemos mousse de chocolate y después lo comamos en el sofá viendo alguna cosa mala?- Su sonrisa fue pequeña pero sincera. 

El sofá no era pequeño y cada uno se echaba a un lado tocando pies con pies. 

-¿Qué hay de tu novia?- dijo metiéndose una cucharada de chocolate en la boca.

-¿Qué novia?

-La que dejaste en Portugal, la que tienes aquí…

-jajjaja, no hay ninguna…- le empujé los pies con los míos.- ¿Y qué hay de la tuya?

-Jajajjaa, ¿novia? A mí me gusta un tipo.

-A mí también me gustaba uno…- dije.

-Lo sospeché.- murmuró- ¿y qué hay de él?

-Era hetero.- di una carcajada- De momento aun no encontré uno que me guste.

Ella miro al techo de forma pensativa y dijo:

-¿Qué te parece mi hermano?

-¿Tu hermano? ¿No son dos?

-Ya, pero no puedes quedarte los dos, creo que mis padres no soportarían que ambos fuesen gays… ¿cuál te gusta más? 

-jajajjaa Dios, ¡estás loca!

-Sí, eso dicen.- Rebecca jugueteaba con la mouse.- ¡Venga! ¿Cuál te gusta más?

-Me gustan más viejos…

-Púes... Mi padre tiene un amigo gay, quizás debería presentártelo.- Se sentó en el sofá.

-¿Seguro que esta bueno?

-No dije que estaba bueno, dije que era gay…- mojé el dedo en el chocolate y le unté la nariz- Oh!

-¡Si no está bueno no quiero!- protesté y entonces empezamos una guerra de chocolate.
Rebecca era jovial, comprensiva y muy divertida, la clase de amiga a la que uno se apega fácilmente. Tanto que muy pronto empezó a quedarse a dormir en mí casa. Dormíamos juntos como dos niños inocentes, hablando hasta muy tarde, contando cosas de nuestras vidas, cosas divertidas y tristes de nuestra infancia.

-Mi madre siempre decía que nunca me convertiré en una señorita, y creo que tiene razón…

-¿Cómo que no?- protesté robándole la almohada.

-Pues, desde cuando una señorita duerme en la misma cama que su amigo gay?

-Mmm… en la antigua Grecia los eunucos hacían compañía a las damas.- Ella me miró de soslayo.

-No estamos en la antigua Grecia, ni tu estas castrado! 

-Jajaja era un ejemplo!- concordé.

-¿Esta noche va a venir ese amigo de mi padre, porqué no vienes a cenar?

-¿Yo?

-¿Ves a otro eunuco en la habitación?- Rebecca se probaba unos pantalones míos.

-No creo que sea una buena idea…

-Oh venga Richard! Se llama Stephen! Trabajó con mi padre mucho tiempo en la televisión! 

Venga tienes que conocerle!- Tiró de mi chaqueta.

-¿Tu padre trabajó en la televisión?

-Sí, hizo varios programas de televisión… cosas de humor. 

-Oh!

-Probablemente no las conozcas porque son de cuando yo era bebe.- explicó.

-Puede que no las conozca porque yo no veía televisión británica…

-Pero ahora ya eres británico, jajajjaa, casi.- Ahora mi ingles se había desarrollado y mi acento era casi perfecto.

-Ahora trabaja en L.A. hace una serie de televisión. House M.D.

-jajajjaa… ¿oye tú no has bebido no?- me burlé. ¿Cómo iba a ser hija de una estrella de televisión?

-No, ¡créeme!

-jajajajjaa… vale.

- De verdad!- Me sujetó la manga de la camisa y me miró a los ojos.- Hace de House… ¿tú ves la serie?

-No, pero lo he visto por ahí, es el cojo ¿no?

-¡No es cojo!... ¡Hace de cojo!- protestó.

-Vale vale, ¡hace de cojo!- acepté.- ¿Por eso no pudo venir a verte el mes pasado?

-Sí, tenia ruedas de prensa… No te lo dije cuando te conocí porque la gente siempre se hace amiga cuando saben que tienes un padre o un hermano famoso. 

Yo no dije nada, no caería en el cliché que incluso podría parecer falso si le dijese que no sabía quién era. 

Claro que sabia quien era House, tan solo no había sumado 2 + 2. Para mi la gente rica y famosa viviría en sitios ricos y famosos, no en un barrio súper normal, justo delante de mi casa.

-Hiciste bien, además tu padre es el famoso, tú eres humana como yo… jajajjaa- la empujé con la almohada y ella cayó a la cama muerta de risa.  

Y hubo la cena a la que no acudí aunque Rebecca insistió horriblemente que fuese. Vi desde la ventana de mi habitación al amigo de su padre llegar en coche. 

Era grande y rechoncho… era guapo, pero demasiado viejo para mí. 

Durante esa semana vi a Rebecca tan solo dos días, estaba muy contenta me dijo que su padre vendría y quería ayudar a su madre a prepararle unas cosas. Lo comprendí perfectamente, hacía mucho que no veían al hombre y querían consentirlo lo más que pudiesen. 

Supe que había llegado cuando me di cuenta que algunos fotógrafos se plantaban a la esquina de nuestra calle. Sin embargo no le vi a ella ni a nadie durante una semana entera. 

La extrañaba, me divertía mucho con ella y el viernes apareció por mi casa:

-¿Richard?- Me sorprendí al verla entrar.

-¿Cómo has entrado?

-Por el garaje, está abierto…- murmuró atándose el pelo rubio.

-¿Y Bobby te dejó entrar por las buenas?

-¿Querrías que me detuviese?- Dijo sorprendida, sentándose a mi lado en el sofá.

-Noo, pero se supone que debería proteger la casa…!

-Obviamente no es un perro guardián, es un perro holgazán…

-jajajjaa. Sí eso cuando se le mira es evidente…- Bobby jugueteaba con la pelota que hacía ruidos cada vez que la mordía. – Deberé cerrar la puerta, no me puedo fiar de que me avise cuando entre alguien…

-No seas paranoico! No dijo nada porque soy yo, ¿verdad?… ohh ¿verdad?- le acarició las orejas negras.

Suspiré y dije:

-¿Cómo estás?

-¡Feliz!  Pero no me puedo tardar, paso los días charlando con mi padre y contándole cosas, ¡hasta cosas de ti! Jajajjaa.

En ese momento sentí un pinchazo de envidia. Rebecca tenía a su familia y estaba feliz, yo no tenía a nadie allí… Sentí celos de su padre, porque me robaba su compañía. 

-¿De verdad?- murmuré pensativo, sin darle demasiada importancia a lo que me contaba. Empecé a creer que era una persona mala, por en ese momento tener a flote todos los malos sentimientos.  

-Claro, te has convertido en mi mejor amigo! Quiere conocerte… y a Roy…

-¿A ROY? ¿A Tu Roy?- Roy era el chico del que Rebecca se había enamorado. 

-Sí, supongo que quiere ser el padre perfecto los meses que está en casa, pero con eso solo logra atosigarnos…. Aish, me tengo que ir!- me besó la mejilla y volvió a desaparecer. Supuse que se había ido por la puerta del garaje.

En ese momento me apeteció llorar pero en lugar de eso, fui a cerrar la puerta del garaje y me metí en la cama.




8 comentários :

  1. no me gusta leer por capis pero...lo leí jajaja, muy bueno, gracias por compartirlo :D

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    1. Hola, tranquila lo pondré seguido lo tengo terminado. Despúes podré ponerlo también en un archivo ^^
      Muchas gracias por hacer el esfuerzo, jajaja. Besotes!

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  2. Muy buen capítulo, esperaré impaciente la continuación. Muchas gracias.

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    1. Hola! Muchas gracias, espero que te guste por lo menos la mitad que a mi, es mi relato favorito! Muchos besitos!

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  3. Me encanta que hayas empezado con este relato que me gusta mucho. Los personajes están muy logrados, y resultan muy cercanos y la historia se pone cada vez más interesante.

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    1. Sí, y espero ponerlo seguido para que la gente no se aburra de esperar. *-* Gracias!

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  4. Hola Saito! Acabo de leer el capítulo y me ha gustado mucho, me voy directamente a por el segundo, creo que se va a poner muy intereante! Muchas gracias y miles de besoss

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  5. Hola Saito, acabo de descubrir tu blog gracias a Minu.
    Hasta ahora no había leído ningún fic basado en personajes reales, está siendo un muy interesante descubrimiento ;p
    Estoy segura de que me verás por aquí muy a menudo, jeje
    Besos

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