20 de fevereiro de 2013

Destinos al viento capitulo seis



Capitulo Seis

Me costó muchísimo separarme de él. Mi corazón se comprimía en mi pecho a medida que el coche se alejaba y su figura se hacía cada vez más pequeña, a lo lejos…
Lloré.
En el avión a casa intenté reconstruir una y otra vez, mentalmente, la semana en sus brazos. Cuando me sonreía, cuando me besaba, cuando hicimos el amor una y otra vez cayendo rendidos en los brazos uno del otro.
Después de volver de L.A, volví a encontrarme con Stephen, pensé que al menos le debía eso, después de lo que había hecho por mí. Me dijo algo que me dejó trastornado y que confirmaba todas las palabras de amor que Hugh me murmuraba por las noches.
“Hugh nunca me ha dijo que se ha enamorado, nunca me lo dijo cuando estuvo con Emma, nunca me lo dijo cuando se casó… Sin embargo me lo dijo cuando te conoció… ¿Comprendes la magnitud…? ¿Comprendes lo que representas en su vida?”
No sabía si al fin y al cabo estaba preparado para ello.  La respuesta me llegó dos días después en un e-mail que me mandó Stephen. El scan de una página de una revista del corazón:
A Hugh Laurie, el dinero no le da la felicidad. Pese a ser uno de los actores de televisión mejor pagados del mundo (cobra más de 300.000 dólares por episodio), el conocido actor, que encarna a House, ha sido visto varias veces solo, admitió sufrir de una depresión hace unos meses.
Laurie quien ha comenzado a ir al psicólogo, parece haber encontrado otras formas de aliviar su depresión. Hace días se le ha visto en compañía de un joven, identificado según cercanos como Richard (25), con quien ya se le había visto en repetidas ocasiones por la ciudad de residencia del actor en vísperas de navidad.  
El pasado día 30 de marzo se les vio almorzando en un discreto restaurante de Calabasas, Los Angeles del cual no divulgaremos su nombre.
Según testigos llegaron en la motocicleta propiedad de Laurie cerca de las 14,30 hrs  previo a un largo paseo por un parque cercano (fotos en la esquina inferior izquierda). Si bien estos datos no hablan más que de una simple amistad nuestro informante quien trató o al joven muchacho por una alergia asegura que entre ellos traspira mucho más que aquello.

No dio más datos ni su nombre, pero puede asegurar que lo que vio en la residencia del actor despeja todas las dudas de que Hugh Laurie engaña a su mujer por segunda vez con alguien ridículamente más joven. No podemos decir mucho acerca del joven de nacionalidad portuguesa solo podemos asegurar que oficia como Anatomista en el hospital del Camden general y que mantiene esta especie de relación con el actor desde hace varios meses. Se asegura que es un muchacho tranquilo y honesto pero realmente de quien se presta para engañar a una pobre mujer a kilómetros de distancia, traicionar la amistad de la Rebecca Laurie (16) no se le puede llamar honesto. 

Damos todo nuestro apoyo a  Jo Green, la afectada esposa del señor Laurie quien a pesar de la distancia y contrariamente a su esposo se mantiene fiel y a cargo de sus tres hijos mientras él "trabaja", si bien el actor prometió no volver a engáñala, pues recalcamos que ya lo hizo en una ocasión muchos años atrás; aprovecha la lejanía con su mujer para encontrar a alguien más para aliviar la soledad de su lecho y su supuesto estado de depresión.  (En: HeartPoP, Por: Oishii Kami)

Mis ojos se abrieron como platos al ver las fotos… era estúpido, era lo último que me podía pasar… Nos habían fotografiado incluso en el balcón de su apartamento… Por unos segundos al mirar las fotos sentí la nostalgia de estar allí, con él. Después volví a la cruda realidad, me pasé la mano por la frente. ¡Había sido el médico! Estaba segurísimo de ello. 
Cerré el ordenador y entonces otro temor me invadió: ¿Qué le diría a Rebecca cuando lo descubriese?
Eso era algo que siempre me había preocupado, pero ahora con el inminente problema me sentí vacío y sin excusas…
Llamé a Hugh por teléfono.
-Hola…
-Hugh…  Has visto el e-mail de Stephen?
-No… ¿qué e-mail? No puedo tardar al teléfono…- Escuché otras voces y me figuré que estaba en el trabajo.
-Hugh, nos han visto… hay fotografías, ¡hay pruebas!
-…- Un suspiro seguido de silencio.
-¿Hugh? ¿Qué hago?
-Desmentirlo sonaría hipócrita si hay fotos… -suspiré irritado, eso no me ayudaba en mucho.
-¿Qué hago cuando Rebecca se entere!? ¿Y tu mujer!? ¡Es que es muy fácil estar lejos cuando la bomba explote! ¡Pero yo vivo justo delante de tu casa!
-Richard… Jo no va a montar un escándalo.
-¡El escándalo lo montamos tú y yo!...- Intenté controlar mi voz para no gritarle.
-Me hablas como si la culpa la tuviese enteramente yo… que yo sepa no he traicionado a mi mujer yo solo…- Le noté impacientarse.
-No importa de quien es la culpa, lo que importa es lo que vamos hacer ahora…
-Llama a Stephen, tengo que colgar. Te amo.- diciendo esto me colgó el teléfono. Le quise matar en ese instante.
Durante todo el día me quedé encerrado en mi casa. Intenté llamar a Stephen tal y como Hugh me lo había sugerido, pero él no cogía el teléfono.
Cuando Rebecca se enteró y fue a mi casa, entró como un huracán. Sin aliento. Me tiró la revista a la cara y me dijo tan solo:
-Explícame esto. 
 Yo sabía que ella estaba muy enfadada conmigo, aun así intenté que me escuchase.
-Becca…
-¡Me mentiste!- me gritó sin comprender que no podía habérselo contado.- Me mentiste todo el tiempo Richard!
-¿Qué se supone que debería haber hecho? ¿Contártelo?... ¡Rebecca estoy enamorado de tu padre y él de mí!
-¡Cállate!- cerré los puños con fuerza. – No soporto que me mientan…
-¿Si te lo hubiese contado, lo hubieses aceptado?- ella no dijo nada, solo negó con la cabeza en silencio mientras las lagrimas le resbalaban por las mejillas. Yo quería llorar, pero no pude… yo era el traidor.
-¿Alguna vez consideraste las implicaciones de tus actos? ¿Pensaste en mí? ¿En mi madre?
-La he jodido…- intenté explicarme pero Rebecca me fulminó con la mirada.
-No la has jodido, ¡ambos la jodisteis!- Odié sentirme así, me odié por haberla traicionado…- Creo que me arrepentiré de preguntar esto, pero ¿Desde hace cuánto dura esto?
-Desde…- hice cuentas y descubrí que siempre, desde que le había visto me había sentido atraído por él.-…desde que le conocí…
Fui consciente de que no debí haber dicho eso, pero no quería más mentiras.
-¿Realmente fuimos amigos?
-Somos amigos…
-¡No seas hipócrita! No puedes acostarte con mi padre y decirme a la cara cuando lo descubro que somos amigos… ¡No puedes, Richard!
-¡Lo que hice no cambia lo que siento por ti!
-jajajaja… Supongo que ahora sentirás ese amor maternal por mi… pero deja que te diga una cosa, ¡el papel de madrastra no te pega!
-¡Lo de tus padres estaba en el fin!
-¡No estaba en el fin! ¡Tú hiciste que se acabase!… ¡No mereces mi amistad!- Cerré los ojos por un instante, nada de lo que dijese la haría comprender que de verdad le quería.
-No, no me la merezco…
-No te pongas en plan condescendiente. Lo más decente que puedes hacer es largarte de aquí…
-¡Estás loca! Tengo la casa alquilada y aun me queda…
-¡Te daré el dinero!- Dijo prontamente.
-¡No quiero tu dinero! ¿Así que ahora pasamos a eso verdad? Pues ahora es mi turno de decirte que nunca he querido dinero tuyo ni de tu familia…- nos miramos de frente.
-¡A saberse cuantos regalos te ha hecho ya mi padre, es un bobo, se deja deslumbrar por cualquiera!- Sus palabras me hirieron pero me hice de dignidad.
-Tu padre no me ha regalado nunca cosas caras, no me ha regalado joyas ni coches, solo cosas sin importancia.
-Ajajajjaa… ¿y el viaje a L.A? ¿Queda por cuenta de quién?
-Mío. ¿Acaso se te olvida que trabajo?- Rebecca había entrado allí llena de rabia y ahora parecía mucho más furiosa.
-Hazte un poco decente y vete de aquí, no hagas que mi madre sufra el doble teniendo que verte cada día cuando salgas de casa.- Se dio la vuelta y se preparó para salir.
-Becca…
-Rebecca para ti. Ya no somos amigos.- Salió y cerró con fuerza.
Me quedé hecho de hielo, parado delante de la puerta. Me crucé los brazos sintiendo las manos húmedas y las rodillas sin fuerza. Sentí mi orgullo herido, el mismo y secreto orgullo que me hizo creer que nunca nadie lo descubriría y que podría ser feliz con Hugh para siempre. Abrí una botella  y tomé un largo trago, sintiendo el liquido ardiente bajar por mi garganta. Yo nunca bebía, pero aquella noche me convertí en una ridícula imagen.
Llamaron a mi puerta y yo abrí, ebrio, sorbiendo los mocos.
-¿Qué haces tú aquí?- pregunté al ver la enorme figura delante de mi puerta.
-¿Qué haces tú en ese estado?- me aparté un poco de forma a dejarle entrar. Con sus manos enormes me cogió del pulso y me arrastró adentro de mi casa.
-Me emborracho…- Dije, pero eso era obvio cuando alguien me miraba.
 Stephen fijó sus ojos diminutos sobre mí y por un instante me parecieron inquisidores.
-¿Sabes que hizo de ti especial a los ojos de Hugh?- Yo me mordí el labio y negué con la cabeza- Lo distinto que eras de lo que tenía en casa… ¿comprendes lo que te digo?-Volví a llorar y a afirmar con la cabeza- No creo que comprendas nada con mitad de esa botella de whiskey en la sangre… Te haré un café fuerte.
-Yo… no quería que las cosas acabasen así…- tambaleé hasta el sofá y abracé una almohada.
-¡Qué chorradas dices!- Stephen se sentó a mi lado y me quitó la almohada.- ¡Espabila! Hugh te ha llamado un millón de veces hoy, ¿por qué no cogiste el teléfono?
-No puedo… Rebecca ha estado aquí…
-¿Y qué te dijo?
-Qué me fuera, que tuviese la decencia de irme. Lo peor Stephen es que tiene razón. ¡No puedo quedarme aquí!- El hombre me miró y se pasó la mano por los labios soltando un suspiro.
-Quizás debas irte a L.A…
-Ni lo sueñes, ¡estoy borracho, no inconsciente!
-Deberías irte allí hasta que se calmen las cosas. Después podrías volver…- se quitó las gafas y las dejó sobre la mesita. Yo le miraba sorprendido.
-Ah ¿sí? Es que se te olvida un detalle, yo no tengo el dinero que tú o Hugh tenéis, y no pienso dejar que me sustente ni quiero que me pagues nada más…
-En realidad yo no te pagué nada…- dijo en un susurro disimulado.
-El viaje, ¿recuerdas?
-El viaje que hiciste, no lo pagué yo, lo pagó Hugh…- Se me secó la boca.
-No, no… tú me pasaste el cheque.
-El dinero lo depositó Hugh… depositarlo en tu cuenta sería muy sospechoso… y además él sabría que no lo aceptarías…- confesó.
-Bastardo.- gruñí casi ofendido.
-Olvídalo, lo pasaste bien…
-Tan bien que se nos olvidó que no puede tener una vida normal como cualquier persona, ¡ni siquiera puede engañar a su mujer como cualquier otra persona!- protesté levantándome del sofá.
-Oye Richard, tú crees que es duro para ti… no sabes la que se le cae encima a él… Cuantas preguntas sobre su vida personal va a tener que contestar, cuantas ruedas de prensa, cuantos dramas de Jo, la decepción de sus hijos… Hugh lo arriesgó todo por ti…
-Arriesgó, apostó, perdió… nos pasa a todos.
-Lo dices como si no te importase…
-CLARO QUE ME IMPORTA, ¡joder!- Empecé a llorar de nuevo- Me importa… Stephen ¡le amo!...- durante unos minutos me dejó llorar de rodillas en el suelo- Me gustaría tener un amigo como tú, que estuviese en L.A defendiéndome, como tú le defiendes…
-Le defiendo porque le quiero.- Me levantó con un tirón.- Voy hacer ese café…
-Creo que voy hacer lo único que puedo hacer… Volver.- Stephen me miró sorprendido.
-¿Dejarás Londres?
-Sí…- No había pensado en esa decisión hasta ese instante. Entonces supe que era lo mejor que podría hacer, Volver, buscar una buena mujer y casarme.
Me instalé en un apartamento en Lisboa, con Bobby… La ciudad me parecía mucho más calma que Londres, mucho menos oscura, mucho más feliz. Sí, una ciudad llena de falsa felicidad era justo lo que necesitaba para poder volver a empezar…
El escándalo duró varios meses, incluso en mi país decían que yo era parecido con el chico que se había hecho amante del misántropo “doctor House”, Yo sonreía y tan solo decía: Ojalá…
Hugh terminó el rodaje en House M.D y volvió a Inglaterra.
Durante un año el sufrimiento de apenas poder hablarnos por teléfono nos consumía. Su familia le había vuelto a dar una oportunidad y ahora que yo no estaba cerca todo parecía haber vuelto a la normalidad.
Nuestras vidas se construyeron de esa frágil normalidad… viajes a Londres, noches en hoteles, encuentros furtivos… fines de semanas envueltos en una atmósfera de romanticismo… y a todo esto cumplí los 35…
Bobby me dejó después de poco y para poder consolar mi tristeza le pedí que nos encontrásemos. Fue en el Ritz Hotel en Paris…  El hotel demasiado elegante, demasiado pomposo para nuestro propósito, pero sin embargo era uno de los pocos que nos aseguró confidencialidad.
Hugh tenía mucho menos pelo, su barba estaba más blanca pero sus ojos brillaban como en el día en que nos conocimos.
Le abracé, hacían dos meses desde nuestro último encuentro y yo le echaba de menos, echaba de menos el toque de sus labios sobre la piel de mi frente y que sus manos me apretasen así contra su cuerpo. Era como si temiese que nos volviésemos a separar.
-Dios… cada mes que pasa te estás poniendo más viejo…- susurré a su oído.
-Jajajja pronto te saldrán canas también.
-¡Me teñiré!- Le besé la mejilla.
-Oye, siento mucho lo de Bobby…- metió sus dedos entre mi cabello.
-Sí… era mi mejor amigo- Le miré a los ojos para que comprendiese la profundidad de lo que iba a decir a continuación: - era el único testigo de lo que pasó en Londres no fue un sueño… era el único testigo de que, cada vez que estoy contigo no es un cuento de hadas, o que estoy colocado…
-Pues, te buscaremos otro testigo.- Entonces él me besó la mejilla con ternura y nos echamos sobre la lujosa cama doble mirando el techo adornado.
-¿Como está Rebecca?- pregunté. Siempre le preguntaba por ella, siempre me había quedado ese dolor en el pecho por todo el mal que le había hecho. Pero siempre la quise.
-Sigue con sus trabajos. Jo ha terminado unas sesiones más, pero no creo que le resuelva el problema. Volver no hizo que su problema se resolviese… - sus dedos finos de pianista jugueteaban con la lana de mi jersey. – Stephen cree que debí dejarla…
No dije nada, no podía. Decir que sí correría el riesgo de parecer cínico y frío por no importarme lo que ella pasaría, decir que no… era lo mismo que admitir que estaba satisfecho con la vida que teníamos en aquel entonces.
SÍ JODER, debió haberla dejado, debimos haber construido una vida juntos, los dos. Pero ya era demasiado tarde… decía Hugh.
-Sabes… al final Cristina se ha decidido…- comenté apoyando mi rostro en su hombro.
-No quiero saber nada sobre eso Richard.
-¿No quieres saber de mi vida?- Hugh miraba el techo y sus ojos azules reflejaban los adornos, como un par de espejos.
-No es eso… te has apoderado de mi… tu esencia corre por mí como un veneno que cuando hablas de ella me mata lentamente.
Cristina, fue una chica que conocí en el trabajo, me llamaba la atención como me trataba, nada más conocerme, era como si yo le gustase. Y ahora íbamos a casarnos.
-Tú eres casado…
-¡Yo ya era casado cuando nos conocimos!
-¿Y acaso te separaste de Jo, para quedarte conmigo?- Hugh negó en silencio como si quisiese pasar del tema.- No hagas esas caras de indiferencia, como si estuviese diciendo una chorrada, porque sabes que es cierto! Tú tienes familia, y yo estoy solo!
-¡Yo soy tu familia!
-Ahmmm… oye cuando yo tenía 25 años me embaucabas con esas, ahora ya no. No somos familia, ¡somos amantes! – me levanté y le miré directamente a la cara.- Hugh… Te amo. Pero no quiero quedarme solo.
Suspirando de conformidad me atrajo para un beso. Sentí unas cosquillitas recorrerme como en los viejos tiempos, y un deseo inexplicable de perderme entre sus labios.
Hugh me empujó de modo a quedarse sobre mí.
-Puede que te cases… pero eres mío, siempre serás mío.- Sujetó mis manos sobre mi cabeza antes de rozar sus labios en los míos, lentamente, con la lengua…- Mío… mío….
Abrió mis piernas y se acomodó entre ellas para alcanzar más fácilmente mi boca, el contorno de mis orejas y mi cuello.
Suspiré, el deseo fluía por mis venas. Hugh tenía una expresión posesiva en los ojos y la firme intención de hacerme suyo.
Había determinación en sus brazos que me presionaron contra su cuerpo y en sus manos que me bajaron los pantalones hasta las rodillas.
Moví mi cuerpo sensualmente, invitándole, llevándole a la locura. Era una pasión diabólica que me torturó hasta me que tomó con furia y deseo.





9 comentários :

  1. Graciasssssssssssssssss, me encanto jiijiji, Dios como escribes de bien, más cuando puedas. Besossssss

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. Qué dices! escibo normalo, además doy muchos fallos de ortografia! Vosotras soys muy buenas conmigo!

      Eliminar
  2. Ay, pues a mí me ha parecido muy triste, hijo. Espero que no acabe mal, porque ya sabes que a mi me gustan los finales felices...

    ResponderEliminar
    Respostas
    1. mmm mal mal no acaba ya te lo dije, acaba como acaban todas las vidas, a veces bien otras no -.-

      Eliminar
  3. hola saito muchas gracias por el capi nuevo me encanta esta historia!!! pobre richard espero se solucionen las cosas para el, por que hugh no se lo merece...esperare anciosa otro capi besos

    ResponderEliminar
  4. Pobre Hugh, es que también tienen muchas cosas en su contra -.-'
    Estoy seguro de que llegaran a un entendimiento *-*

    ResponderEliminar
  5. Hola, Saito. Estupendo el capitulo, me ha gustado mucho. Espero que puedan solucionar todo de alguna forma y puedan terminar juntos... ¿es mucho pedir? Gracias y miles de besoss

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...