27 de abril de 2013

Harry Potter y el destino inexorable- capitulo segundo




CAPITULO Segundo
COSAS QUE NO TOLERO



S
iguió a Snape atravesando los terrenos de Hogwarts y juntos desaparecieron en la oscuridad de los corredores mal iluminados del castillo.
Durante todo el camino Harry no abrió la boca, sabía que si lo hacía el hombre que lo acompañaba aprovecharía la oportunidad para lanzarle uno más de sus comentarios mordaces.

La verdad es que no se sintió de humor para aguantar las humillaciones que muy seguramente no tardarían en llegar.  Se encaminaban a los aposentos de Snape.

Las paredes de la sombría cámara forradas de piedra gris y las telas alusivas a serpientes no dejaban dudas de que Severus era un Slytterin. En una esquina vislumbró un armario lleno de ingredientes que Snape, con alguna razón, acusara, una vez a Harry de haberlo asaltado. Al fondo detrás de un sillón individual revestido de terciopelo verde podía ver que se encontraba un escritorio  infestado de libros, pergaminos y varias plumas.

Pensando en porqué estaría allí dio un respingo cuando alcanzó oír la voz fría de Snape ordenándole que cerrase la puerta.

-“Incendio” – murmuró el hechicero y las llamas aparecieron en la chimenea. Harry se apresuró a obedecer con la terrible sensación de que se estaba convirtiendo en prisionero.

En silencio Snape se sentó detrás de su escritorio y esperó que Harry se sentase delante de él.

-Siéntate!- acabó por decir controlando su irritación. El chico se quedó mirando cada detalle de sus aposentos.

-Oh!...- exclamó un tanto perdido.

-Muy bien Potter, ¿acaso su brillante poder de observación le ha dicho por qué ha vuelto tan temprano a Hogwarts?

-No, señor. – contestó con un tono malicioso en su voz.
                                                                                                                  
-No use ese tono conmigo! Este podría ser su peor año en Hogwarts! – amenazó Snape.

-¿Como quiere que sepa por qué tuve que volver tan temprano? Como no me lo diga usted… - replicó con furia. Odiaba a ese hombre y aun no se había olvidado de “insuficiente” que le había puesto en sus notas.

-Como quiera, a mi me da igual como pase él año. Bueno, el profesor Dumbledore piensa que deberías recibir clases de Oclumancia y me pidió que te enseñe los secretos de este arte.- Fijó su mirada fría y siniestra en Harry. – Solo espero que seas mejor en ello que en mis clases de Pociones.

-¿Qué es Oclumancia?- preguntó el chico.

-Es un arte antigua. Deriva de la magia de manipulación mental…. ¿Acaso sabes algún ejemplo de esta clase de magia?

-Si, señor. La poción “Veritaserum”, el hechizo “Obliviate”, y la maldición “Imperius”.

-Muy bien. Una vez aprendida este arte podrá bloquear su mente, cerrarla a invasiones externas, como sueños y visiones indeseadas.

Ese arte, concluyó Harry, le dejaría libre de los malos sueños que solía tener cada noche desde mucho antes de que Lord Voldemort regresase.

-¿Y porqué eres tu quien me lo va a enseñar?

-Te recuerdo que sigo siendo tu profesor, Potter! Muéstrame un mínimo de respeto! – Se miraron el uno al otro separados por el escritorio.- El profesor  Dumbledore se rodea de cierto privilegio de poder delegar las tareas menos… agradables. Como muy seguramente te habrás dado cuenta, y no es difícil incluso para ti, de que yo nunca le pediría esta tarea.

-¿Y por qué el profesor Dumbledore cree que necesito estas clases?

-¿Es que nunca escuchas cuando hablo? Creía que habrías heredado algo más que la arrogancia de tu padre!

-¿Quiere saber una cosa, profesor Snape?- dijo levantando  la mirada y adoptando un tono educado.- Si voy a tener esas clases para estar siendo deliberadamente humillado, no las necesito.

-Cuanta petulancia!- Contestó Snape represivamente.- Al profesor Dumbledore le encantará saber que el gran Harry Potter no necesita su ayuda. Si quieres negarte a las clases de Oclumancia, hazlo. De todas formas me parecía una pérdida de tiempo.

-Ni el profesor Dumbledore puede obligarme hacer algo que yo no quiero.- informó Harry

-Entonces veremos hasta cuando lograrás sobrevivir, Harry Potter.- Escuchó su nombre ser escupido con odio. No estaba dispuesto a oír más sarcasmos se levantó y se dio la vuelta.- “Expeliarmus”.- murmuró Snape y al instante el joven fue empujado violentamente contra la pared y su varita cayó al suelo. – “Accio Varita”… Ni siquiera puede estar alerta constantemente, ¿es así como piensa poder defenderse del señor de las Tinieblas?

-Eres un asqueroso traidor!- Harry se dio la vuelta para enfrentarse al profesor. Podía sentir las venas de su sien pulsar de cólera. 

-Le convendría saber que yo puedo leer su mente, y por ello tener ventaja sobre usted.- Le devolvió la varita sosteniendo una mueca cínica.

-Muy bien. Aprenderé Oclumancia.- ladró.

-Mañana después de la comida, aquí. No se retrase, tengo más que hacer que quedarme esperándole!

-Así será.- Dijo Harry desesperado por salir de los aposentos de Snape. El olor fuerte a hierbas que desprendía le aturdía.

Toda la amargura y el resentimiento que de tenía acumulado desde el mes anterior salieron a fuera: La pérdida de su padrino y amigo, la frustración por haber estado encerrado en la casa de los Drusleys sin recibir noticias, la repulsiva novedad de que ahora tendría que soportar al seboso profesor y su típica ironía durante todo lo que restaba del verano. Dio un puntapié a uno de los cajones del pasillo.

Desde que Voldemort asesinara a sus padres su vida era un infierno… debería esforzarse más por hacer algo útil, se dijo.  Esforzarse… eso significaba tener al grasiento humillándole cada dos por tres.

Consideraba que era una buena causa.

Subió a la cama y se cubrió hasta el cuello con las sabanas. La torre de Gryffindor estaba tristemente vacía y sin vida. Solo le restaba esperar que las pesadillas remitiesen por esa noche.


*

Pasó sus largos y finos dedos por su cabello negro y sebáceo. A veces, como ahora, se sentía cansado e incapaz de seguir con las tareas que debería ejecutar. Dejó el vaso de Whisky  de fuego sobre la mesa arrimándose al armario de las pociones.  Les lanzó una ojeada durante un momento hasta que descubrió la que quería y la tomó de un sorbo.

Semanas, pensó, le dolía durante semanas y sin remitir. La marca del señor de las Tinieblas estaba más oscura que nunca.

Le llamaba y hasta que no se presentase no desistiría de hacerlo. 

Apretó el brazo y se sentó en su sillón favorito.

Te lo mereces…” Pensó. “No dudaste en unirte al señor de las Tinieblas, ni siquiera pensaste en todo lo que eso conllevaría. El dolor, el sufrimiento… ¿Ya no somos muy ambiciosos ahora, verdad Severus?

Las imágenes de su última reunión acudieron a su mente.

…Los rasgados ojos de Voldemort miraron en su dirección  ignorando los demás mortifagos. Los dedos de Severus apretaron su capa negra en resignación.

-Severus, acércate.

-Mi señor.- musitó arrodillándose delante del nuevo y renacido Lord Voldemort.

-¿Deseas que te bese?

-Si, mi amo. – Con plena satisfacción cruzando su rostro levantó a su siervo cogiéndole fuerte del pelo. Era suave y negro. Nunca había podido olvidar el toque de ese cabello.

-Dilo.

-Bésame, amo! – Y sin más tardanza el poderoso hechicero acercó su cuerpo y su boca, saboreando por primera vez en doce años el sabor de su siervo favorito.

Los negros ojos de Snape se cerraron por la brusquedad del contacto, sus brazos pendían a cada lado de su cuerpo, inertes.

 La repulsa nació en su estomago haciéndole temblar. Fácilmente ese temblor pudo ser confundido con excitación o deseo.

-Veo que mi ausencia se ha hecho notar. Me parece que estas muy sensible. ¿Qué es lo que más has echado de menos, siervo?- Voldemort solo esperaba oír una cosa, y Severus sabía muy bien cual era.

-Tu polla, mi amo.

-Oh, Severus… Severus…- murmuró una y otra vez. – Tu siempre tan dulce… Ya deberías saber que aborrezco el dulce. Desnúdate!  

Severus tragó saliva ante la orden. Hacían doce años desde el día que creyó que todo parecía haber terminado y ahora el tormento volvía a comenzar.

Con un gesto decidido empezó la tarea de desvestirse delante de todos los mortifagos que se mantenían en silencio rodeándoles en círculo. Siempre era así, siempre era humillado, flagelado, violado delante de todos aquellos hombres de mascaras blancas.

Una noche más la puta de Lord Voldemort regresaba para satisfacer a su amo.

Desnudo y vulnerable se acercó al altar de piedra blanca que ocupaba toda la parte central de la cueva en la que se reunían. Llevado por los viejos hábitos se sujetó a la losa del altar y separó las piernas.

-Muy bien. Hoy y porque quiero celebrar mi regreso, pasaré directamente al asunto. ¿No te parece Severus? – Preguntó arrancando de su cuerpo terriblemente pálido y repleto de venas oscuras, su capa de harapos. Sus dedos me metieron sin ceremonias en el ano de su siervo.- Sigues muy apretado. Uno hasta podría creerse que no has pasado los últimos doce años con una polla de caballo metida en el culo.- Miró de soslayo a Lucius.

No pudo aguantar el dolor y las lágrimas que corrían por su rostro y caían pesadas sobre su tórax eran la prueba de ello.  Entre sollozos vislumbró la serpiente de escamas que era el pene de su Lord. Se movía sola agitándose ante el olor corporal de su victima. Sintió sus piernas separadas más aun, permitiendo espacio a la gruesa y pálida serpiente para que lo penetrase. Así fue, entró sola, profundamente,  silbando y tanteando con su fina lengua.  Su garganta gritó de dolor.

La cintura de su amo se pegó por completo a sus nalgas y entonces supo que el mayor dolor estaba por venir.

Lord Voldemort retrocedió clavando cada una de las escamas de la ondulante serpiente en su interior. Estaba más pálido que nunca. Estaba seguro de que estaba más enfermo que nunca. La sangre manchaba de carmín sus piernas, resbalando hasta sus pies descalzos.

El dolor se repetía una y otra vez, agonizando, a cada movimiento de su cruel amo.

-¿Lo estas disfrutando? – Preguntó con un tono cínico.

-No. Ah…

-¿Y eso porque?

-Duele.

-Eso lo hace más excitante. Si te consuela yo estoy apunto de correrme…- metió su lengua por la oreja de Severus.

Abandonó el vaso de wisky y se dirigió a su habitación.


11 comentários :

  1. OH MI DIOSSSS ... :O ¿Como no quieres que sea impaciente con estos capítulos? Solo pensar en lo que le esta haciendo a Sev me apetece revivirlo y matarlo unas cuentas veces mas, entre terribles sufrimientos.
    Esta superbien escrito jajaja ya espero leer la continuacionnn Un beso y sigue asiii ^^

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    1. jajaj a mi me encanta que Voldy sea malo XD Siempre tiene de haber un malo XD

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  2. Vayaa, qué escena más morbosa, en el altar y con ese pene, jajajaja, me ha gustadooo, tiene ese toque perverso que me gusta...

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  3. completamente de acuerdo con Minu, jodidamente retorcida esta escena con Voldemort!!! gracias Saito, aqui voy a estar sentadita esperando el siguiente capi como buena niña que soy jajajaja
    besos<3

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    1. uh pues espera espera hay muchas cosas retorcidas a lo largo del relato XD Es que mi mente a veces es un poco rara. XD

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  4. Fina. WWWUUUAAAUUU comparto opinon con Minu, Lu Malandro, chico una serpiente y con escamas(que imaginacion), genial Saito, aqui esperando por mas capitulos, Muchas gracias por el capitulo, besos, chao

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    1. jajaj Fina, es que un pene serpìente es lo que mas le pega al lord, además con magia todo es posible. XD

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  5. Muy buen capítulo, muchas gracias.

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  6. Fina. Hola Saito, tienes mucha razon con la magia todo es posible, besos, en espera de mas magia, Que todos pasen una maravillosa semana, besos, chao.

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